jueves. 25.04.2024
kruas

Los seres humanos construimos nuestra personalidad a base de filias y de fobias. Baldosas blancas y negras por las que vamos caminando. A los hijos del rock and roll siempre se nos hizo complicado salirnos de la locomotora y reconocernos en otros sonidos. Fuimos hijos de la palabra. Siempre más atentos a la letra que a la música. Pocos fueron los que nos sacaron del básico, proletario y callejero compás de 4/4. La ópera, el flamenco o el folk nos parecían sabores rancios y tardamos mucho en quitarnos los complejos. 

Kraus era un tenor con un fraseo clarísimo, al que éramos capaces de entender. Sin florituras, sin pose de divo. Canciones puras, excelsas. Alguien del que pensábamos que nos podíamos fiar porque no se exhibía en obras benéficas de cara a la galería

Nos hizo falta un Omega, para reventarnos las costuras. Nos hizo falta un Tribus hispanas que nos hiciera comprender lo que existía antes de los rockers, punks y heavys. Y, también nos hizo falta un Pourquoi me réveiller para asomarnos a los sentimientos más allá de las baladas de Scorpions. Enrique Morente, Eliseo Parra y Alfredo Kraus fueron las baldosas negras por las que pudimos escapar de nuestra jaula sonora. 

El 10 de septiembre se cumplen veinte años de la muerte de Alfredo Kraus. Aquella noche de 1999, Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute anunciaron la muerte del tenor a las 18.000 personas que asistíamos a su concierto en Las Ventas. Aplaudimos durante minutos. No estábamos solos. Kraus era también uno de los nuestros aunque no hubiera en el Discoplay camisetas negras con su nombre. 

Ese tipo serio y adusto, con su bigotito militar, ajeno al marketing de los Tres Tenores con el que nos machacaban por tierra, televisión y radio. Kraus era un tenor con un fraseo clarísimo, al que éramos capaces de entender. Sin florituras, sin pose de divo. Canciones puras, excelsas. Alguien del que pensábamos que nos podíamos fiar porque no se exhibía en obras benéficas de cara a la galería. 

Veinte años que se celebrarán la próxima semana con las jornadas Alfredo Kraus, il canto come arte en el Teatro del Maggio Musicale Fiorentino, a finales de mes con la celebración del VII Concurso Internacional de Canto Alfredo Kraus en Madrid, Florencia y Nápoles o con la remasterización de su álbum Esencial donde se recoge un ramillete de variopintas canciones con las que también consiguió reconciliarnos. Después de Kraus, y de la Fundación Guerrero, también nos quitamos muchos complejos con la zarzuela aprendiendo a saborear la belleza de un género al que tantos se empeñaron en desvirtuar y degradar con montajes y versiones infames. 

Veinte años sin Kraus son muchos años. Gracias maestro.

Veinte años sin Alfredo Kraus