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NUEVATRIBUNA.ES - 05.11.2009

NUEVATRIBUNA.ES - 05.11.2009

Imaginen la complejidad de negociar el futuro nada menos que de una planta de automóviles. Un largo proceso compuesto de reuniones fallidas, con intermediación de ministros, un acuerdo previo entre los trabajadores... Todo aquel proceso, recién realizado, quedó ayer en nada. Hoy, los trabajadores de Opel en Figueruelas tratan de sobrellevar la "esquizofrénica" sensación de tener que asumir que todo aquello quedó en nada, tras la decisión de General Motors de no vender su filial europea.

En medio de la “incertidumbre”, los trabajadores recuerdan cómo ayer la noticia del cambio de planes de General Motors cayó como una “bomba” en medio de la planta de Zaragoza, en Figueruelas. Lejos queda la reunión del 22 de octubre, cuando el ministro español Miguel Sebastián tuvo que mediar para resolver el fracaso de las reuniones precedentes, y de donde, a pesar de no pintar nada, el fabricante canandiense se marchó con “un papel en el bolsillo” con el futuro escrito para casi un millar de trabajadores.

Imposible salvar a 900 de ellos. Para Sebastián, tras la revocación de la venta a Magna por parte del fabricante estadounidense, aquel acuerdo debe servir ahora de “suelo” en la nueva negociación con General Motors. Se parte de 900 despidos, pactados y aceptados por la plantilla.

"NADA" ENCIMA DE LA MESA

“Todo lo negociado con Magna ha desaparecido”, explica Ana Sánchez. “No tenemos nada encima de la mesa”. En la reunión de ayer, el ministro Sebastián se limitó a “intercambiar sensaciones”. Luego, a las siete y media, partió sin hacer declaraciones a los numerosos medios congregados.

En su cartera, un desconcertado Miguel Sebastián, el ministro español, se marchó portando las reivindicaciones trasladadas en la reunión de ayer, entre las cuales destaca el recelo de los trabajadores hacia el fabricante norteamericano.

Según confirma Ana Sánchez, la secretaria de comité de empresa de la planta, los sindicatos pactaron con Magna entrar en el capital de la empresa. Tomarían un 10 por ciento, en contra de la opinión norteamericana, que no ve con buenos ojos dar entrada en el capital a la plantilla. Sin embargo, ahora son los trabajadores quienes dudan de que esa sea la mejor opción. A los operarios de Figueruelas, no les seduce dejar su dinero en manos de los gestores que llevaron a la empresa "a la situación en la que está", afirma Sánchez. "Y además a fondo perdido", explica.

A diferencia de Magna -un fabricante canadiense de componentes del sector-, los estadounidenses no quieren ceder un 10 por ciento del capital a sus trabajadores, que en Alemania ya participan, sin embargo, en el consejo de administración de la empresa, en cumplimiento de la ley germana.

Esa será una de las cuestiones que General Motors tendrá que resolver en los próximos días. Por lo demás, hasta la fecha, la empresa sólo ha dicho que su reestructuración será "similar" a la que se pactó anteriormente por Magna.

A modo de explicación, General Motors, el fabricante norteamericano que se ha servido de la ayudas públicas para vender automóviles -en forma de ayudas directas a la compra, por ejemplo, en España y otros países-, basó ayer su renovado interés por Opel en la milagrosa recuperación que ha tenido lugar en la venta de automóviles, muy subvencionada por el Estado, en los últimos meses, y en general en la mejora de su salud financiera.

“Los próximos días deben servir”, piden los sindicato, para que General Motors explique cuál es su plan de futuro para Opel, dice Ana Sánchez, la secretaria del comité de Figueruelas y afiliada a Comisiones Obreras.

A QUIEN BENEFICIA

"Yo no sé si puede beneficiar o perjudicar" a Figueruelas, señala Cándido Méndez. Sin embargo, para el secretario general de Ugt, el plan norteamericano “sonaba relativamente mejor” que el planteado por los canadienses.“Era un buen plan industrial”, coincide Sánchez. Y los gestores de General Motors deberían respetarlo, añade.

En Alemania, sin embargo, el cambio de planes de General Motors cayó ayer como una bomba. En las plantas de Bochum y Kaiserslautern y en la belga de Amberes, llamadas a la huelga convocada para hoy mismo jueves. Una “huelga de advertencia” que el gobierno de Merkel apoyó por su lado exigiendo explicaciones a los norteamericanos y reclamando su dinero. Temen que General Motors recupere sus planes iniciales de reestructuración, que contemplaban el cierre de tres plantas en Alemania.

En cambio, en Reino Unido, sus colegas de Unite -el sindicato que afirmó que el nuevo acuerdo es mucho mejor que el de Magna- recibieron con aplausos el cambio de planes norteamericano. En el Reino Unido, Opel emplea a 5.500 personas directas y otras 20.000 indirectos, afirma Unite.

Mientras tanto, en Estados Unidos, la dirección de General Motors se limitó ayer a comunicar su cambio de parecer y prometió que presentará en breve plazo al gobierno alemán un plan de reestructuración para Opel. Se necesitarán 3.000 millones de euros, adelantó.

Por último, desde Detroit , el vicepresidente de la marca norteamericana, que se ha encargado personalmente de negociar la reestructuración de Opel, John Smith, dio pocos detalles sobre sus planes. En cualquier caso, comportan 10.000 despidos, como bien se encargó de recordar, a repartir entre las distintas plantas de Opel en el mundo.

Esquizofrenia en Figueruelas tras el cambio de planes de General Motors