viernes. 29.03.2024

En el inicio de la campaña electoral, todos los estudios de opinión dan la victoria al PP y por mayoría absoluta. La principal razón de estos resultados es la gran desmovilización del electorado progresista. Pasividad electoral de los progresistas motivada por dos causas: la decepción frente a la gestión de la crisis del gobierno Zapatero y por la inexistencia de alternativas creíbles desde la izquierda para sacarnos de la peor crisis económica y social que ha sufrido España desde la recuperación de la democracia. Las encuestas también nos dicen que los posibles resultados de la izquierda no socialista, no son para tirar cohetes. Leyendo estos estudios sociológicos se puede sacar la conclusión de que; o motivamos al electorado en lo que queda para las elecciones, o se nos viene encima una marea derechista, ya muy crecida después de que el PP arrasara en las municipales y autonómicas del mes de mayo. No seré yo quien opine sobre lo que tienen que hacer los socialistas. Sólo me atrevo a sugerir que si el presidente Zapatero dejara de tomar decisiones (estoy pensando en la reforma de la Constitución o en la cesión de la base de Rota para el escudo antimisiles de los USA) hasta el 20N, nos hacía un favor a todos, especialmente a su candidato Rubalcaba. Pero sí que quiero opinar sobre la estrategia electoral de las izquierdas verdes y federalistas, independientemente de la combinación electoral con las que se presenten a las elecciones.

Recuperar y ampliar la credibilidad y utilidad de nuestras ofertas electorales es el principal reto. Lo es en todas las elecciones, pero muy especialmente en las del 20N, caracterizadas por una fuerte desafección del electorado de izquierdas. Creo que tenemos suficientes argumentos para devolver la ilusión, y sobre todo para dar esperanzas a aquellos que lo están perdiendo todo por la crisis económica y a tantos que solo ven en la política y los políticos una fuente de problemas y desfachatez.

Nuestro análisis del porqué de esta crisis tan dura y larga es irrefutable. El culpable es el actual sistema neoliberal, que prima la economía especulativa frente a la economía real en un escenario global y desregulado. El diagnóstico socialmente más aceptado, es que mercados y bancos y unos políticos al servicio de sus intereses son los culpables. Lo que se cuestiona más, es nuestra capacidad de dar con el tratamiento adecuado para solucionar esta doble crisis, política y económica.

Las respuestas a la crisis que se están imponiendo son los recortes sociales y una desprendida ayuda para salvar al sistema financiero, uno de los principales responsables de la grave situación económica que atravesamos. Se van adoptando medidas a la cual más dura sin que los ciudadanos, principales victimas de las mismas, puedan expresar su opinión, más allá de participar en las muchas movilizaciones convocadas. Seguramente la reforma-express de la Constitución, pactada entre el PSOE y el PP, es la expresión más clara de estas políticas; recortes y ninguneo ciudadano.

Si tuviera que resumir en dos nuestras propuestas electorales serían: impuestos y participación.

Impuestos; los justos y necesarios y fundamentalmente dirigidos a las prácticas especulativas y antiecológicas. Estoy convencido que sólo con una decidida y firme política fiscal será posible cumplir tres objetivos imprescindibles para poder salir de la crisis. El primero, desincentivar la especulación o como mínimo garantizar un retorno de los movimientos especulativos, por ello nuestro firme compromiso en la reivindicación de una tasa a las transacciones financieras internacionales. El segundo, conseguir recursos para el sostenimiento del gasto social. Y el tercero, presión fiscal para poder estimular la recuperación económica. Hasta hace poco era tabú hablar de impuestos. La patraña interesada de que era contraproducente subir impuestos en medio de una crisis -que solo sigue defendiendo el PP- la ha desmentido, entre otros, Waren Bufett, el hombre más rico del mundo y al que hay que suponer que algo sabe de economía al defender la necesidad de un incremento de impuestos a las grandes fortunas.

Y participación. Proponiendo mecanismos y procesos que garanticen la real participación de la ciudadanía en las principales decisiones políticas. Un mecanismo efectivo y que se practica en muchos países de nuestro entorno son los referéndums vinculantes. Vuelvo a insistir que la reforma de la Constitución se merecía este referéndum. El movimiento del 15M, entre otras muchas cosas, representa un cuestionamiento directo de la rutina democrática que arranca de la transición. No solo hay desafección y desconfianza hacia la política y los políticos sino que también la gente quieren participar. La democracia representativa, lo de solo votar cada 4 años y delegar en los electos la decisión y representación ya no sirve. Es imprescindible que la política española se regenere y renueve, pero ya no es suficiente. Los ciudadanos quieren participar.

ICV cuenta con un programa electoral muy completo pero me atrevería a afirmar que para estas próximas elecciones las dos propuestas de impuestos y participación abordan los dos grandes problemas y retos que tiene hoy España, la salida de la crisis y la recuperación de la confianza hacia la política, ya que sin política será imposible una salida justa socialmente

Impuestos y participación