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NUEVATRIBUNA.ES - 05.10.2009

El índice de confianza del consumidor cayó en septiembre tras seis meses de subidas sin pausa. La publicación de la encuesta del ICO coincide en el tiempo con otra noticia de índole muy distinta pero que nos sirve para situar el papel de España en el mundo, como es la llegada de diecisiete embarcaciones, cargadas con 183 inmigrantes magrebíes, que este domingo intentaron desembarcar en las costas del primer mundo y para ser más exactos en las playas del Mediterráneo español.

Dicho esto, y, si bien es cierto que la economía española no mira al sur sino al norte, conviene señalar, además del contraste entre cómo nos vemos y cómo nos ven (desde ese Sur tan similar hace sólo cinco o seis décadas a nuestro país), el momento en que, tanto la encuesta del ICO, como el resto de consultas aparecidas hoy en la prensa, reflejan la caída de confianza de la ciudadanía en este Gobierno.

Aunque ha podido estar influida por la publicación de informes negativos que avalan la tesis de que España saldrá más tarde de la crisis, la encuesta refleja un llamativo contraste entre la visión ciudadana y las continuas llamadas al optimismo por parte del Ejecutivo.

Lejos de percibir el aroma de unos brotes todavía demasiado verdes, la encuesta del ICO, que indica una reducción de 9,2 puntos en la confianza del consumidor español hasta los 70,3 puntos, y una caída también en las expectativas, refleja además dos factores muy concretos que muestran el grado de atención con que los ciudadanos siguen la información económica desde el inicio de la crisis.

En lugar de limitarse sólo al empleo, cuyas perspectivas también caen -8,5 puntos en septiembre-, los ‘consumidores’ perciben ahora además en mayor medida el riesgo de un repunte de los precios, y expresan su temor, no sólo ante este posible repunte inflacionista, sino también ante una más que probable subida de los tipos de interés, que los economistas dan por hecha a medio plazo, y que pondría a miles de familias españolas en el disparadero, vía hipotecas.

En este sentido, llama la atención la propuesta del ex ministro socialista Jordi Sevilla que hoy pidió un pacto entre el Gobierno y el PP que favorezca la salida de la crisis. Este pacto, en torno a un compromiso de estabilidad presupuestaria, serviría para que España pudiera endeudarse y afrontar la salida del bache sin “obsesionarse” con el déficit. Sin entrar a valorar la propuesta del ex ministro… ¿habrá leído qué piensa el PP sobre el déficit?

Cuando la confianza se llama hipoteca