nuevatribuna.es
16 de marzo de 2009, 3:07
NUEVATRIBUNA.ES - 15.3.2009
"The Economist" alerta en su último número de que la destrucción de empleo se está extendiendo por todo el mundo, y que ni los albañiles españoles ni los "brokers" de Wall Street volverán a recuperar su empleo. La publicación británica dedica su portada y su principal artículo a "la crisis del empleo", donde asegura que "muchos de los empleos tradicionales, desde los albañiles españoles y los "brokers" de Wall Street, ya no se van a recuperar". Por esta razón, afirma que "la gente tendrá que cambiar sus viejos empleos por los nuevos".
En el artículo, "The Economist" compara la situación del empleo a nivel mundial con la que se vivió en la Gran Depresión de Estados Unidos del año 1929, donde asegura que "nada ilustra mejor la miseria del paro masivo que las fotografías de aquella época".
Asimismo, aunque el paro ha golpeado Estados Unidos, donde su "flexible mercado laboral" ha destruido ya 4,4 millones de empleos desde que empezó la recesión, la publicación asegura que "ya está claro que el paro atacará con igual o mayor dureza más allá de América y Gran Bretaña". En el caso de Europa, "The Economist" pone como ejemplo a España, donde, junto a Irlanda, el desempleo ha crecido "de forma más rápida" debido a que "el "boom" de la construcción se ha estrellado". Además, advierte de que, "vista la rapidez con la que las economía europeas se están encogiendo, nadie duda que lo peor aún está por llegar".
Otra vertiente de la actual situación que analiza The Economist es la dificultad para sustituir los empleos que se han perdido por otros. "Un americano que pierde su puesto de trabajo tiene hoy menos posibilidades de encontrar otro que en cualquier otro momento de los últimos cincuenta años", dice la publicación, que añade que "esto es especialmente preocupante cuando las finanzas de muchos hogares han llegado a depender de dos ingresos".
Las economías europeas caminan hacia el mismo desenlace ya que aunque sus tasas de desempleo se encuentran en muchos casos por debajo de las de EEUU, es sólo porque la mayor rigidez de sus mercados de trabajo ha impedido que los despidos se produjeran al mismo ritmo. Pero, poco a poco, se están alcanzando los mismos niveles alarmantes. A finales de 2010, el desempleo en la mayor parte del mundo rico es probable que sea superior al 10%.
Los gobiernos, sigue diciendo The Economist, tras haber puesto ingentes cantidades de dinero al servicio de los bancos, se van a ver presionados para hacer lo mismo con el fin de garantizar el matenimiento de los puestos de trabajo. Pero la ayuda no se puede medir en dólares o en euros únicamente ya que las políticas mal concebidas pueden ser autodestructivas. En Estados Unidos, que tiene uno de los peores sistemas de protección social del mundo rico, la ampliación de las prestaciones de desempleo es, con razón, parte del reciente paquete de estímulo. En general, sin embargo -dice The Economist-, tiene más sentido ayudar a las empresas para mantener a la gente en el trabajo que subvencionar el desempleo. Esto es posible siempre que se trate de medidas limitadas en el tiempo pero la crisis del empleo, por desgracia, es poco probable que sea de corta duración.
Aún cuando la recesión terminara pronto (y hay pocos indicios de que eso suceda), los factores que condujeron a ella seguirán ensombreciendo la economía mundial durante muchos años. Y muchos de los puestos de trabajo de ayer, desde el albañil español hasta el broker de Wall Street, no van a volver. La gente tendrá que cambiar de ocupación.
"The Economist" alerta en su último número de que la destrucción de empleo se está extendiendo por todo el mundo, y que ni los albañiles españoles ni los "brokers" de Wall Street volverán a recuperar su empleo. La publicación británica dedica su portada y su principal artículo a "la crisis del empleo", donde asegura que "muchos de los empleos tradicionales, desde los albañiles españoles y los "brokers" de Wall Street, ya no se van a recuperar". Por esta razón, afirma que "la gente tendrá que cambiar sus viejos empleos por los nuevos".
En el artículo, "The Economist" compara la situación del empleo a nivel mundial con la que se vivió en la Gran Depresión de Estados Unidos del año 1929, donde asegura que "nada ilustra mejor la miseria del paro masivo que las fotografías de aquella época".
Asimismo, aunque el paro ha golpeado Estados Unidos, donde su "flexible mercado laboral" ha destruido ya 4,4 millones de empleos desde que empezó la recesión, la publicación asegura que "ya está claro que el paro atacará con igual o mayor dureza más allá de América y Gran Bretaña". En el caso de Europa, "The Economist" pone como ejemplo a España, donde, junto a Irlanda, el desempleo ha crecido "de forma más rápida" debido a que "el "boom" de la construcción se ha estrellado". Además, advierte de que, "vista la rapidez con la que las economía europeas se están encogiendo, nadie duda que lo peor aún está por llegar".
Otra vertiente de la actual situación que analiza The Economist es la dificultad para sustituir los empleos que se han perdido por otros. "Un americano que pierde su puesto de trabajo tiene hoy menos posibilidades de encontrar otro que en cualquier otro momento de los últimos cincuenta años", dice la publicación, que añade que "esto es especialmente preocupante cuando las finanzas de muchos hogares han llegado a depender de dos ingresos".
Las economías europeas caminan hacia el mismo desenlace ya que aunque sus tasas de desempleo se encuentran en muchos casos por debajo de las de EEUU, es sólo porque la mayor rigidez de sus mercados de trabajo ha impedido que los despidos se produjeran al mismo ritmo. Pero, poco a poco, se están alcanzando los mismos niveles alarmantes. A finales de 2010, el desempleo en la mayor parte del mundo rico es probable que sea superior al 10%.
Los gobiernos, sigue diciendo The Economist, tras haber puesto ingentes cantidades de dinero al servicio de los bancos, se van a ver presionados para hacer lo mismo con el fin de garantizar el matenimiento de los puestos de trabajo. Pero la ayuda no se puede medir en dólares o en euros únicamente ya que las políticas mal concebidas pueden ser autodestructivas. En Estados Unidos, que tiene uno de los peores sistemas de protección social del mundo rico, la ampliación de las prestaciones de desempleo es, con razón, parte del reciente paquete de estímulo. En general, sin embargo -dice The Economist-, tiene más sentido ayudar a las empresas para mantener a la gente en el trabajo que subvencionar el desempleo. Esto es posible siempre que se trate de medidas limitadas en el tiempo pero la crisis del empleo, por desgracia, es poco probable que sea de corta duración.
Aún cuando la recesión terminara pronto (y hay pocos indicios de que eso suceda), los factores que condujeron a ella seguirán ensombreciendo la economía mundial durante muchos años. Y muchos de los puestos de trabajo de ayer, desde el albañil español hasta el broker de Wall Street, no van a volver. La gente tendrá que cambiar de ocupación.