jueves. 28.03.2024
ECONOMISTAS FRENTE A LA CRISIS

Cambios en la gobernanza económica del euro tras las elecciones alemanas

Por Manuel de la Rocha Vázquez | En medio de la grave crisis económica que vive Europa, muchos países esperan que el gobierno alemán dé un impulso a los importantes temas que están en la agenda Europea y que se han visto ralentizados, si no paralizados completamente.

Evolución económica general en la zona Euro

En el último año la situación económica en la UE y en particular en la Eurozona se ha estabilizado. El riesgo de una ruptura del Euro ha disminuido de manera notable, gracias especialmente a la intervención decisiva del BCE en el verano del 2012, cuando se decidió por fin a actuar y tomar todas las medidas ¨que sean necesarias para salvar al Euro¨, en palabras de Mario Draghi. Se puso en marcha entonces el programa “outright monetary transactions”, que perme compras ilimitadas de bonos soberanos de países en situación difícil.

El anuncio del BCE ha calmado a los mercados y provocado bajadas notables de las primas de riesgo en varios de los países periféricos, especialmente en España, e Irlanda, algo en Portugal, algo menos en Grecia y en Italia han vuelto a subir con la inestabilidad política de ese país.

Entre tanto, la recesión en la Eurozona parece que ha tocado suelo, aunque los países periféricos, incluido España, continúan o bien en recesión o en una situación extremadamente frágil y el desempleo sigue siendo un problema social de primera magnitud. El crecimiento potencial es todavía demasiado bajo en estos países, debido a problemas de baja productividad y poblaciones envejecidas. Aunque la Eurozona salga técnicamente de la recesión en 2014, el crecimiento real parece que continuará por debajo del 1% en los próximos años, lo cual implicará altas tasas de desempleo en un buen número de países.

Algunas reformas estructurales se han llevado a cabo en varios países del Euro, pero sobre todo se ha producido bastante ajuste fiscal. Aunque el ritmo de reducción del déficit se ha suavizado, continúa teniendo efectos contractivos, y su impacto se amplifica en los países periféricos por la sequía de crédito dado que los bancos continúan su proceso de desapalancamiento, vendiendo activos y reduciendo sus carteras de préstamos. Lo peor es que pese al ajuste los niveles de deuda pública y privada continúan en niveles muy altos y siguen creciendo en porcentaje del PIB, debido en buena medida al tímido crecimiento. En España está a punto de alcanzar el 100% del PIB. Ello significa que el problema de la sustentabilidad de la deuda para varios países no se ha resuelto. El problema griego sigue sin resolverse y pese a las tremendas medidas de ajuste que han sido impuestas, su deuda pública sigue sin estabilizarse. Es muy posible que el país heleno necesite un nuevo rescate antes de que acabe el año.

En varios países periféricos se ha producido una cierta devaluación interna (muy pronunciada en España, Portugal, Grecia e Irlanda, aunque no tanto en Italia, ni en Francia), mejorando algo los saldos de las balanzas externas. Sin embargo, la deflación salarial no ha logrado revertir completamente la perdida de competitividad de muchos países y las mejoras en las balanzas externas son más cíclicas que estructurales. La recesión en los países periféricos ha provocado el desplome de las importaciones, pero los menores costes laborales unitarios no han impulsado suficientemente las exportaciones -con la excepción quizás de España -tan necesarias en un contexto de débil demanda interna. Las mejoras de competitividad se ven muy limitadas por un tipo de cambio demasiado fuerte con respecto al dólar.

El principal problema de fondo es que los progresos para lograr la culminación de la Unión Económica y Monetaria, que corrigan los errores de diseño del Euro siguen siendo extremandamente lentos. Establecer los llamados cuatro pilares de la UEM, la unión bancaria, fiscal, económica y política, se presenta como algo absolutamente necesario para prevenir una crisis futura y garantizar la viabilidad de largo plazo del Euro.

La agenda económica Europea tras las elecciones alemanas

En medio de la grave crisis económica que vive Europa y en particular la Eurozona, muchos países esperan que pasadas las elecciones, el gobierno alemán dé un impulso a los importantes temas que están en la agenda Europea y que se han visto ralentizados, si no paralizados completamente. Sin embargo, todo apunta a que los cambios sean tímidos.

Hasta ahora, la actitud de Merkel y su gobierno en la crisis del Euro ha sido bastante defensiva, dilatoria y a menudo errática. Pese a ello, la realidad es que en los últimos años se han tomado medidas que constituían un anatema para Alemania, como la idea del rescate de países, o la reestructuración de deudas soberanas, como la griega. Ciertamente se han tomado estas medidas y otras que han permitido salvar la unión monetaria, pero quedan lejos de la creación de una gobernanza europea robusta y eficaz capaz de prevenir futuras crisis. Se ha diseñado una hoja de ruta hacia una mayor gobernanza europea, basada en los cuatro pilares de Van Rompuy, la Unión Bancaria, Unión Fiscal, Unión Económica y Unión Política. Sin embargo, la puesta en marcha va muy lenta y se han producido incluso retrocesos provocados fundamentalmente por Alemania.

Si finalmente se concreta la entrada del SPD en el gobierno de coalición, podría suponer un ligero cambio en la política alemana hacia el euro, seguramente una mayor flexibilidad en los plazos de reducción del déficit, que por otro lado ya se ha producido en Europa en este año, y un mayor énfasis en políticas de crecimiento y estimulo a la demanda nacional en Alemania. Es de esperar que el SPD impulsara el establecimiento de un salario mínimo, algo que ha defendido durante la campaña y que sería beneficioso para toda Europa.

Sería deseable que una vez pasadas las elecciones en Alemania se pueda avanzar rápidamente en la puesta en marcha de la Unión Bancaria. La creación de un supervisor único, y un mecanismo de resolución centralizado con capacidad de liquidar bancos y apoyado por un fondo europeo, es crítico para romper el vinculo vicioso entre deudas soberanas y crisis bancarias y acabar con la fragmentación de los mercados financieros en la Eurozona. Pero existen divergencias sobre cómo debe hacerse y quién debe tomar las decisiones. Entre tanto, el BCE va a lanzar este otoño una nueva ronda de evaluaciones de la calidad de los balances de unos 130 bancos de la Eurozona. Los bancos que no logren superarlos deberán ser recapitalizados, y para ello será necesario que el Mecanismo de Estabilización Europeo, el MEDE esté listo para actuar y recapitalizar bancos directamente. Si bien el Eurogrupo aprobó la posible recapitalización directa de bancos por el MEDE con un tope de 60.000 millones de Euros, no está claro que los mecanismos estén en pie cuando concluyan los exámenes a los bancos.

Por otro lado en otoño se sabrá la decisión del Tribunal Constitucional Alemán de Kalrsuhe sobre el programa del BCE que podría prohibir la compra ilimitada de deuda pública en el mercado secundario tras la petición de un país y bajo un programa de condicionalidad (OMT). La mayoría de los analistas germanos espera que el Tribunal de el visto bueno al OMT, pero es posible que imponga condiciones para su aplicación práctica.

Otro aspecto esencial que se tendrá que resolver seguramente antes de fin de año será la cuestión del nuevo programa de rescate para Grecia. Es muy posible que el país Heleno necesite más dinero para hacer frente a los próximos vencimientos. Una vez pasadas las elecciones es posible que Merkel se muestre más flexible a la posibilidad de un nuevo rescate, aunque el gobierno alemán endurezca las condiciones. Una opción no descartable completamente es un reconocimiento de que el tamaño actual de la deuda pública griega es simplemente insostenible y se acabe aceptando algún tipo de reestructuración de deuda.

En el medio plazo, la Unión Europea debe lograr aumentar su presupuesto y contar con recursos propios muy superiores al cerca del 1% del PIB de la EU, con los que cuenta actualmente. Si esto es importante para la Unión en su conjunto, lo es aún más para la Eurozona que no cuenta con un presupuesto propio para enfrentarse a crisis económicas asimétricas al interior de la unión monetaria. Además, la profundización de la gobernanza económica del Euro europea debe conllevar la introducción de algún tipo de mutualización de deuda, como eurobonos o euroletras. Hasta ahora Alemania se ha negado drásticamente a esta posibilidad pese a que su puesta en marcha ayudaría mucho a mejorar los problemas de financiación de varios países de la periferia y supondría un enorme avance hacia una unión fiscal. El debate que parecía muerto en 2012 revivió en marzo pasado cuando el Parlamento Europeo logró arrancar de la Comisión la creación de un grupo de estudio sobre un Fondo de Amortización de Deuda (que abarcaría todas las deudas de los países de la eurozona que superen el límite del 60% del PIB establecido en el Tratado de Maastricht), y cuyas conclusiones deben de estar listas para marzo del 2013. El fondo de amortización fue propuesto por primera vez en 2011 por el Consejo Alemán de Expertos Económicos que asesora a la propia Canciller Merkel. Si finalmente se forma una gran coalición de CDU/CSU y SPD, podría reaparecer la cuestión de la reducción de la deuda y la creación de un fondo para ese fin.

Por último, es esencial reforzar la dimensión social de la unión monetaria que ha recibido mínima atención desde el comienzo de la crisis y fue prácticamente marginada por el Presidente Van Rompuy en su hoja de ruta para una verdadera Unión Económica y Monetaria. La integración económica europea no puede basarse exclusivamente en su pilar económico y monetario como hasta ahora, si no que debe completarse con una unión social para preservar unos mínimos derechos comunes a todos los ciudadanos y el mantenimiento del modelo social europeo en todos los países.

Conclusiones

La conyuntura económica de la Unión Europea ha mejorado ligeramente en el último año, gracias a la intervención del BCE que ha logrado estabilizar los mercados financieros. Sin embargo la situación sigue siendo muy delicada en varios países, especialmente los periféricos, lastrados por el bajo crecimiento, enormes deudas y altísimo desempleo. La causa de fondo es la lentitud en los avances para crear una verdadera gobernanza económica del Euro, que dote a la unión monetaria de instrumentos para prevenir y enfrentar crisis económicas y financieras. Varias de las medidas que se tienen que tomar posiblemente escapan del actual marco legal y requieren por tanto, una reforma de los Tratados de la Unión. Las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2014 se presentan decisivas pues será el próximo parlamento el que deba acometer la tarea de aprobar y consolidar los pilares de una verdadera y auténtica unión económica y monetaria europea.

Manuel de la Rocha Vázquez | Economista de la Fundación Alternativas y miembro de Economistas Frente a la Crisis

Cambios en la gobernanza económica del euro tras las elecciones alemanas