viernes. 19.04.2024
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En la tarde del lunes falleció en Girona Enrique Fossoul, secretario general de la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO hasta el 28 de noviembre, día en el que renunció a su puesto por motivos de salud pero que hasta el último momento quiso estar al frente. Un dirigente histórico de CCOO, organización a la que dedicó 38 años de su vida.

Enrique, empleado público de Correos, empezó su vida de militancia en la sección sindical de su empresa, siendo el 7 de julio de 1976 la fecha en la que le entregaron el bono de CCOO que identificaba el compromiso de las personas con una organización que salía de la clandestinidad y que se convertiría, de la mano de miles de personas trabajadoras y de militantes del carácter y la dedicación de Enrique, en el primer sindicato de España en número de afiliados y de representantes.

Con el fallecimiento de Enrique desaparece una excelente persona, un hombre de la clase trabajadora cuyo único patrimonio eran sus ideas y sus compañeros de lucha y trabajo

Fossoul, nacido el 12 de junio de 1954 en Santander, desarrolló toda su trayectoria sindical en Madrid, al frente de varias responsabilidades y participando de forma activa en procesos de fusión entre diferentes federaciones sindicales, como las que dieron origen a la Federación de Transportes, Comunicaciones y Mar de CCOO (FETCOMAR), siendo elegido secretario general en noviembre de 2004 de la Federación de Comunicación y Transporte, que en 2009 formaría, junto con la Federación de Servicios y Administraciones Públicas (FSAP), la Federación de Servicios a la Ciudadanía que le tendría como su primer secretario general.

En el ámbito internacional ocupó responsabilidades como miembro del Comité Director y Comité Ejecutivo de la Federación Europea de Transportes (ETF) desde 2005.

En relación con la Función Pública, participó en la gestión de importantes acuerdos de empleados públicos y legislaciones sobre ese ámbito, especialmente la Ley 30/1984 para la reforma de la Función Pública o el Estatuto Básico del Empleado Público (EBEP).

Enrique no era un autodidacto del sindicalismo, un recién llegado. Era un corredor de fondo, estudioso y concienzudo, una de las personas que en las organizaciones son imprescindibles, uno de esos valores que aseguran la continuidad de la organización y que hacen posible que las trabajadoras y trabajadores puedan tener instrumentos sindicales a su disposición, los que hacen que tenga valor su existencia.

Enrique y como él, otros muchos, son un claro ejemplo de lo que significa el sindicalismo de CCOO: dedicación, entrega, militancia, buen hacer, pelea, lucha y trabajo cotidiano fuera de los grandes focos de la atención mediática, en medio de la cotidianidad difícil que muchas veces desmoraliza y que hay que superar con trabajo en equipo y con confianza plena en las personas, las ideas y los intereses de las gentes que se afilian y a las que se representan.

Con el fallecimiento de Enrique desaparece una excelente persona, un hombre de la clase trabajadora cuyo único patrimonio eran sus ideas y sus compañeros de lucha y trabajo.

Enrique Fossoul, su persona y su legado, perdurarán en la Historia del movimiento obrero español e internacional como uno de los más altos valores de entrega, trabajo y claridad sindical. Un compañero que recordaremos siempre, cuya memoria y obra transmitiremos a las nuevas generaciones de sindicalistas, que identificarán su estilo de trabajo como una importante aportación a la forma de practicar el sindicalismo, de militar en el concurso de las ideas sociales que hacen posible que la gente trabajadora tenga derechos y libertades.

En su intervención de despedida el 28 de noviembre, dijo: “me marcho tranquilo por el trabajo desarrollado, con demasiados proyectos e ideas que no he podido ver materializadas, pero creo que dejo un sindicato fuerte, con un proyecto colectivo ilusionante, con un equipo capaz y eficaz, con una gestión transparente y sin sombra de dudas que me permite proclamar con firmeza mi orgullo de pertenencia a la FSC de CCOO y a las CCOO con mayúsculas y sin apellidos”.

La desaparición de Enrique tiene para mí un significado especial, por los largos años de amistad y proyectos compartidos, que sin duda han marcado una parte notable de mi carácter y convicciones, dejando una huella imborrable que me lleva a un reconocimiento público de su obra y a formular el agradecimiento por haberme tenido entre tus amigos.


Por Javier Jiménez | Secretario general de FSC-CCOO

Hasta siempre, Enrique