viernes. 29.03.2024

La publicación de la EPA del tercer trimestre brinda al Gobierno del PP la oportunidad de continuar con su política de "vender recuperación", intentando que los ciudadanos le compren su "pack de propaganda" con el que aliviar el impacto de la dura realidad.

Ya tendremos tiempo de analizar las tripas de los datos de evolución del empleo una vez desestacionalizados, pero no está de más recordar que los segundos y terceros trimestres de cada año no son ilustrativos de las tendencias de fondo, porque están muy condicionados por la estacionalidad, que en el caso de España es muy importante.

La EPA ofrece un dato, el de la mejora trimestral del empleo en 39.500 personas -52.000 en el sector privado- que no debería ser utilizado para esconder el bosque y generar un estado de auto engaño colectivo.

Algunos de los datos más estables y perseverantes de las últimas encuestas confirman el fracaso de la Reforma Laboral. Bien, matizo, el fracaso en relación a los objetivos declarados, no tanto en relación al objetivo oculto de la bajada generalizada de salarios.

Conviene destacar que la reducción trimestral del desempleo, en 72.800 personas, responde más a la caída de la población activa en 33.300 menos, que a la creación de empleo. Esta caída de la población activa -personas en disposición de trabajar y en búsqueda activa de empleo- confirma el desánimo de muchas personas, jóvenes, mujeres, parados de larga duración, que en su vida cotidiana no perciben ni brotes verdes ni recuperación.

Y en relación a la mejora del empleo, los datos micro confirman un cambio a peor en la estructura del empleo de nuestro país. En el ámbito del empleo privado crecen los autónomos en 15.200, los empresarios en 20.300, y los asalariados en 23.200. Seguro que para el Gobierno y sus voceros, eso significa dinamismo de la economía. Desgraciadamente, pone de manifiesto que la mejora del "emprendimiento" no es más que el eufemismo utilizado para explicar la nueva estrategia de "autoexplotación" de los autónomos emprendedores. A los que Ulrich Beck califica como el cubo de la basura, al que el sistema envía todos los procesos de externalización de los riesgos y los costes de la crisis.

Pero el dato que deja más en evidencia el optimismo patológico de este Gobierno -de este Gobierno también- es la caída de los asalariados con contrato indefinido en 146.300 personas y el aumento de los trabajadores con contratos temporales en 169.500 efectivos.

Si atendemos a los objetivos declarados por la Reforma Laboral, el balance no puede ser peor. Recuerden que los objetivos eran aumentar el empleo -hoy tenemos 497.100 ocupados menos, de ellos 485.500 asalariados menos que hace 12 meses. Y lo que es peor, 370.400 personas activas menos que hace un año. En relación al objetivo de reducir la temporalidad el balance tampoco es positivo, la tasa de temporalidad ha vuelto a crecer hasta el 24,3%.

Ojalá los indicadores trimestrales positivos del tercer trimestre -los primeros desde2010- se consoliden. Mucho me temo que no va a ser posible una recuperación significativa del empleo -que lo noten las personas paradas- mientras se mantenga la "teología de la austeridad". Recuerden que en España 3 de cada 4 empleos dependen del consumo interno. Bajando salarios y precarizando contratos no se puede activar el consumo privado. Y con un sistema fiscal tan injusto como cadavérico -ingresos un 10% del PIB menos que la media de la UE- y sometido a la "estabilidad presupuestaria" y a la prioridad de los intereses de la deuda del art. 135 CE, no parece que pueda reactivarse el consumo público.

La mejora de las exportaciones por sí sola no puede tirar del carro del empleo, porque una cosa es que mejore el peso de las exportaciones en el PIB y otra es que eso se refleje en creación de empleo. Desagraciadamente eso no es así por la propia estructura de nuestras importaciones y del empleo en las empresas exportadoras, muy intensivas en capital. El empleo tampoco crece globalmente en las empresas exportadoras.

Esta es la cruda realidad que obliga a no dejarnos engañar por la propaganda y a exigir al Gobierno un cambio de orientación en su estrategia de "teología de la austeridad" . Al menos en su intensidad. Para que el empleo sea lo primero de verdad, sobra austeridad mal aplicada.

La EPA confirma el fracaso de la reforma laboral