jueves. 25.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES - 29.04.2010

Tolo Calafat, un montañero español, moría ayer en el Himalaya. Su cuerpo quedó abandonado a 7.500 metros de altura, sin que, según su compañero Juanito Oiarzábal, los sherpas de la coreana Oh Eun Sun hicieran nada por salvar la vida del montañero. “No han puesto un puto metro de cuerda”, cargó Oiarzábal contra la coreana. Este suceso nos sirve para comentar los últimos acontecimientos en otra ascensión, no menos peligrosa, que compromete el bienestar de los 47 millones de ciudadanos que viven en España, según el último censo; y que deja en evidencia la actitud de aquellos que tampoco ponen aquí “ni un puto metro de cuerda” para remontar la peor crisis económica de la historia moderna.

Ha sido necesario ver pelar las barbas griegas para que, aquí, todos aquellos finos estadistas que disfrazan de alta política sus cálculos -puramente electorales- echen sus barbas a remojar. A diferencia del vecino portugués –unido frente al ataque especulativo contra las finanzas del Estado- aquí, en España, nadie parece sentirse responsable del tsunami destructor de empleo que se ha llevado por delante la ‘vida’ de dos millones de personas en los dos últimos años.

El plan Merkel cobra aquí todo su sentido. Que la vida va en serio en algo que uno empieza a comprender más tarde, dijo el poeta Jaime Gil de Biedma. La canciller parece haber entendido a la perfección la esencia sureña, siempre confiada en que los problemas se arreglen solos. Como aquel Gatopardo que contemplara la descomposición del orden aristócrata bajo el sol de Sicilia, partidos políticos, sindicatos y empresarios asisten aquí complacidos a la ruina de un mundo que desaparece.

Arruinado el mundo líquido del dinero barato y el crédito fácil, el Tribunal Constitucional admitió hoy los recursos presentados por Cataluña, Madrid, Galicia y Extremadura contra el FROB. Aunque el recurso no retrasará la reestructuración de las cajas, sí es un síntoma más de la profunda necesidad de reformas que afecta a la vida nacional.

En este sentido, Comisiones Obreras y UGT ofrecieron hoy a la presidenta Aguirre un pacto autonómico y reclamaron la firma, a nivel nacional, de unos nuevos Pactos de la Moncloa, según recomendó Javier López, líder de las Comisiones madrileñas. “Sólo queremos hablar de productividad”, secundó su homólogo en UGT, José Ricardo Martínez. Sin embargo, la carga habitual –rutinaria, de tan manida- contra el PP, Díaz Ferrán y resto de la tropa no alineada hace pensar en un nuevo brindis al sol. Nada pasará. Aquí nadie está dispuesto a poner “ni un puto metro de cuerda”.

Y, finalmente, en esta tesitura, cabe recordarle al Gobierno –lastimado por la última puya de Standard & Poors (una de las culpables de la actual crisis mundial, por otro lado)- la enorme irresponsabilidad –y también de sus “amigos y allegados”- en que incurrió al aprobar los presupuestos de 2009, calificados de “irreales” por el PP por aquel entonces. “Hemos buscado el déficit”, dijo entonces el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. “Pues podían haberlo dicho antes”, le espetó el ‘popular’ Martínez Pujalte. Hoy, seis meses después, Grecia sabe muy bien sobre conveniencia de llevar las cuentas claras.

"Este país necesita unos pactos de la Moncloa"