miércoles. 24.04.2024

Vaya por delante que no teníamos pensado intervenir sobre este asunto, toda vez, que las distintas estructuras del sindicato ya se han pronunciado y han dado las explicaciones correspondientes, continuar debatiendo sobre lo publicado por “El País” le da un alcance y una entidad que no ha tenido. Y por otra parte, quienes dieron credibilidad a lo publicado, con toda seguridad no cambiarán de criterio por muchas razones que se puedan poner encima de la mesa, su animadversión a lo sindical o su interés por desacreditar, bajo la lógica del “todo vale” contra los “burócratas”, les llevará a reafirmarse en sus criterios incluso tras constatar que no son ciertos.

Pero aún a riesgo de darle algunos cuartos a los pregoneros de fuera y de dentro, vamos a referirnos a las tres falsas ideas en las que asientan sus descalificaciones.

¿Es ético recibir financiación de las empresas? Si hubiera que responder de manera inmediata y exclusiva con un sí o un no, pocos dirían que sí, pero si fuera posible una contestación más amplia y ésta se pudiese relacionar con los derechos que los trabajadores y los sindicatos tienen reconocidos para hacer efectivo el derecho a la negociación colectiva, posiblemente la contestación fuera otra.

Porque es una realidad comúnmente aceptada en el ámbito de las relaciones laborales, que las empresas se hagan cargo de una pequeña parte de los gastos que devienen del ejercicio práctico de la libertad sindical, tanto en nuestro país como en los de nuestro entorno, si acaso con la única excepción de los anglosajones, y que los mismos estén recogidos por escrito en pactos entre empresarios y sindicatos. Todos los sindicatos acceden a los mismos  proporcionalmente a la representación que ostentan.

Un ejemplo ilustrativo de esta práctica son los ingresos que todos los sindicatos bancarios CCOO, UGT, FITC, CGT, CIG, ELA y LAB tienen por participar en la negociación de los convenios colectivos, que paga la patronal bancaria (AEB) y que están recogidos en la disposición final segunda del propio Convenio Colectivo de Banca.

Con los mismos criterios y por los mismos motivos hay acuerdos en distintos sectores y en un importante número de grandes empresas donde, desde hace décadas, se pactan y concretan los términos en los que se ejercitan los derechos que devienen de las leyes.

El alcance de dichas aportaciones según “El País” para el período 2008/2012 es de 4.978.212,61 euros, aparentemente un cantidad importante, pero relativa si la comparamos con los 34,3 millones de euros ingresados por cuotas de afiliados en el mismo período.

No nos detendremos mucho tiempo en otra de las falsedades, los elevados gastos realizados por la estructura sindical (14 millones en 5 años) y que dichos gastos correspondían fundamentalmente a comidas, reuniones y viajes.

Posiblemente quienes no conozcan el mundo sindical podrían preguntarse si son necesarios dichos gastos, pero serán pocos los que conociendo la actividad sindical no entiendan lógico y razonable que los compañeros y compañeras cuando se desplazan para visitar a los trabajadores, se reúnen para tomar decisiones, participar en negociaciones, asisten a juicios, etc.., no paguen de su bolsillo los gastos ocasionados. Y si se incurre en gastos, estos necesariamente lo han de ser de transporte, manutención, hospedaje y derivados del propio hecho de reunirse.  El montante del gasto guarda una inexcusable relación con el número de compañeros y compañeras que participan del mismo y que no es inferior a las 5.000 personas en el caso que nos ocupa.

Y por último el gran envite con el que han tratado, sin conseguirlo, de abochornarnos torturando los números y las letras, para presentar como sobresueldos, esto es, sueldos por encima de los sueldos, unos complementos que junto con los salarios de origen no alcanzan a lo realmente percibido por la inmensa mayoría de los trabajadores de banca.

Todos los bancarios sabemos que los compañeros que se incorporan a la actividad sindical dejan de tener promoción profesional, esto es, sino han ascendido antes de su incorporación al activismo sindical ya no ascenderán. Hoy el 80,20% de los bancarios han ascendido y forman parte del grupo profesional de los técnicos, el resto que aún no ha ascendido, fundamentalmente por ser de reciente ingreso, lo harán en el curso de los próximos años y prácticamente solo los sindicalistas y algunos compañeros de servicios generales se quedarán sin promoción profesional.

Privar de ascensos a un colectivo de trabajadores, por pequeño que este pueda ser, y de hecho el de los activistas sindicales lo es, representa para estos trabajadores un importante quebranto económico que se puede cuantificar y que en términos ponderados no es inferior al 22% del salario de convenio colectivo. No es la única pérdida que tendrán, pues a la misma hay que sumar la que representa no contar con los complementos salariales extra-convenio que tienen todos los trabajadores del grupo de técnicos en todos los bancos y en todas las comunidades y que pueden estar en torno al 20 % a lo que habría que sumar igualmente, no cobrar los bonus anuales, esto es, las retribuciones ligadas a objetivos que pueden alcanzar el 10% del conjunto de las retribuciones.

Es por estas razones que, con buen criterio, CC.OO. viene defendiendo desde hace muchos años que han de establecerse en los convenios colectivos y en las negociaciones en las empresas mecanismos que impidan la discriminación salarial efectiva de los activistas sindicales y es el motivo por el que se han alcanzado algunos acuerdos (pocos) en este sentido.

Y desde esta reflexión es sencillo contestar a la pregunta que nos planteó un conocido exdirigente sindical ¿los dirigentes sindicales tienen que tener privilegios respecto a los afiliados y a los trabajadores? La respuesta es evidente, no. No tienen que tener ni privilegios ni discriminación, no tienen que ser ni más ni menos que nadie, por ello viene luchando ya muchos años el sindicato de banca de Comisiones Obreras.

Se podrá estar de acuerdo o no con los complementos salariales, que por otra parte son bastante comunes en el conjunto de nuestra Confederación, nosotros mismos dimos nuestra opinión y votamos en su momento, pero lo que no se puede decir sin faltar a la verdad, es que los dirigentes sindicales de banca tienen privilegios frente a los trabajadores que representan, no se puede decir que a nuestro sindicato algunos viene a trabajar para promocionarse o para ganar dinero, para trabajar por dinero la gente se queda en los bancos.

Entonces a que vienen los ataques que hemos recibido, que si bien han sido pocos y se pueden contar con los dedos de una mano, no por ello han sido menores en virulencia e incluso grosería. Parece evidente que lo ocurrido solo tiene dos explicaciones, el desconocimiento o la mala voluntad que deviene del perjuicio.

En el pasado y en el presente hemos estado y estamos en la izquierda sindical, pero hemos tratado siempre de distanciarnos del oportunismo, porque nosotros sabemos que no todo vale. Una lástima que todos no opinemos así.


Javier Cobo Quintas | Miembro de la Ejecutiva de Madrid de Servicios y del Consejo Confederal CCOO
Andrés Hidalgo González | Ex-secretario general de la Agrupación Estatal de Banca de CCOO

Saliendo al paso de algunas opiniones sobre la contabilidad de CCOO de Banca