sábado. 20.04.2024
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De los casi 20 millones de niños europeos en riesgo de pobreza, más de un 13% son españoles

No me atrevo a pronosticar como será la salud de nuestros jóvenes cuando pasen treinta años. En este mundo tan cambiante y globalizado, dominado por las fuerzas oscuras del mercado, cualquier predicción puede ser errónea. (Sólo me atrevo a predecir que aumentarán, en gran medida, los procesos tendinosos y artrósicos en manos y muñecas, causados por el uso compulsivo de tabletas y móviles).

Ya sabemos que nuestra salud no depende sólo del sistema sanitario. Todos tenemos una predisposición genética que, en buena medida, condiciona nuestra salud. Influye el entorno y el medio ambiente, y tambien nuestros estilos de vida. Ciertos hábitos adquiridos por amplios sectores de la juventud actual influirán en su salud futura. La tendencia al sedentarismo, el incremento de la obesidad, el uso compulsivo de dispositivos móviles –y la cultura de la inmediatez-, el consumo de drogas legales e ilegales, la utilización abusiva de fármacos para los malestares de la vida cotidiana: todos estos factores influirán en la salud colectiva en un futuro próximo. Ya veremos en qué medida.

La actual crisis sistémica tambien dejará huella en la salud individual y comunitaria. La competitividad, la extrema exigencia laboral, el deterioro de los empleos y de los salarios, la deficiente cobertura social ante las situaciones de precariedad –laboral, económica, familiar o de salud-, la dificultad para el desarrollo personal y laboral, la incertudumbre sobre el futuro personal y colectivo: todos estos factores, cuya evolución en el próximo futuro ignoramos –porque depende de la interacción de múltiples factores y de la capacidad de la juventud para oponerse a la opresión del capitalismo especulativo-, influirán en la salud de los jóvenes en el porvenir. Depende de todos, y tambien de ellos mismos, que podamos construir un futuro mejor.

Lo que ya es más preocupante es la salud y el porvenir de nuestros niños. Un 30% de la infancia española se encuentra en riesgo de pobreza. La crisis y los recortes sociales han agravado una situación que ya era preocupante hace 5 años, con el 25%. De los casi 20 millones de niños europeos en riesgo de pobreza, más de un 13% son españoles. La pobreza de los niños depende de la pobreza de los padres, “no hay  niños pobres de padres que no lo sean”, afirma Vicenç Navarro, por lo que la situación de la infancia depende de la situación de sus familias –sobre todo de sus madres-. También recuerda que la pobreza en los niños favorece el fracaso escolar, lo que tiene consecuencias muy negativas para el futuro del país. La malnutrición, las deficientes condiciones de la vivienda, la desprotección frente a las inclemencias del tiempo y la baja resistencia ante la enfermedad hace que los niños pobres tengan más enfermedades. La pobreza, la falta de cuidados y de expectativas representan un severo atentado contra la salud de nuestros niños, contra nuestro futuro.

En un informe de la Fundación 1º de Mayo se recuerda que la pobreza infantil está fuertemente relacionada con la precariedad laboral, los bajos salarios y la inestabilidad en el empleo de los adultos. Los recortes en política social provocan un enorme aumento de la desigualdad y un aumento de la pobreza en general y de la pobreza infantil en particular, y hacen más pobres a quienes ya lo eran. La pobreza no debería ser un camino sin retorno, pero esta infancia que crece con limitadas expectativas, con escaso apoyo social y con dificultad de acceso a la educacion y la sanidad pueden cronificar su situación y ver cegada su salida de la precariedad en el futuro.

Esta situación no es exclusiva de España. Toda Europa, en mayor o menor medida, tiene el mismo problema. Save the Children ha dado la alerta: la actual crisis económica, financiera y social de Europa está creando un aumento de la pobreza y la exclusión social infantil en todo el continente. Cerca de 27 millones de niños y niñas corren el riesgo de caer en la pobreza y la exclusión social. Si queremos defender nuestro futuro colectivo tendremos que cambiar las políticas para que los niños, todos los niños, tengan la posibilidad de desarrollar una vida plena que les permita aspirar a ser felices.

La salud de los jóvenes y los niños