jueves. 28.03.2024
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Resolución de Izquierda Abierta | El Estado ha perdido 11.839 millones de euros al vender Catalunya Banc al BBVA. La cifra es algo menor que los recortes a educación y sanidad, que hasta 2013 sumaban la cantidad de 13.800 millones. Esta operación ruinosa para el erario público es una muestra más de la política económica llevada a cabo en defensa de los intereses privados frente a los derechos sociales. Los ciudadanos no solamente soportan con sus impuestos el rescate de las entidades financieras, resultado de la crisis bancaria sino que además sufren la agresión que se estállevando a cabo contra el Estado del bienestar y los derechos de ciudadanía. 

Con esta operación se pone en cuestión las afirmaciones hechas reiteradamente, por el presidente de gobierno y ministro de economía y competitividad, de que al final el rescate de las cajas de ahorro y bancos no iba a costar nada al ciudadano pues con la venta se recuperaría lo que se había anticipado de fondos públicos. El engaño ha quedado claramente puesto de manifiesto con esta operación de venta. Se refuerza, además, con ello el poder de la gran banca que se aprovecha de un saneamiento realizado con fondos públicos para comprar más barato de lo que ha costado el rescate de esta entidad financiera, con el fin de aumentar su tamaño y conseguir reforzar el oligopolio en un mercado caracterizado cada vez más, con la ayuda estatal, por la progresiva concentración y centralización de capital.

Catalunya Banc es fruto de la fusión de Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa el 7 de junio de 2011 consecuencia de decisiones políticas que se tomaron para resolver la crisis de gran parte de las cajas de ahorro. Las fusiones que fueron en bastantes ocasiones forzadas por decisiones políticas, pues no respondieron a criterios económicos, ha sido un verdadero fracaso y estáteniendo unos costes excesivamente elevados, agravando la crisis, lo que se podía haber evitado con otras formas de llevar a cabo el saneamiento de las enfermas entidades financieras.

Se ha terminado, por si fuera poco, con unas instituciones que tienen siglos de vida, alguna de ellas más de trescientos años, y que eran muy apreciadas por los españoles, como indica que en 2007 mantenían el 57% de los depósitos y del 49,3% en concesión de créditos sobre el conjunto. Se ha dado también por finalizado la obra social que las cajas tenían la obligación estatutaria de desempeñar. Aunque no siempre estos fondos se dedicaron en su totalidad a actividades sociales y culturales no cabe duda de que en este ámbito se hizo una labor considerable, que recibiótambién la aceptación de los ciudadanos, y que ahora ha quedado sin atender. La desaparición de las cajas de ahorro es una pérdida para la sociedad, pero sobre todo para el ahorro popular, que no se puede evaluar solamente en términos de coste económico, sino que tiene consecuencias sociales mucho más profundas. 

Se tiene que exigir que todas las entidades bancarias y cajas de ahorro que han sido rescatadas y saneadas con fondos públicos sean nacionalizadas. De lo contrario no solamente se transfieren recursos públicos al sector privado, fundamentalmente a las grandes corporaciones, sino que se vuelve a perder otro tren en la historia reciente, porque con actuaciones de esta naturaleza lo que se consigue es despojar al Estado de instrumentos de política económica necesarios para combatir las crisis con mayores grados de eficacia, crear empleo y apoyar proyectos en inversión productiva, innovación, investigación y sostenibilidad del medio ambiente. 

El Estado queda, ante tanta privatización, indefenso y a merced de los mercados financieros globales

El discurso dominante utiliza, sin embargo, contra la posible nacionalización, diversos argumentos entre los que se encuentra el que la crisis financiera en España ha sido de las cajas de ahorro y no de los bancos y se atribuye esto a la gestión. En el primer caso se considera que ha sido mala, por no tener las cajas de ahorro dueños y como consecuencia los gestores no se responsabilizan ante nadie. En el segundo caso ha sido buena por tener dueño al que hay que rendir cuentas. Esta argumentación no tiene ninguna base sólida en la que sustentarse. En primer lugar, porque no todas las cajas han sufrido un descalabro económico como es el caso de La Caixa, IberCaja, BBK, y Unicaja. En segundo lugar, porque, como se ha dicho anteriormente, las cajas tienen siglos de existencia y han funcionado en épocas difíciles de crisis, subdesarrollo económico y precariedad diversa.

Es más la crisis, desatada a finales de los setenta y principios de los ochenta del siglo pasado en nuestro país, afectóa cantidad de bancos y apenas a unas pocas cajas. De modo que no solamente no fueron arrastradas por la situación adversa sino que supusieron un baluarte. Fue una crisis de los bancos y no de las cajas, no como ahora que ha sido al revés. Las causas, de que esto haya sido así, tiene explicaciones más complejas que la que se achaca a la gestión, aunque hay que aceptar que síque ha tenido gran responsabilidad de lo acontecido, no es la única razón que se puede encontrar para entender lo sucedido.    

Por último, señalar, que la crisis financiera se inicióen Estados Unidos por la banca privada y se extendióa varios países europeos cuyo sistema bancario estuvo a punto de irse al traste si no llega a ser por las intervenciones de los gobiernos. Todos los bancos británicos, islandeses, alemanes, belgas y holandeses eran privados. Por el contrario se pueden encontrar ejemplos de buen funcionamiento de la banca pública.

La economía española ha tenido experiencias de banca pública, de manera que a finales de los setenta suponía algo más del 20% del crédito total. En lugar de reforzar este área de lo público con los bancos privados que hubo que rescatar, la expropiación de Rumasa, y la intervención del Banesto, se hizo lo contrario: privatizar todo lo público, cuyas consecuencias se están pagando ahora.

Ahora bien, una banca pública eficiente requiere autonomía de gestión sin clientelismos políticos, aunque se sigan directrices de los representantes del pueblo español, cuyas inversiones no siempre tienen que responder a criterios de beneficio sino también de rentabilidad social. Un requisito indispensable que se requiere es que la gestión estéen manos de profesionales, y no caer en el capitalismo de amigos y casino.

Catalunya Banc: paradigma de la defensa de los intereses privados frente a los derechos...