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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS | 1.2.2009

Ha sido la edición más oscura del Foro Económico de Davos, o al menos así lo ha reconocido su fundador, Klaus Schwab. Los líderes mundiales han abandonado la localidad suiza en medio del pesimismo generalizado y de las llamadas de atención sobre posibles reacciones sociales violentas a las consecuencias de la crisis y el temor a un resurgimiento del proteccionismo y del nacionalismo.

La ausencia de soluciones es el caldo de cultivo ideal para el “sálvese quien pueda” que han tratado de conjurar dirigentes políticos y expertos económicos durante una semana de debates. De ahí que muchos de ellos, como la ministra de Economía, Finanzas y Empleo francesa, Christine Lagarde, hayan hecho un especial hincapié en que los líderes deben esforzarse por convencer a los contribuyentes de que sus impuestos deben servir para recatar al mercado global, al comercio libre y a las empresas internacionales y no sólo beneficiar a sus propios países.

La canciller alemana Angela Merkel ha llegado a proponer la creación de un Consejo Económico de Naciones Unidas, similar al Consejo de Seguridad, pero para supervisar los mercados. También ha apelado a la adopción de una carta económica global post-crisis basada en una economía sostenible, tomando como modelo la economía social de mercado alemana una vez constatado el fracaso del capitalismo anglosajón. El primer ministro británico, Gordon Brown, ha insistido en que sólo medidas coordinadas internacionalmente pueden dar resultado en los intentos que realizan los gobiernos para salir de la crisis financiera y económica.

Y para ayudar a los países que no pueden aplicar planes de expansión financiera, las economías emergentes que no están en los orígenes de la crisis pero que van a sufrir igualmente sus consecuencias, se propone recapitalizar instituciones financieras globales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Como contrapunto a los análisis negativos, el Foro Económico de Davos tiene puestas muchas esperanzas en la reunión que el G-20 mantendrá en Londres a comienzos de abril, en la que se deberá definir el esqueleto del nuevo sistema financiero global. Y además, mira con unas expectativas exageradas a la Casa Blanca, confiando en que Obama encarne el nuevo liderazgo que nos saque a todos de la tremenda crisis en la que nos encontramos.

Davos se cierra sin una sola solución y miedo a 50.000.000 parados