viernes. 19.04.2024

La enseñanza de la economía en todo el mundo parece estar cada vez más en manos de los representantes de la ortodoxia neoliberal, que son a quienes contratan preferentemente las universidades y quienes publican en las revistas más prestigiosas, en su mayoría anglosajonas.

Contra ese estado de cosas se han rebelado últimamente en Francia algunos conocidos economistas y pensadores de izquierda como Frédéric Lordon o el filósofo de la ciencia Jean-Pierre Dupuy. Ambos han publicado en el semanario “L’Obs” un artículo en el que denuncian la ausencia de debate intelectual en esa disciplina y las maniobras de conocidos economistas, entre ellos algún premio Nobel de ese país como Jean Tirole, para que las cosas sigan como hasta ahora.

Lordon y Dupuy acusan a Tirole y al economista francés de Harvard Philippe Aghiou de maniobrar entre bastidores para impedir la creación en el Consejo Nacional de Universidades de Francia de una nueva sección de economía, como las que existen, por ejemplo, en otras disciplinas como el derecho, las matemáticas o la química. Esa sección que proponen tendría carácter indisciplinar y estaría abierta a las ciencias sociales, tal y como reclama también la Asociación Francesa de Economía Política. A Tirole y Aghirou, argumentan sus críticos, no les gustan quienes no piensan como ellos; no aceptan, por ejemplo, a los neokeynesianos, a los marxistas, a los socioeconomistas.

La economía que defienden los neoliberales escamotea la cuestión de los fines para concentrarse en los cálculos supuestamente racionales que gobiernan las conductas humanas. Para aquellos, la acumulación de la renta de los oligarcas, tan criticada por Thomas Piketty, se presenta como algo natural e incluso necesario. En su imaginario, todo es conmensurable, intercambiable, monetizable.

La nueva sección que proponen los críticos pondría fin a la “discriminación” que sufren los economistas heterodoxos y que se traduce, por ejemplo, en el hecho de que en los diez últimos años, solo un 5 por ciento de los profesores contratados por las universidades francesas pertenezcan a alguna corriente alternativa. Es lo mismo que denuncia el grupo francés conocido como los “Economistes Atterrés”, para quienes resulta incomprensible que la crisis de las “subprimes” en Estados Unidos no haya modificado para nada el discurso neoliberal ni las políticas económicas que condujeron a esa catástrofe y que han conducido a la imposición de brutales políticas de ajuste.

“Combatimos el integrismo económico neoliberal, que contribuye a la descomposición de un sector de la población porque los discursos radicales encuentran también un caldo de cultivo en la pobreza y las desigualdades”, afirma Eric Berr, profesor de la Universidad de Burdeos y miembro de ese grupo.

Pero la contestación a la ortodoxia neoliberal en las universidades no se limita a Francia, sino que se está dando también en otros países como Alemania y el Reino Unido. En la universidad inglesa de Manchester, por ejemplo, los estudiantes lanzaron una campaña internacional para la reforma de la enseñanza de la economía de modo que se tengan en cuenta otros enfoques.

Y en Estados Unidos se produjo un sonado incidente cuando en noviembre de 2011 un grupo de estudiantes de Harvard abandonó la clase que daba Greg Mankiw, asesor económico de George W. Bush y del también político republicano Mitt Romney. Acusaban a Mankiw, que había defendido entre otras cosas la deslocalización de empresas, y a sus otros colegas de Harvard de hurtarles a sus estudiantes una comprensión “amplia y crítica de la economía” y contribuir así a un sistema financiero que había causado un auténtico “caos económico” en todo el mundo.Joa

Economistas contra el pensamiento único