jueves. 18.04.2024

Es una realidad que el inicio de la recuperación económica en España está viniendo acompañado por un aumento en el empleo. Sin embargo, las optimistas cifras de cierre del año 2014 presentadas no pueden hacer olvidar que el paro se ha enquistado en nuestra economía, con tasas que no bajarán del 23% en el año 2015 (según diversas previsiones). Además, hay que considerar que los pronósticos del PIB son moderados para los vecinos europeos (fundamentalmente en Francia y Alemania), poniendo en riesgo la recuperación de la actividad y del empleo en España. 

España es el país con el mayor número de parados de toda la Unión Europea: en 2014 hubo de media 5,610.400 personas desempleadas, que supone una tasa de paro del 24,4%, y lo más dramático es que 3,5 millones de ellas ya son parados de larga duración

Además, como ponen de manifiesto las estadísticas, se trata de un empleo con una parte importante de precariedad, donde sigue enquistada la temporalidad, y ascienden la parcialidad involuntaria y otras formas de subempleo.

Por tanto, para UGT, la consolidación de la creación de empleo es insuficiente. Más de 5,45 millones de parados, que elevan la tasa de desempleo hasta rozar el 24%, son elementos que prueban la fragilidad del modelo. Aún se necesitan cerca de 2,5 millones de empleos y reducir el paro en 2,2 millones para lograr los niveles que teníamos a fin de 2008.

Tampoco hay que olvidar que a lo largo de la crisis la destrucción de empleo y el aumento del paro han ido acompañados de peores condiciones laborales para aquéllos que no han perdido el empleo o han sido contratados durante la incipiente y lenta recuperación. Una flexibilidad impuesta al trabajador, facilitada la reforma laboral, a remuneraciones inferiores y con peores condiciones laborales.

Asimismo, se está produciendo un avance de la precariedad en el desempleo, con una extensión del paro de larga duración (superior al 61%), una tasa de cobertura en descenso (el porcentaje de beneficiarios de prestaciones sólo alcanza al 45% de los desempleados EPA) y unas políticas de empleo que no están siendo efectivas a la hora de mejorar la empleabilidad de las personas, en especial de los jóvenes y sobre todo de los mayores de 55 años.

La crisis y la reforma laboral han traído consigo una precarización del mercado laboral y de los derechos de los trabajadores, produciendo un aumento de los niveles de desigualdad hasta situar a casi el 30% de la población española en riesgo de pobreza y exclusión social.

Para CCOO, este crecimiento en media anual del empleo es desde todo punto insuficiente. Hay más ocupados que en 2013 pero muchos menos que en 2011: en lo que llevamos de la legislatura de la reforma laboral y la devaluación salarial se han destruido 1.077.225 empleos. El balance es mucho peor si se analiza lo ocurrido desde el inicio de la crisis: la pérdida de empleos alcanza los tres millones, por lo que con los creados en 2014 apenas se recupera una mínima parte.

Ha sido, por tanto, un escaso aumento de la población ocupada a costa de un elevado precio de precariedad: el 80% del nuevo empleo asalariado es temporal y el trabajo a tiempo parcial ya llega al 17% del total. Otra vez más, la incipiente recuperación se liga al empleo temporal con menores salarios, menos derechos y baja productividad. Estamos en un proceso espurio de reparto del tiempo de trabajo, en el que más que aumentar el empleo asalariado se reparten las horas de trabajo: trabajan más personas pero menos horas y en peores condiciones. Estos empleos precarios son una salida de emergencia de corto recorrido, sobre la que, en opinión de CCOO, no se puede sostener el futuro de la economía y la sociedad española.

Por otro lado, a pesar del discurso triunfalista del Gobierno, los datos del desempleo son demoledores. La población activa sigue cayendo: hay 235.525 personas activas menos que hacer un año de tal forma que más de la mitad de la reducción del desempleo, el 53% exactamente, se debe a no a que la gente haya encontrado empleo sino que ha dejado de buscarlo.

España es el país con el mayor número de parados de toda la Unión Europea: en 2014 hubo de media 5,610.400 personas desempleadas, que supone una tasa de paro del 24,4%, y lo más dramático es que 3,5 millones de ellas ya son parados de larga duración, la mayoría de ellos excluidos de la protección por desempleo.

Es necesaria una política presupuestaria que fomente el cambio estructural del aparato productivo, que promueva el uso eficiente de los recursos públicos en todos los niveles de la Administración y que ayude a recuperar la demanda interna. El objetivo debe ser sacar a la economía española de su patrón tradicional de crecimiento de bajo valor añadido, sin industria, empleo inestable y salarios bajos., para lo cual hace falta aumentar suficientemente la inversión pública y reorientarla hacia la mejora de la calidad y el contenido tecnológico de las empresas. La injusta rebaja de impuestos promovida por el Gobierno no persigue este fin, sino el rédito político a corto plazo.

Sindicatos coinciden en la valoración de la EPA "temporalidad y parcialidad involuntaria"