viernes. 19.04.2024
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Con una remodelación impositiva, se podría recaudar más y por supuesto cumplir con los compromisos adquiridos con los socios europeos sin aumentar la desigualdad imperante en España

El gobierno que se formará este fin de semana ya tiene deberes encima de la mesa. Bruselas ya ha enviado un mensaje urgente a España: debe hacer un ajuste por valor de 5.500 millones de euros para rebajar el déficit del 3,6% previsto por el gobierno hasta el 3,1% en 2017. En esta tesitura, el Ejecutivo tiene dos opciones sobre la mesa: o seguir con la dinámica de parches que ha venido poniendo en los últimos años o apostar por una reforma fiscal integral que permita recaudar esa cifra sin poner (más) en peligro el estado del bienestar. Y ello sin contar con que la opción fuera por una mayor reducción del gasto, con la repercusión que ello tendría en el día a día de muchas familias.

Hay que tener en cuenta que, aunque la previsión gubernamental es que la recaudación tributaria suba este año, lo cierto es que entre enero y septiembre se redujo un 1,3% respecto del mismo periodo del año anterior. Mención aparte merece el Impuesto de Sociedades, cuyos ingresos cayeron cerca de un 25%. En este campo, el gobierno ya ha intentado poner freno con la recuperación del pago mínimo a cuenta del tributo. Con esta nueva improvisación, el gobierno espera adelantar la recaudación en unos 8.300 millones este año. Pero hay que tener en cuenta que se trata de un mero ajuste contable, porque lo que se adelante este año se perderá el próximo, cuando las compañías hagan la declaración y este importe les sea devuelto.

De este modo, todo parece indicar que esos 5.500 millones procederán de nuevo del ‘cinturón’ de las clases media y más desfavorecida. Es decir, se les volverá a pedir que se lo vuelvan a apretar ante posibles nuevos recortes del gasto social y, posiblemente, nuevas subidas impositivas. Si bien, hay una forma mucho más benévola de hacerlo con la sociedad y con el propio sistema económico: poniendo en marcha una reforma fiscal plena.

Si el gobierno se afana en reciclar el sistema tributario y ajustarlo a la realidad de la mayoría de los españoles, podría convertirlo en más justo y equitativo, de modo que pagasen más impuestos los que más tienen y que la presión fiscal no recayese en las rentas medias-bajas, como ocurre actualmente. El sistema fiscal tiene que asegurar que los ingresos se distribuyan de una manera equitativa, algo que a día de hoy no se está haciendo.

Con una remodelación impositiva, se podría recaudar más –nivelando el tipo medio efectivo de pymes y grandes empresas, acabando con la dualidad del IRPF, poniendo coto a las SICAV, gravando la riqueza, etc.- y por supuesto cumplir con los compromisos adquiridos con los socios europeos sin aumentar la desigualdad imperante en España. Además, debería acompañarse de un plan realista y eficaz de lucha contra el fraude, una lacra que lleva a los ciudadanos pagar una media de 2.000 euros más cada año en impuestos, cuando un plan efectivo permitiría recaudar hasta 40.000 millones a medio plazo, ocho veces más de lo que ahora nos reclama Bruselas.


Contesta Carlos Cruzado,

Presidente de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA)

¿Cómo debería hacerse el ajuste de 5.500 millones que pide Bruselas a España?