jueves. 28.03.2024

El segundo trimestre siempre ha destacado como el momento del año donde mayor es la tasa de incremento de la ocupación. Este año, sin embargo, como ocurrió en el 2009, se ha destruido empleo lo que vaticina un año nefasto (el Gobierno prevé que se destruyan 630.000 empleos pero en dos trimestres llevamos ya una pérdida de 390.200 empleos). Los datos constatan, además, que todo no se debe a la herencia recibida: la reforma laboral y las medidas que se están adoptando no favorecen la recuperación económica, ni permitirán que se cree empleo ni en el corto, ni en el medio plazo, por el contrario, ahondarán en la recesión y el paro, incrementarán las desigualdades y empobrecerán a la población. Es una inmoralidad reducir las prestaciones de los desempleados en un contexto de destrucción de empleo y con el 13,3% de los hogares con todos sus miembros en paro, mientras se apela a la sensibilidad de las medidas. Hasta la reforma laboral había un 10% de trabajadores afectados por expedientes no pactados, ahora la proporción alcanza al 76%. Por todo ello, No vamos a parar, hasta frenar esta política ineficaz e injusta, que nos lleva a la ruina.

Los datos de la Encuesta de Población Activa referentes al segundo trimestre del año 2012, hechos públicos oficialmente hoy por el INE, recogen un aumento de 53.600 parados (un 1%) respecto al trimestre anterior, lo que eleva el total de desempleados hasta los 5.693.100. Esto sitúa la tasa de paro en el 24,6%, 0,2 puntos más respecto al primer trimestre de 2012, y 3,7 puntos por encima de la recogida hace un año. Además, la población ocupada cae en 15.900 personas, lo que supone un descenso del 0,1% respecto al trimestre anterior y de un 4,8% frente al segundo trimestre de 2011.

En este segundo trimestre del año, la población activa aumenta en 37.600 personas, aunque al distinguir por sexos, se produce una recuperación en la masculina (del 0,3%), y un estancamiento de la población femenina, en términos trimestrales. En términos interanuales, sin embargo, continúa la tendencia de caída de la población activa masculina (un 0,7%) y aumento de la femenina (un 0,6%), aunque a menor ritmo.

El número de ocupados cae en un 0,1% respecto al primer trimestre de 2012, siendo la caída en términos interanuales de un 4,8%, confirmando de nuevo los destructivos efectos de la reforma laboral, a los que se suman las políticas de recorte de gastos y reducción del déficit público. En este segundo trimestre del año y a pesar de la reforma laboral, no hay creación de empleo indefinido (sólo hay 4.400 asalariados indefinidos más que a comienzos del año), mientras continúa la destrucción de empleo temporal (con una caída del 0,5%), situándose la tasa de temporalidad en un 23,7%, lo que supone una reducción de una décima respecto al trimestre anterior. En términos interanuales, cae el número de asalariados indefinidos en un 3,5% y el de los temporales en un 12,7%.

Frente al trimestre anterior, desciende el número de ocupados a tiempo completo, en 110.200 personas, incrementándose, por el contrario, el empleo a tiempo parcial (con un aumento de 94.300 personas, repartidas a partes iguales entre hombres y mujeres). La disminución de los ocupados a tiempo completo se produce tanto entre hombres como entre mujeres, aunque es mayor en el primer caso (una caída del 0,9%).

Por sectores, la mayor destrucción de empleo, en términos relativos, se concentra en la agricultura (con un 5,7% de ocupados menos que en el primer trimestre), seguida de la industria (con una caída del 0,9%). La construcción recupera un 0,5% de ocupados (aunque en términos interanuales recoge una caída del 16,5%). En el sector servicios hay apenas un 0,3% más de ocupados que en el trimestre anterior, y un 3,7 por ciento menos si la comparación es con el año 2011).

Con todos estos datos, el número de desempleados aumenta en 53.600 personas, lo que sitúa la tasa de desempleo en el 24,6%. En este trimestre el número de desempleados aumenta en todos los grupos de edad (3,9% entre los jóvenes y 4,5% entre los mayores de 55 años) y entre los hombres (un 2,3%), especialmente, los españoles, pues entre los extranjeros se produce una disminución del número de desempleados, tanto hombres como mujeres (de un 3,6% y un 5,9% respectivamente), en buena medida por el abandono del mercado de trabajo español (cae la población activa extranjera, masculina y femenina).

A pesar de aumentar la tasa de paro masculina (medio punto respecto al trimestre anterior) y reducirse la femenina (en dos décimas), sigue por debajo de la tasa de paro de las mujeres, en el 24,7%. La tasa de paro juvenil se eleva ya al 53,3% de la población activa de los menores de 25 años, coincidiendo además con la incorporación de jóvenes al mercado de trabajo, como sucede en los trimestres centrales del año (la población activa juvenil ha aumentado un 1,4% respecto al primer trimestre).

El dilatado tiempo que los parados llevan buscando un empleo eleva la tasa de paro de larga duración hasta el 12,9% de la población activa, es decir, más de la mitad de los desempleados (el 52,2%) lleva más de un año en esa situación.

El número de hogares en los que todos sus miembros en activo se encuentran en desempleo, aumenta en 9.300, y se instala en 1.737.600 hogares en esta situación, un 0,5% más que en el trimestre anterior, y un 27,1% más que hace un año.

Conclusiones

Aunque a priori los datos parezcan buenos, el segundo trimestre del año siempre ha sido un trimestre de creación de empleo en términos trimestrales (salvo en el segundo trimestre de 2009). Siempre ha destacado como el momento del año donde mayor es la tasa de incremento de la ocupación. En este año, sin embargo, como en el 2009 (recordemos que fue el peor año de la primera parte de la crisis que seguimos viviendo), se ha destruido empleo. Esto no vaticina nada bueno para el conjunto del año, pues este segundo trimestre es el que marca la tendencia del conjunto. Luego estamos hablando de un año de destrucción de empleo, nuevamente, y según todo apunta, la destrucción de empleo será mayor de la anunciada por el Gobierno, a la vista de las últimas medidas adoptadas y la crítica situación de nuestra economía (el Gobierno prevé 630.000 empleos equivalentes a tiempo competo destruidos, mientras en los dos mejores trimestres llevamos ya una pérdida de 390.200, de empleos en total).

Porque las medidas adoptadas no favorecen la recuperación económica, ni tampoco se prevé que se pueda crear empleo ni a corto ni a medio plazo, sino todo lo contrario, a la vista de la EPA hoy conocida.

El segundo trimestre de 2012, enteramente bajo mandato del Gobierno actual, refleja el despropósito de las políticas de este Gobierno, que no son las adecuadas para hacer remontar la economía ni, mucho menos, el empleo.

Tras las primeras repercusiones de la reforma laboral, en forma de mayor destrucción de empleo en el primer trimestre del año, en este segundo se añaden las medidas de la mal llamada austeridad que el Gobierno implanta sin ton ni son. Y que se harán más visibles en la EPA del tercer trimestre, cuando entre en vigor, entre otras, el aumento del IVA.

Porque si además se recortan las posibilidades de consumo de los ciudadanos (reduciendo los salarios de los empleados públicos, destruyendo empleo y eliminando o reduciendo prestaciones por desempleo), la recuperación cada vez está más lejana.

El aumento en la contratación que la reforma laboral pretendía no se produce por la recesión económica en la que continuamos profundizando, según ha avanzado el Banco de España.

Claramente entonces no todo se debe a la herencia recibida, sino al tipo de políticas que se están llevando a cabo en toda la Unión Europea, con especial intensidad en nuestro país, cuyo único objetivo pretende el ajuste de las cuentas públicas, reduciendo gastos para lograr el déficit establecido como límite en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Desde que este Gobierno tomara posesión todas las actuaciones de política económica han ido encaminadas a lograr ese objetivo, sin considerar que para poder reducir el déficit también hay que ingresar, y no hay ingresos si no hay actividad económica. Es imposible que se alcancen los objetivos establecidos únicamente con políticas de recorte y eliminación del Estado del Bienestar. El Estado del bienestar no es insostenible porque sea un lujo: es una necesidad para que el crecimiento económico (cuando se recupere) se base en la solidaridad, en la equidad y en la justicia social. Destruir el Estado del Bienestar, como lo está haciendo el Gobierno, es sentar las bases de una sociedad más desigual, con mayor riesgo de pobreza, con una mayor precarización, y con menores posibilidades de recuperación y crecimiento a largo plazo.

Los últimos datos de Expedientes de Regulación de Empleo ya avanzaban lo que hoy se confirma en la EPA: ha aumentado en un 53% el número de trabajadores afectados por ERE entre enero y mayo respecto al mismo periodo del año anterior, registrándose un incremento en todos los tipos, tanto de extinción, como suspensión y reducción de jornada. Lo que llama la atención sobremanera es el cambio de tornas en la forma de alcanzar los EREs: hasta la reforma laboral (febrero de este año) la proporción era de 10% de trabajadores afectados por expedientes no pactados. Ahora, esa proporción alcanza al 76% de los trabajadores.

Por tanto, no sólo se sigue destruyendo empleo, a un ritmo más elevado debido a la recaída incesante de la actividad económica, sino que se hace en peores condiciones para los trabajadores. Y las condiciones para los que no ven destruido su puesto de trabajo, pero sí modificado (reducción o suspensión) también se depauperan.

¿Qué medidas habría que tomar? Si el objetivo de la política económica es favorecer las condiciones para el crecimiento y desarrollo económicos, así como la cohesión social y la protección de la ciudadanía, las medidas han de encaminarse a estimular la actividad económica favoreciendo el mantenimiento y la creación de empleo con un mínimo de calidad. No podemos seguir destruyendo empleo y eliminando la calidad de los trabajos, porque los trabajadores, además, somos consumidores. El motor de la economía española ha estado siempre en la demanda nacional, no podemos pensar que, aunque el sector exterior mejore, sea el que nos saque de la situación en la que nos encontramos. Puede servir de estímulo, de arranque, pero no tiene capacidad para tirar de toda la economía. Y menos si nuestro principal destino (Europa) se encamina a una mayor recesión (como ya avanzaban los datos del Reino Unido conocidos esta semana).

No se puede abandonar a los que han perdido su puesto de trabajo y, por el continuo empeoramiento de la situación económica, no pueden encontrar un empleo. No es que no lo busquen, es que no lo hay. Reducir las prestaciones de los desempleados en un contexto de destrucción de empleo y con el 13,3% de los hogares con activos donde todos sus miembros están en paro, mientras se apela a la sensibilidad de las medidas, es una inmoralidad.

Por eso, por un cambio en las políticas económicas, porque sí hay otras posibilidades, no vamos a parar. En septiembre, las organizaciones que hemos participado en la Cumbre Social celebrada en Madrid el 25 de julio, nos proponemos intensificar la movilización social y democrática para hacerla más contundente y masiva, para decir NO a tanta injusticia.

Datos EPA: Valoración UGT