viernes. 19.04.2024
formacion mujeres

El porcentaje que representa la mujer en el conjunto de la población asalariada ha pasado del 43% al 48% entre los años 2007 a 2016, el de las participantes en la formación en la empresa solo ha crecido 1 punto

Las empresas invierten menos en formación en las mujeres que en los hombres, sea cual sea su tamaño; el crecimiento del número de mujeres asalariadas no ha tenido su reflejo en la participación en la formación, en especial, en la formación organizada por las empresas; además, la teleformación es la modalidad más empleada por las empresas para formar a las mujeres.

Ser mujer joven, tener estudios primarios y además responsabilidades familiares es el cóctel perfecto que conduce a la desigualdad, la precariedad y el olvido formativo. Así se desprende de “13 datos que explican la participación de las mujeres en formación para el empleo”, un estudio que ha elaborado Comisiones Obreras.

La Formación de Oferta, a la que las mujeres accedían libremente sin la intervención empresarial, durante muchos años corrigió los desequilibrios, haciendo que la mujer alcanzara tasas de participación por encima de su peso en el mercado de trabajo. La crisis económica y los recortes presupuestarios del Gobierno a las convocatorias de Formación de Oferta han ocasionado en los últimos años un importante descenso en las cuotas de participación femenina.

Sin embargo, y a pesar del aumento presupuestario para las bonificaciones a la formación de las empresas, no ha habido una incorporación mayor de la mujer a las acciones formativas. Mientras que el porcentaje que representa la mujer en el conjunto de la población asalariada ha pasado del 43% al 48% entre los años 2007 a 2016, el de las participantes en la formación en la empresa solo ha crecido 1 punto (del 43 al 44%). Según Lola Santillana, Secretaria confederal de Empleo y Cualificación Profesional de CCOO “es necesario seguir interviniendo en las empresas para corregir los desajustes que se producen en el acceso a la formación de las mujeres y evitar la discrecionalidad empresarial que solo selecciona a hombres, incumpliendo el derecho de toda la población trabajadora a mejorar su cualificación profesional, adecuándose a las demandas del mercado de trabajo”.

Porcentaje de mujeres que han participado en formación a lo largo de la vida en España y en la Unión Europea (EU15) 

mujer
Fuente: Eurostat: Participation rate in education and training (last 4 weeks) by type, sex and age 

Los datos que aparecen en el informe constatan cómo la crisis ha penalizado a las mujeres jóvenes que siguen participando en formación más que los hombres de su mismo grupo de edad, pero han pasado de representar en el periodo 2007-2016 el 58% al 33% del alumnado, un descenso superior al de los varones.

El sindicato también llama la atención sobre el hecho de que las mujeres con educación secundaria son las que más se forman, seguidas de las universitarias; sólo las mujeres con baja cualificación presentan tasas de participación inferiores a las de los hombres de su mismo nivel educativo. Estas últimas participan en formación en una proporción inferior a la que representan en la población asalariada (28% y 42% respectivamente). En el caso de los trabajadores, la diferencia es algo menor (41% y 53%).

Por otra parte, las responsabilidades familiares y la incompatibilidad con los horarios de trabajo tienen un peso mayor en las dificultades que declaran las mujeres para formarse en comparación con los hombres. Lola Santillana reclama de las instituciones medidas de acción positiva que permitan la igualdad efectiva de acceso de las mujeres a las acciones formativas de las empresas. En este sentido, “urge al Servicio Público a publicar la resolución que hasta 2012 obligaba a las empresas a formar a los colectivos más vulnerables en la misma proporción que representaban en la plantilla”.

Porcentaje de formación no formal financiado por las empresas por género

1
Fuente: Eurostat, Distribution of non-formal education and training activities by type and sex 

En lo que respecta a las modalidades formativas, el análisis de CCOO revela que las mujeres se forman a menudo fuera de la jornada laboral, y lo hacen fundamentalmente a través de plataformas de teleformación; el 50% del total de horas formativas frente al 35 % en el caso de los hombres.

Para CCOO, es importante tener en cuenta que la modalidad utilizada en el aprendizaje no es neutral. Influye en la especificidad de los contenidos, en los costes que asume la empresa, en el grado de satisfacción del alumnado y en la vinculación de los cursos con el entorno laboral. Y, por todo ello, en su eventual impacto en la carrera profesional. En opinión de la Secretaria Confederal de Cualificación, “lo que en verdad facilita conciliar las tareas domésticas y las obligaciones laborales es que el tiempo en el que se forman las mujeres se haga en horas de trabajo”.

Al analizar los contenidos de los cursos vemos que persiste la segregación por género. Servicios asistenciales, enfermería y cuidados sanitarios, docencia y servicios personales son los contenidos formativos en los que la mujer supera el 75% del alumnado.

El informe destaca también el hecho de que la mujer que trabaja en pequeñas empresas tiene mayores dificultades para formarse. A pesar de que la brecha entre hombres y mujeres en el acceso a la formación persiste y crece con el tamaño de la empresa, las mujeres tienen una tasa de participación mayor según crece la plantilla de la empresa. Así, en las empresas con plantillas de menos de 10, apenas se forman el 10% de las mujeres que trabajan. Este porcentaje aumenta con el tamaño de la empresa, alcanzando el 35% para plantillas a partir de 50. Este hecho coincide con una mayor presencia sindical organizada y con capacidad de intervenir en los procesos formativos garantizando la equidad en el acceso. “El fortalecimiento sindical contribuye a garantizar el derecho laboral de todos y todas a la formación”, concluye Lola Santillana.

Atendiendo a las conclusiones del estudio, CCOO insta al Gobierno adoptar las medidas que hagan posible la mejora de las competencias y los niveles de cualificación de las mujeres trabajadoras que posibiliten su desarrollo profesional y personal, atendiendo al mandato constitucional de garantizar la formación y readaptación profesional de toda la población trabajadora, sin discriminación alguna.

Las empresas invierten menos en formación en las mujeres que en los hombres