jueves. 28.03.2024
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La Economía Social y Solidaria (ESS) trabaja, investiga e innova formas empresariales que permitan la construcción de un mundo cohesionado y equitativo

El pasado 28 de enero tuvo lugar en la sede del Parlamento Europeo el I Foro Europeo de Economía Social y Solidaria. Participaron más de 250 representantes de diversos países europeos de cooperativas, mundo académico, ONG´s, movimientos sociales, organizaciones rurales y otros movimientos y asociaciones (España, Portugal, Grecia, Italia, Croacia, Irlanda, Bélgica, Suecia, Luxemburgo, Alemania y Francia). La Economía Social y Solidaria (ESS) trabaja, investiga e innova formas empresariales que permitan la construcción de un mundo cohesionado y equitativo.  Fue un programa, de 4 conferencias y 9 talleres, se debatió y se compartieron experiencias sobre la situación actual de la ESS, sus retos, sus necesidades legales y jurídicas, su financiación y sus diversas experiencias… para poder desarrollarse en una Europa incapaz de salir de la crisis de forma equitativa y necesitada de nuevas fórmulas económicas. “La ESS ha mostrado una resistencia extraordinaria a la crisis, a los recortes y a la austeridad impuesta por Europa”, explicó en la conferencia inaugural Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos integrado en el grupo parlamentario GUE/GNL. “Actualmente 14 millones de empleos, el 6,5% de toda Europa, se localiza en la ESS y no sólo es un empleo de mayor calidad, sino que es más participativo además de sostenible y respetuoso con el medio ambiente”.

¿Por qué el Parlamento hace esto ahora, y no antes? Y qué significa el hecho de que se haga? Son dos preguntas que merecen responderse y, necesariamente, se han de encuadrar en el momento político actual. La primera pregunta, (¿por qué se hace ahora?) enlaza con el Grupo de Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL) que fomenta y potencia este Foro. Antes existía, en el Euro-Parlamento, un “intergrupo” especializado en la problemática de la economía social. De él han surgido iniciativas favorables que, en su ausencia, se habrían quedado en el tintero y a través de él la ESS ha tenido cierta audiencia ante el Parlamento. Lo que esta nueva iniciativa representa es la creación de condiciones para establecer un mayor reconocimiento y audiencia a esta forma de hacer empresa y de crear riqueza colectiva (no individual). Lo que es coherente con la apelación que se hace constantemente (y en todos los lugares) a la ESS para que se haga cargo del desarrollo territorial de zonas o sectores especialmente abatidos por la crisis o por la evasión de capitales que prefieren irse a otros lugares que les generen mayor rentabilidad por los menores costes laborales, con independencia de los desastres que se puedan provocar en ese territorio abandonado. Paradójicamente eran (y son) esas entidades empresariales (o sus lobbies) los que tiene una mayor audiencia ante los poderes públicos, olvidando que hay otras formas de hacer empresa y de repartir la riqueza. Ello representa un desequilibrio democrático importante, el poder económico manda y “los demás” son, en el mejor de los casos, elementos sustitutos de sus ausencias o de sus errores sociales, aunque, a pesar de esos errores, quienes los generan quienes tienen más peso en el lobby político. Como dice Arundhati Roy en su último libro (Espectros del capitalismo) citando a pancartas del movimiento occupy: “no nos importa que seáis ricos, lo que nos importa es que tengáis comprado a nuestro Gobierno”.

La otra pregunta (¿qué significa el hecho de que se haga?) tiene una respuesta ”fresca”: se hace ahora porque es cierto que algunas cosas de la política están cambiando, abriendo puertas a intereses de la sociedad, escuchando a grupos económicos que tienen más de sociales que de intereses privados individuales. Y esto era necesario desde hace tiempo. Urge sentar en las mesas del diálogo social a quienes puedan aportar el clamor de una Europa que protesta para que las cosas sean de otro forma, para que las políticas acojan a los intereses colectivos que soportan las consecuencias indeseables de la crisis, defiendan el bien común y se construyan desde objetivos más amplios que los pertenecientes al economicismo financiero. Se precisan más interlocutores que los que hasta ahora han absorbido el dialogo institucional. Hace falta que en las mesas donde se escuchan problemas e inquietudes para apoyar las políticas públicas y construir la legislación esté la voz de quienes ocupan espacios de trabajo sin los que la cohesión social se desquebrajaría más contundentemente de lo que actualmente sucede. “Necesitamos una nueva Europa donde la ESS pase de ser un sector minoritario y marginal para pasar a formar parte fundamental de las políticas presupuestarias y un eje transversal de una nueva Europa más justa y solidaria” dijo el profesor José Luis Monzón, presidente del Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Social y Cooperativa (CIRIEC). “El reconocimiento jurídico de lo que es la ESS son necesarios para que reciba el reconocimiento político, contable e institucional que debe tener en Europa”, concluyó Monzón, que asistió al Foro.

Tan solo se pide que se tome en serio esta forma de hacer empresa y llevar a la práctica lo que el Consejo de la Unión Europea dice en sus Conclusiones del 7 de diciembre de 2015, donde reconoce que es preciso la promoción de la economía social como motor clave del desarrollo económico y social en Europa, pues  “une una amplia y rica variedad de formas organizativas formadas en diversos contextos nacionales y de bienestar social, pero con valores, características y objetivos comunes, combina actividades económicas sostenibles con un impacto social positivo, ajustando al mismo tiempo los bienes y servicios a las necesidades. Desempeña un papel importante en la transformación y evolución de las sociedades contemporáneas, los sistemas de bienestar social y las economías y, por ende, contribuye sustancialmente al desarrollo económico, social y humano de Europa, y más allá de Europa, y es complementaria a los sistemas de bienestar social existentes en muchos Estados miembros.

“La economía social contribuye además al logro de varios objetivos clave de la UE, a saber: un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, empleo de alta calidad, cohesión social, innovación social, desarrollo local y regional, y protección del medio ambiente. También constituye una herramienta importante que contribuye a garantizar el bienestar de las personas. Y algo aún más relevante, la economía social es un sector que ha capeado la crisis económica mucho mejor que otros sectores y cada vez se reconoce más su papel a nivel europeo”.

Pues ya va siendo hora de que lo políticos se tomen en serio sus propias declaraciones.

El Parlamento Europeo “acoge” a la economía social y solidaria