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NUEVATRIBUNA.ES - 17.06.2010

A la fuerza ahorcan. La crisis económica ha obligado a Europa a estrechar lazos en torno a un objetivo, el ahorro. Este destino quedará plasmado pronto en las nuevas tablas de la ley: un reformado pacto de estabilidad y crecimiento (PEC), que verá la luz el próximo otoño. "Enviamos un mensaje muy claro", exclamó hoy el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. "Reducimos nuestras deudas, estabilizamos nuestros presupuestos, sin reducir el crecimiento". En su reunión de hoy, el Consejo avanzó en ese camino, que incluye sanciones para los incumplidores.

Vigilancia. Sanciones. Disciplina. Todo es poco para convencer a los mercados de que Europa tiene futuro. La zona monetaria única, el euro, debe afrontar su propio stress test, aunque en vivo, sin anestesia, y en plena crisis. No habrá segundas oportunidades. La cosa es muy seria y la Unión Europea se va alineando sin dudarlo tras el objetivo común de trasmitir confianza. “Haremos todas las reformas precisas”, subrayó hoy de nuevo en Bruselas el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, en su última comparecencia como presidente de turno del Consejo Europeo, donde se presentó con la última reforma, la laboral, bajo el brazo.

En Bruselas, los líderes europeos han decidido desoír la propuesta alternativa en la salida de la crisis. Desde las filas de la izquierda española, mientras se prepara la huelga del próximo 29 de septiembre, se recuerda el ejemplo de Estados Unidos y Gran Bretaña, países que han decidido tomarse con más calma el déficit y postergar su reducción. Entre los partidarios de esta idea, los sindicatos españoles han convencido a sus colegas europeos para celebrar una protesta en toda la Unión Europea el mismo día 29 de septiembre. Allí se pedirá a los líderes europeos que den prioridad al crecimiento y no sólo al déficit.

Volviendo a Bruselas, pronto la nueva ortodoxia quedará reflejada en un reformado pacto de estabilidad y crecimiento (PEC), cuyo articulado se prevé definitivo el próximo mes de octubre. Allí quedarán recogidas propuestas como la que obliga a los países a comprometerse a fondo con la estabilidad hasta el punto de plasmar en ley ese compromiso. Pero eso no es todo. El control de la deuda y del déficit es sólo un paso en un movimiento acompasado, que incluye nuevos requisitos. La competitividad figura en el frontispicio del nuevo edificio europeo. Y los Gobiernos deberán dar cuentas de ella en el nuevo PEC, y no sólo de la deuda y el déficit, como hasta ahora. La tragedia griega ha sembrado de dudas el bolsillo de Europa, el euro. Por eso la UE afina incansable una orquesta donde juegan instrumentos tan distintos como España, Suecia, Alemania, Grecia.

OBJETIVOS PRIORITARIOS

A empellones, Europa avanza hacia una nueva gobernanza. Ahora, como siempre, la batuta reside en las alemanas manos de Merkel, o en las de los mercados, según se mire. Estabilidad y confianza es el lema que repite la partitura que pretenden interpretar los Veintisiete, que hoy también avanzaron en su estrategia económica para la próxima década, donde dos nuevos objetivos relucen junto a viejos conocidos. Se pretende reducir un 16 por ciento el número de pobres que habitan en la Unión. Y dar más peso a las energías renovables y a la eficiencia energética. También se quiere aumentar la proporción de personas empleadas. Y más gasto en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), así como reducir la contaminación provocada por el CO2.

Islandia, por último, estará pronto, -“si los islandeses quieren”, afirmó Durao Barroso- en la Unión Europea. Por su parte, Estonia entrará en 2011 en el euro. Una estrategia de ahorro la de la Unión Europea que no pillará desprevenidos a los islandeses, quebrados desde hace meses, cuando sus bancos tuvieron que desmontar el chiringuito especulativo. ¿Someterán también a sus bancos al stress test?

Encadenados al ahorro