viernes. 29.03.2024
Carlos Cruzado | Presidente de Gestha.

Con motivo de nuestro XIII Congreso anual, los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) presentamos un pequeño estudio sobre la evolución de la desigualdad en España a raíz de la crisis. Aparte de darnos cuenta de lo mucho que ha aumentado la diferencia entre las rentas altas y bajas en nuestro país, los datos analizados nos han servido para hacer una reflexión sobre qué entendemos por contribuyentes “más ricos” y “más pobres”.

Generalmente, cuando hablamos de ricos pensamos en auténticos millonarios que escapan al alcance de cualquier mortal. Pero en nuestro informe no hablamos sólo de esta clase de ricos, sino también de aquellas personas que todo lo que ganan lo obtienen de sus rentas del trabajo o pensiones. Y, aunque cuesta mucho fijar el umbral a partir del cual un contribuyente puede considerarse más rico, en la información que facilita el Ministerio de Hacienda detectamos que apenas un 20% de los contribuyentes concentran una parte muy importante del total de rentas (en España, ese porcentaje es el 44%, concretamente).

Y, más sorprendentemente, no todo ese 20% tiene, ni mucho menos, un perfil de millonario, pues se trata de personas que declaran rentas netas por encima de los 24.000 euros anuales. Esto quiere decir que, a partir de esos rendimientos, sólo hay un 20% del total de contribuyentes, incluyendo a aquellos que ganan más de 300.000 euros y de 600.000 euros, por ejemplo. O, lo que es lo mismo, que en España hay muchísima gente (un 85%) que gana menos de 24.000 euros netos.

Cualquier lector pensará que ganar más de 24.000 euros no es ser rico, ni tampoco ganar más de 60.000 euros pero, como todo es relativo, conviene destacar algunos matices. De hecho, sabiendo que el salario más común en España, según el INE, es el de 15.500 euros brutos anuales, alguien que gana el doble puede considerarse un afortunado. Y qué decir de un contribuyente que declara 60.000 euros. Quizás en este caso cambiemos nuestra percepción, ya que multiplica por cuatro el salario más habitual en nuestro país.

Sin embargo, el concepto de “pobre” sí que está más delimitado y se asocia a aquellos contribuyentes que ganan menos del salario mínimo (8.979 euros brutos anuales), en realidad se contabilizan a aquellos que no tienen ingresos o que sus rentas están por debajo del 60% de la mediana de los ingresos anuales. Por lo que por debajo del umbral de la pobreza se encuentran tanto personas con rentas como sin ellas, lo que hace que su número sea muy elevado, llegando a 9,3 millones de personas en España, algo más del 20% de la población. Por eso, teniendo en cuenta estos datos, quizás nos hayamos convencido por completo de que ganar más de 24.000 euros anuales puede convertir a alguien en afortunado. ¿O incluso con un menor salario?

Otra cuestión incontrovertible es la elevada evasión y elusión fiscal que cometen las grandes fortunas del país, que no queda reflejada en la declaración de la Renta, ni en el Impuesto de Patrimonio, ya que la mayor parte de sus ingresos los canalizan a través de sociedades instrumentales, sean patrimoniales o SICAVs, lo cual no ayuda a reducir la creciente desigualdad del país.

Sin duda, son datos para reflexionar


Contesta Carlos Cruzado | Presidente de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA)

¿Qué entendemos por contribuyentes “más ricos” y “más pobres” en España?