viernes. 19.04.2024
PARA FRENAR EL CONTAGIO DE LA CRISIS DE DEUDA GRIEGA

El Eurogrupo descarta la tasa bancaria para financiar a Grecia

El plan prevé flexibilizar el fondo para que dé créditos preventivos y recapitalice bancos. La contribución de la banca se orquestaría mediante un programa de canje o renovación de los bonos griegos.

Los dirigentes de la eurozona están dispuestos a dar nuevas y amplias competencias al fondo de rescate financiero para evitar el contagio y ayudar a Grecia a superar su crisis de la deuda, según el borrador de conclusiones de la cumbre de emergencia celebrada el jueves en Bruselas.

Los jefes de Estado y de Gobierno se reunieron después de que el Banco Central Europeo modificara su postura y señalara que ahora estaría dispuesto a aceptar un impago selectivo por parte de Grecia como parte de una respuesta a la crisis que implicaría la recompra de bonos y un intercambio de deuda pero no nuevos impuestos a la banca.

Existía un amplio temor a que la crisis de la deuda en Europa acabara ampliándose a economías más grandes, como España e Italia. Grecia, Portugal e Irlanda ya han recibido un rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

El borrador del comunicado final muestra que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés) por primera vez podrá ayudar a los estados con préstamos preventivos, podrá recapitalizar bancos e intervenir en el mercado secundario de bonos.

"Para mejorar la eficacia del EFSF y tratar el contagio, acordamos aumentar la flexibilidad del EFSF", dice el texto, destacando tres pasos clave a los que hasta ahora se había opuesto Alemania.

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, fraguaron una posición común sobre un segundo rescate a Grecia en unas conversaciones de madrugada en Berlín junto con el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet.

"Creo que podremos sellar un nuevo programa para Grecia. Esta es una señal importante. Y con este programa queremos atajar los problemas desde la raíz", dijo Merkel a los periodistas al llegar a Bruselas.

El ministro holandés de Finanzas, Jan Kees de Jager, dijo que un impago selectivo o a corto plazo para Grecia, a lo que se oponía el BCE, era ahora una posibilidad. "La demanda para impedir un impago selectivo se ha retirado", dijo al Parlamento holandés.

En cuanto al presidente de los ministros de Finanzas de los 17 países con la moneda única, Jean-Claude Juncker, dijo a la prensa: "Nunca se puede excluir esa posibilidad, pero se debería hacer cualquier cosa para evitarla".

Según el borrador, los vencimientos de los créditos de la eurozona a los tres países rescatados se extenderían de 7,5 años a 15, y el tipo de interés se recortaría de entre el 4,5 y el 5,8 por ciento actual a alrededor del 3,5 por ciento.

El EFSF podría conceder préstamos a los Estados antes de esperar a que queden fuera de la financiación en el mercado, y recapitalizar a los bancos por medio de préstamos a los gobiernos, incluso aunque no estén en un programa de asistencia de la UE y el FMI. También se le permitiría por primera vez acudir al mercado secundario de bonos, sujeto a un análisis del BCE que admitiera "circunstancias excepcionales" y una decisión unánime.

Alemania había bloqueado todas estas medidas cuando la Comisión Europea las propuso en febrero, en un momento en el que la crisis era menos grave que ahora.

Estos poderes más amplios del fondo de rescate servirían para evitar o minimizar un contagio en el mercado en caso de un impago temporal por parte de Grecia.

En una aparente concesión a la nueva disposición de Merkel de aceptar estos pasos, Sarkozy retiró la petición francesa de un impuesto a los bancos para ayudar a financiar un nuevo rescate a Grecia.

También se esperaba que los dirigentes prometieran un "Plan Marshall" de inversión pública europea para ayudar a revivir la economía griega, inmersa en una profunda recesión ante las draconianas medidas de austeridad establecidas por la UE y el FMI.

Los 115.000 millones de euros del segundo rescate griego provendrían de una mayor financiación oficial del fondo de rescate europeo, pero también del FMI y una contribución de los tenedores de bonos privados, así como de las privatizaciones de activos griegos.

Los dirigentes afirmaron que su doble objetivo es tanto hacer la deuda del país heleno más sostenible como evitar un contagio que envenenara el acceso a los mercados de bonos de otros países de la eurozona. Este nuevo rescate se sumaría a los 110.000 millones de euros del primer plan, aprobado hace un año.

Preocupados por el impacto sobre los mercados financieros y temerosos de la ira de sus propios contribuyentes, los gobiernos de la eurozona han tenido problemas durante semanas para acordar los principales aspectos del plan, sobre todo la contribución del sector privado.

Los nuevos poderes del EFSF tendrían que ser ratificados por los parlamentos nacionales, y podrían encontrarse con la oposición de críticos en Alemania, Holanda y Finlandia.

Es muy poco probable que la cumbre del jueves suponga la resolución completa de la crisis, como la propia Merkel admitió esta semana. Un segundo rescate simplemente mantendría a Grecia a flote durante unos meses más antes de que se tenga que adoptar una decisión más dura para reducir más su deuda.

Muchos economistas creen que la única salida a la crisis a largo plazo podría ser una mayor integración de las políticas fiscales nacionales, por ejemplo con una garantía común para los bonos, o emitiendo un bono conjunto para la eurozona con el que financiar a todos los países, lo que ha sido rechazado de plano por Alemania.

El Eurogrupo descarta la tasa bancaria para financiar a Grecia