jueves. 28.03.2024

"Hay que anular de una vez por todas las huelgas generales"

ISABEL G. CABALLERO
Muy crítico con los sindicatos a la par que con el Gobierno, el portavoz económico del PP considera insuficiente la propuesta de reforma laboral que hoy aprobará el Consejo de Ministros. Montoro aboga por reformas estructurales que aporten confianza a los mercados internacionales y afirma que paralizar un país en contra de lo que decida una mayoría parlamentaria es tanto como "cerrar la democracia".
NUEVATRIBUNA.ES 15.06.2010

NUEVATRIBUNA: El Gobierno aprueba este miércoles la reforma del mercado laboral sin haber conseguido ningún compromiso de los Grupos Parlamentarios tras la ronda inicial de entrevistas. Usted se ha reunido con el ministro Celestino Corbacho por espacio de dos horas. ¿Cómo ha ido esta primera toma de contacto?

CRISTÓBAL MONTORO: En esta ocasión, el Gobierno se ha dirigido a nosotros anticipando su toma de decisiones, pero no estamos ante una auténtica negociación política en el sentido de pedirnos criterio sobre cada uno de los puntos que pretende abordar. Lo que le ha planteado el PP es que la reforma laboral hay que hacerla completa, hay que introducir elementos como la negociación de los salarios en España, elementos como la Formación Profesional de la que depende el futuro de cientos de miles de jóvenes que por razón del fracaso escolar tienen como única salida la inserción en la actividad laboral y no están preparados para llegar a esos puestos. Es también el tema del absentismo laboral, la relación entre políticas activas y pasivas, hay muchos elementos. Pero el Gobierno, con esta política que está desarrollando de recortes, lo ha hecho con los pensionistas, lo ha hecho con los funcionarios y ahora entra en el mundo del trabajo con el criterio de que cree que para ganar la confianza de los mercados hay recortar la confianza de los españoles, y esta es una ecuación equivocada porque sencillamente lo que esperan los mercados es que seamos capaces de devolverles la deuda y para eso necesitamos crecer y crear empleo no necesitamos hundir más la confianza de todos los agentes sociales en este caso también de los trabajadores porque así no se va a consumir más, ni se va a invertir más ni se va a crear empleo. Por lo tanto estamos en una estrategia nuevamente equivocada, pero es lo que ocurre cuando tienes que rectificar sin convicción. Si tú no tienes estrategia ni política económica desde el comienzo de la crisis, cuando rectificas lo haces a trompicones, lo haces porque alguien te lo manda, como si alguien te lo mandara desde fuera. Es decir, haga usted daño, haga usted sangre, y no es una cuestión de eso, sino de generar confianza, ilusión y un clima de crecimiento económico que es lo que necesita nuestro país.

Conservando las distancias, nosotros, cuando fuimos Gobierno ya vivimos esta situación. Teníamos que fundar el euro era nuestro objetivo como país y la gente lo entendió y, ¿a quién le quitamos nosotros el sueldo? Y ahora se nos reprocha: es que ustedes no hicieron estos cambios en el despido, pues claro que no, cómo íbamos a hacerlo si se trataba de lo contrario, de sentar las condiciones de crecimiento económico, creador de empleo y luego, a partir de ahí, puedes hacer los cambios, pero no al revés.

No vamos a ser un país más próspero y con más crecimiento a base de maltratar al personal. No conozco ningún caso en la historia económica del mundo donde se haya hecho esto. Ahora estamos viviendo esta deplorable situación a la que nos ha conducido la política equivocada del Gobierno, de gasto, de incrementar la deuda, y el problema que tenemos ahora es de cierre de los mercados internacionales. Pero insisto, los mercados internacionales lo que quieren es que les pagamos la deuda, lo que quieren los mercados, que son nuestros acreedores, es que seamos capaces como país de devolverle el crédito que nos ha prestado en el pasado. Y eso es lo que tenemos que demostrar, que somos capaces y para eso tenemos que crecer y crear empleo y no ir a políticas que lo que van a hacer es frenar el crecimiento económico durante mucho tiempo.

N.T: ¿Entonces no es el momento de acometer una reforma del mercado laboral?

C.M. Sí, pero integral, no por partes. No por la parte más facilona que es lo que esta haciendo el Gobierno. Este Gobierno ahora tiene que demostrar es que es un duro y para ello se va enfrentando a toda persona que se va cruzando con él. Es algo así como que le voy a demostrar que soy capaz de decirle las cuatro verdades a la cara aunque usted me la parta. Diseñe usted una estrategia, dígale al país por dónde estamos y por dónde salimos de esta crisis, es decir cuáles son las reformas pertinentes y no así, en términos de improvisación, de salto de mata y en definitiva sin acuerdos políticos reales, porque en definitiva no estamos en negociaciones políticas reales, estamos en que nos hacen unos anuncios y en este caso nos adelantan acontecimientos que luego sin ningún empacho nos dicen que no van a coincidir con los textos finales. ¿Qué va a hacer usted, en qué va a precisar, cuál va a ser la redacción final del decreto ley en términos de lo que será el despido objetivo como se llama en España, despido que se compensa con los 20 días? Pues todavía no lo sabemos. El ministro dijo una cosa y mereció titulares de prensa fantásticos, lo de las empresas en pérdidas durante seis meses no es lo que aparece en los textos, en el borrador actual, han dicho que van a redactar otra cosa, va a haber cambios en esta materia.

N.T: ¿Durante su conversación con el ministro ha habido alguna coincidencia, algún punto de acuerdo?

C.M. En lo que hay coincidencias él mismo lo declaraba tras el Consejo de Ministros del viernes, que esto no sirve para crear empleo. El problema es que con una regulación laboral determinada no creas empleo. Necesitas condiciones para crear empleo, para generar confianza, para que se venza la inseguridad jurídica que los emprendedores tienen cuando van a contratar. Pero para que haya inversión necesitamos financiación bancaria, que haya impuestos razonables, necesitamos que haya energía accesible y barata, necesitamos que haya transportes, comunicaciones, necesitamos que el país esté en marcha y no esto que estamos viviendo. Obviamente, con cambiar los elementos de regulación laboral no vamos a crear empleo.

N.T: En cualquier caso, ¿el PP no va a apoyar la propuesta del Gobierno?

C.M. Hemos pedido criterio a expertos, a juristas y los que nos han dicho todos es que no estamos ante una reforma de enjundia, completa, porque hay muchísimas dudas de contenido jurídico en todos los ámbitos. Por ejemplo, en términos de movilidad funcional dentro de la empresa, o del descuelgue de los convenios salariales. Todo esto te abre una serie de dudas sobre los procedimientos que se están arbitrando. No estamos ante un auténtico cambio en la modernización de las relaciones laborales y sí estamos ante unas ambigüedades que pueden conducir a situaciones como alzar la figura de los árbitros, de los laudos. Hay muchas dudas sobre lo que se está haciendo.

Nosotros hemos sido incluso críticos con subsidiar el desempleo que es otro de los ámbitos, ¿cómo se va a financiar eso, con fondos del Fogasa?, pero eso tiene un límite bastante concreto. Pues a partir de ahí, qué se va a hacer, ¿subir las cotizaciones empresariales? ¿O la creación de un nuevo régimen como el sistema de capitalización similar al sistema austriaco? Entonces, ¿qué es esto, cómo se financia?, y nos han dicho pues ya veremos, pues ya veremos. Esto es al revés, no lance usted ideas y diga después que la financiación no está clara porque es al revés. El problema de España en esta crisis es de competitividad, lo importante es definir los costes de producción, y los salarios, además de ser la fuente de renta de la mayoría de la población también es un elemento de coste de producción muy importante, así que no incremente los costes laborales del país porque si hace eso va a haber más crisis económica y más pérdida de competitividad. En este caso además, la propia CEOE ha sido muy crítica, ha hecho un documento bastante ponderado y no les gusta precisamente a los que pedían hace un año abaratar el despido. No les gusta lo que han conocido hasta ahora, por algo será. Si esto no sirve para dar certeza jurídica, certidumbre, seguridad a los inversores, a los emprendedores pues estamos bien.

N.T: Sobre el tema de la negociación colectiva de la que me hablaba, ¿cuál debería ser a su juicio el alcance de la reforma?

C.M. Acercar los salarios a la realidad de las empresas, no hacerlo en esos convenidos marco generales que han tenido su sentido en la historia pero que hoy no tienen ninguno. Esto que se ha hecho este año: los salarios pueden crecer hasta el 1%. ¿Por qué, qué clase de criterio es ese? Hay sectores económicos que van bien y que los salarios tienen que hacerse en función de la productividad de esos sectores. Y hay sectores económicos donde la producción va mal o francamente mal y no se pueden subir nada los salarios porque eso significa que pones en riesgo la viabilidad de las propias empresas y los puestos de trabajo.

N.T: En definitiva, es quitarles poder a los sindicatos porque los criterios ya no dependerán de los convenios colectivos sino de la evolución de esa propia empresa.

C.M. No necesariamente. Yo eso no lo entiendo así, porque, en definitiva, ¿quién va a negociar?, pues los sindicatos, quienes hayan sido elegidos por los trabajadores como sus representantes. Es lo que hay que hacer. Esencialmente la figura no cambia, cambia la forma como esas instituciones han venido estructurándose y funcionando pero es que ya es hora de que cambie ese sistema que además nos ha llevado a que en que España el año pasado los salarios, cuando se estaba destruyendo empleo, hayan crecido un 3%. Cuidado con esto. ¿Cómo pueden crecer los salarios a un 3%? ¿Por qué? ¿Por qué es la negociación marco? Es que la realidad de las empresas es que se está perdiendo en un año un millón de puestos de trabajo. Nunca hemos vivido una debacle así y ¿no se reconoce la estructura salarial de nuestro país? Lo de los funcionarios ya ni lo cuento, se subió el año pasado un 4% y luego viene lo que viene que no se puede pagar la nómina. Esto es un dislate económico que lo único que hace es generar pérdida de confianza de los agentes sociales. Y eso es lo que hay que evitar, en cualquier circunstancia pero más en una crisis económica como esta.

N.T: ¿En qué posición cree que han quedado los sindicatos cara a la opinión pública tras el fracaso de la negociación en la mesa de diálogo social?

C.M. Las crisis ponen en evidencia a las instituciones, a la clase política y las instituciones sociales. Estos sindicatos lo que parece es que han tratado de apoyar más al Gobierno que defender los puestos de trabajo y a los que los han perdido en un récord histórico, con un discurso económico incomprensible. Este es el resultado del final de un modelo productivo, decían… pero, ¿qué es esto del modelo productivo? ¿Hay trabajo o no hay trabajo? Déjese usted de modelos. Qué clase de España es esta cuando los sindicalistas hablan así. Si hay o no hay trabajo, este es el único modelo, si hay crecimiento de renta y se distribuye equitativamente a través del trabajo. Que si la economía del ladrillo, que si esto es bien productivo o no. Se ha hecho una autentica barbaridad en términos sociales y económicos pero allá quien lo haya hecho, no he sido yo quien ha participado en ese tipo de interpretaciones y cuando he tenido ocasión en los debates públicos se lo he reprochado a los líderes sindicales, Pero, ¿cómo se puede tener ese discurso del modelo? Pero ¿a quien tratan de proteger? Lo único que hay en un país es si hay empleo o no hay empleo y este ha sido un ejemplo mundial y europeo y ahora resulta que nos hemos equivocado, pues se habrán equivocado ustedes, yo desde luego no me he equivocado de país. Yo creo en este país, en su potencialidad pero no en el discurso del modelo. El modelo es la estabilidad económica del país, no son los sectores económicos, productivos o improductivos que son donde se invierte y ahí se deriva la creación de empleo y si en un momento determinado tiene que haber un auge de un sector que lo haya.

N.T: En este caso, cuando se habla de un modelo productivo fallido es el sector inmobiliario.

C.M. Y los servicios igual. Parece que solo están pensando en la I+D+i. Pensar que una población de 46 millones nos vamos a dedicar todos a la I+D+i es absurdo, primero porque la ‘i’ pequeña está en todos los sectores económicos, incluidos estos que parecen malditos. ¿Es que no tiene que haber innovación en la hostelería, en el turismo, en la construcción? Estos lenguajes son impropios. En España hemos tenido un boom de la producción inmobiliaria derivada de la creación de empleo y de la producción. Somos un país que ha incrementado su población un 10% más todos los que han querido venir a vivir con nosotros que, por lo menos durante una parte del año, a su casa en España, mayoritariamente en los sitios del litoral español. Y eso es buenísimo y ahora resulta que no, que nos estamos asustando. Este es un debate público incalificable y el problema que hay que reconocer es que ha habido un exceso en el precio de la vivienda y hay que analizar porqué ha pasado. Dicen que el problema de España es que nos hemos puesto a construir más viviendas que Francia y Alemania juntas, pero ¿cuánto ha crecido la población?, un 10% en un país de 46 millones. Y esto no ha pasado en Alemania o en Francia donde no han tenido esos incrementos de población ni turismo residencial. La gente que viene aquí le gusta tener una vivienda normal. El problema es el precio, pues analicemos porqué tenemos esos precios tan caros, será por problema de suelo, pero no por el número de viviendas construidas. Esto es otra bobada económica. El problema que tenemos es que esas viviendas no se colocan en el mercado porque a otro precio sí se colocan sobre todo entre el sector joven de la población. Esa es la cuestión y los sindicatos diciendo que no se puede hacer esto, ¿cómo que no? Lo que no se puede hacer es tener a la gente parada, eso es lo que no se puede hacer.

N.T: ¿Quién es el responsable del fracaso diálogo social?

C.M. La tiene el Gobierno que es el director de orquesta. Cuando el presidente Zapatero desde el comienzo de esta etapa del diálogo social dice que legislará solo lo que nazca del diálogo social pues lo has convertido en vinculante. Te has equivocado de plano sobre qué es el diálogo social. ¿Cómo que legislarás?, has convertido a los agentes sociales en los legisladores, ha invertido lo que es el fundamento mismo de nuestro sistema democrático. No están para eso, están para ser consultados, para que tracen y delimiten cuáles son las consecuencias de las políticas del Gobierno que es quien tiene que proponer al diálogo social y esto es un elemento verdaderamente fructífero de encuentro de intereses, están representando a las partes con diferentes intereses y eso es positivo. Pero cuando un Gobierno afronta el diálogo social con la premisa de solo legislaré lo que nazca del diálogo social con eso, si tú eres un miembro del diálogo social, tienes un derecho de voto sobre la capacidad de acción del Gobierno: como el Gobierno ya ha dicho que va a hacer lo que yo diga pues ya está.

N.T: ¿Y patronal y sindicatos?

C.M. Es que están representando intereses distintos, pero es el Gobierno quien tiene que aplicar las reglas y hacer las propuestas y es legítimo que en una fase diga que quiere escuchar las propuestas. Cumplida esa fase, usted tiene la obligación de hacer las propuestas, pero no lo ha hecho porque no cree en las reformas. Este es un Gobierno que no cree en las reformas. El problema es que en la primera legislatura se dedicó a vivir de la herencia y entendió que eso era gobernar, te subes en la ola y haces surf, el problema es cuando baja la ola y te estrellas contra la arena de la playa, no es que se estrelle un Gobierno, es que se estrella un país entero que es lo que nos está pasando. Su responsabilidad es acometer reformas económicas en el sector público, en el sector energético, en las telecomunicaciones, en definitiva, la liberalización de los sectores estratégicos de la economía.

N.T: ¿Que valoración hace sobre la convocatoria de huelga general anunciada por los sindicatos?

C.M. Me resulta curioso. El fenómeno sociológico político va a pasar a los anales de la política moderna, como hecho político. Una huelga a tres meses vista… en fin… Las huelgas generales son decimonónicas, no son convenientes en ningún caso, en ningún caso. La huelga general es un hecho político no es un hecho económico de defensa en concreto del derecho de los trabajadores, de defensa de los intereses de los trabajadores en un momento concreto. Las huelgas generales no tienen ningún sentido, si las anularan de una vez por todas en nuestro país tendríamos un paso de gigantes. Lo que yo deseo, por supuesto, es que fracase cualquier convocatoria de huelga general. No tiene ningún sentido. Pero, ¿por qué va a haber huelga general en un país, por qué?, si somos una democracia. ¿Por qué va a haber una mayoría parlamentaria que vaya a ir contra los trabajadores? ¿Es eso lo que se está diciendo a los trabajadores? Debería haber huelgas parciales que no es lo mismo: usted va a defender legítimamente -así lo reconoce la Constitución- los intereses derivados de una negociación de los funcionarios, de sus condiciones de trabajo, etc. Pero ¿generales? ¿Qué pasa, que las mayorías democráticas no tienen legitimidad, que van a agredir a los trabajadores que son solo representados en unos sindicatos?, eso no tiene sentido. Aquí en España todavía las entendemos como hechos políticos relevantes, ¿entonces lo que hacemos en estas Cámaras no tiene mayorías constituyentes? No se preocupen, si viene una mala legislación para los trabajadores habrá un mayoría en la Cámara que nos opongamos a ello. Lo que hay que hacer es cumplir la ley. Y si se plantea una huelga general lo que quiero es que fracase pero de una vez por todas y así enterramos la figura. Aquí no hay Gobierno que no se lleve una huelga general. Francamente me parece fatal, fuera de todo lugar. Los sindicatos como instituciones sociales están por supuesto para opinar y para hacer sus manifestaciones en contra pero paralizar en términos económicos el país como respuesta a lo que salga de una mayoría legislativa, no. Si nos ponemos así, 'cerramos' la democracia.

N.T: El PP está insistiendo con el mensaje de que el PSOE ha abandonado la defensa de los trabajadores y de las políticas sociales. Ustedes también han llegado a decir que si los sindicatos no defienden a los trabajadores “aquí está el PP para hacerlo”. ¿Un cambio de papeles?

C.M. El PP es un partido de clases medias, de clases trabajadoras, de emprendedores, de autónomos. En las últimas elecciones nos votaron 1.200.000 personas. ¿Qué cree usted, que son los banqueros y las familias de los banqueros? Claro que representamos a muchísima gente, hay muchísima gente trabajadora. ¿Es que llama a alguien la atención que personas que están trabajando por la noche en un hotel, de conserjes son del PP como a mi me dicen que son del PP? Pues claro que son del PP y me dicen: con ustedes hay riqueza y empleo. Cuando a uno le da la mano una persona del campo con las manos absolutamente encallecidas, ¿usted cree que está de terrateniente? Pues claro que es la gente normal la que vota al PP, 10.200.000, y en ese sentido sí tiene razón que en política son todo prejuicios y para lo que está sirviendo esta crisis es para derrotar esos prejuicios. El PSOE tiene una especie de zonas avanzadas, en lo social, en lo verde, en lo internacional en términos de ayuda humanitaria (no en lo otro que es un desastre), pero ahí tiene unas premisas que se les están viniendo abajo por falta de financiación de la economía. Y cuando se gestiona muy mal la economía de un país pues no hay dinero público. El señor Zapatero está quedando en evidencia en lo social, en lo verde, en lo internacional, en todas sus grandes marcas, en todo lo que él ha vendido. La gente vive peor y está muy preocupada y ahí el PP tiene su enseña que también es otro prejuicio y la gente distingue entre lo económico y lo social que yo no lo comparto en absoluto. ¿Cómo no vamos a ser sociales si hemos sido los que hemos dado lugar al crecimiento económico más creador de empleo de la historia de España? Y eso es de lo que presumimos en el PP y los que fuimos miembros del equipo económico de ese Gobierno. ¿De qué presumimos?, ¿de haber hecho más ricos a los más ricos o de haber creado empleo? Pues de crear empleo como nunca antes se había creado en España. Es lo que hemos hecho y por lo tanto sacamos nuestras banderas.

N.T: Hablemos de los ajustes. Todos los países de la UE están acometiendo recortes sociales al igual que ha hecho el Gobierno de Zapatero para reducir el déficit. Gobiernos conservadores como el de Alemania con Angela Merkel al frente o Reino Unido con David Cameron o en Portugal, donde la oposición conservadora ha apoyado las medidas aprobadas por el Ejecutivo. ¿Cree que el rechazo del PP al decretazo ha sido bien entendido por la ciudadanía y por su electorado?

C.M. Las cosas son muy claras, no sé si podemos ir mejor en las encuentras (sonríe con satisfacción). Que nos han entendido unos cuantos en el país, seguro que nos han entendido.

N.T: Pero son necesarios esos ajustes.

C.M. No, son necesarias reformas no recortes. ¿Y por qué ahora son necesarios esos ajustes y no lo era en 1996 [año en que el PP asumió el poder]?, ¿qué nos pasa ahora? Entonces teníamos un calendario fijo, teníamos que fundar Maastricht, estábamos descartados. ¿Cómo se mide la confianza de los mercados? Con el diferencial, la prima de riesgo país y es preocupante que tengamos una de 200 puntos básicos, pero en 1995 era de casi 600 puntos básicos. Lo que nos está pasando ahora también es confianza y cuando llegamos al Gobierno, ¿qué hicimos?, ¿nos metimos con los pensionistas?, congelamos, no bajamos los salarios de los funcionarios. Y ¿qué hicimos cuando llegamos al Gobierno?, liberalizar la economía, hacer reformas estructurales, reducir selectivamente los impuestos. La deuda pública era mucho más alta todavía sobre el PIB, y estábamos descartados de la carrera de Maastricht que era nuestro gran proyecto y que entendió todo el país que lo podíamos conseguir. El problema ahora es ganar la confianza de los mercados y entonces los mercados estaban con nosotros solo que para colocar la deuda teníamos que pagar cinco puntos, ahora tenemos que pagar dos porque estamos dentro del euro ciertamente pero es que estábamos descartados de estar en el euro. El problema es la parálisis de reformas que tenemos en nuestro país y ahora vamos al ‘decretazo’, no sé quien lo recomendará hacer pero se equivoca. ¿Cuál es el objetivo? Nos creemos las cosas a la primera de cambio porque al presidente del Gobierno le han asustado, pues claro que le han asustado por la insensatez que ha cometido pero el problema es el presidente del Gobierno que no es fiable que no tiene un Gobierno fiable, ese es el problema del país en este momento. Pero no es un problema que se tenga que sacra 1.500 millones más de pensiones, ¿el problema de España es que tienes que congelar las pensiones o bajar los sueldos de los funcionarios?

N.T: Bueno, hoy mismo la Comisión Europea ha avalado los ajustes. Quizá se tenía que haber hecho algo antes pero ante esta situación extrema se necesitan este tipo de ajustes.

C.M. De reformas, se necesitan reformas. ¿Cómo han reaccionado los mercados? ¿Los ha convencido la señora vicepresidenta? ¿Se han serenado? No. Respeto mucho las opiniones de todo el mundo pero yo busco resultados, no busco estética. ¿Cómo ha ido el mercado? Yo he estado en esa tarea de convencer a los mercados, he trabajado mucho tiempo en esto en términos políticos y públicos. Y cuando veo estas cosas como que para colocar la deuda hay que llamar a los bancos… es que yo no he llamado nunca a los bancos, yo era el jefe de la colocación de deuda en España. En ese tiempo yo presidía la colocación de deuda. La subasta la presidía yo todas las semanas y se decía cómpreme usted la deuda si le interesa y no al revés. Como se genera la confianza es otra cosa, es hacer una política de presupuestos. No sé porqué no aceptamos que las reformas tienen consecuencias a corto plazo, sí las tienen porque generan confianza. Los mercados no quieren que te mueras, es al revés, lo que quieren es que seas tan solvente como para devolverle el crédito y volver a prestarte. Esa es la lógica. No saldremos de una situación así sino hacemos reformas de calado.

N.T: ¿Qué tipo de reformas, cuál sería la más imperiosa?

C.M. La del Estado público. Con la reforma de la Ley de Estabilidad Presupuestaria que es igual para todos con techos de gasto y con la reforma del Estado de la Autonomías del conjunto del sector público, acabando con las duplicidades de las administraciones. Es lo que el PP llevó al pacto de Zurbano.

N.T: ¿Y cree que el Gobierno no tiene voluntad de acometer este tipo de reformas?

C.M. No quiere hablar de esto, solo quiere hablar de recortes, no de reformas y estas forman parte de nuestro proyecto de Gobierno, ese que dicen que no tenemos, está por escrito. Se lo he dicho esta mañana al ministro Corbacho. Ya lo presenté en mi primera interpelación al Gobierno, en mayo de 2008. Ahí estaba y también la extensión de los contrataos de 33 días, las cotizaciones de Fogasa, todo eso estaba, entonces nadie se enteró, es lógico, no lo digo en sentido de reproche, pero hay que cargarse de razones porque nuestra filosofía está ahí. Hay que bajar las cotizaciones sociales pero aún así no hagamos un proyecto de reforma laboral que consista en encarecer el coste del trabajo en España como están pretendiendo, y dicen, no pretendemos eso, entonces, ¿cómo financiamos este sistema de capitalización? Ya veremos, seguimos con la misma lógica, ¿tenéis proyecto o no tenéis proyecto? Es que no generáis confianza si no tenéis proyecto.

N.T: Pero en cuanto a la reforma del Estado, ¿se trata de darle más poder en detrimento de las Autonomías?

C.M. No, se trata de que si tienes un Ministerio de Igualdad… ¿las políticas de igualdad no las hacen las comunidades autónomas? La hacen y también los ayuntamientos. El Gobierno central sigue siendo el director de orquesta, tiene toda la regulación básica del país de esas medidas de orden social. Otra cosa es que no la ejerza. En educación y sanidad la regulación básica la tiene la Administración central, lo que no tiene es la gestión de la competencia. Los ayuntamientos lo que han hecho es desarrollar una cantidad de actividades que ahora llaman ‘competencias impropias’, que no les corresponden claro. La ley no define que hagan eso y lo han hecho porque tenían recursos. Un 20-30% del presupuesto de los ayuntamientos son competencias impropias. Yo no se las quitaría, se las quitaría a las CCAA y al Gobierno central porque el ayuntamiento es el que tiene que hacer esto porque es el que sabe dónde está la necesidad social. Entonces, hay que ordenar el Estado, así es como el Estado no llega a final de mes. Si todos hacemos lo mismo, no llega a final de mes. Lo que hay que hacer es ordenar esas competencias no concentrar las competencias y luego limitar el déficit público. Lo que hay que hacer es prohibir por ley no ya el déficit sino el incremento de la deuda pública sobre el PIB. Eso es lo que hay que hacer.

N.T: Ustedes solo cifran la recuperación de la economía española en que haya un cambio político. Pero quedan dos años para las elecciones generales… ¿qué va a ocurrir, que vamos a ir al desastre más absoluto o ustedes confían en un adelanto electoral?

C.M. Ya veremos. Creo que la esta Cámara es suficientemente versátil, puede ocurrir de todo. Ya veremos cuál es el calendario. Por el momento hay elecciones en Cataluña que son muy importantes. También vienen las elecciones autonómicas y municipales. No puedo creer que el PSOE vaya a esos comicios estando como está y que van a perder unos cuantos puestos de poder. La vida en política cada día tiene su afán. Primero tenemos la reforma laboral, luego el techo de gasto, los PGE, vienen debates importantes, tenemos mucho trabajo. Ya veremos.

"Hay que anular de una vez por todas las huelgas generales"