sábado. 20.04.2024
ontañon

La semana pasada Cristina Sánchez-Andrade presentó en A Coruña, en la librería Berbiriana, su última novela, Alguien bajo los párpados (Anagrama 2017), la historia demencial de una familia gallega en los tiempos de la guerra civil narrada a través de la visión de sus últimos supervivientes, dos mujeres (señora y criada) de edades pétreas que comparten vejez y soledad en el Santiago de los años ochenta. Dos personajes estrafalarios que se lanzan a la carretera en un último y accidentado viaje largo tiempo esperado. Mientras avanzan por carreteras envueltas en una atmósfera típicamente gallega, coruñesa, diría yo, que puede verse, respirarse y sentirse gracias a la magnífica prosa de Sánchez-Andrade, vamos conociendo la vieja historia familiar que las une y que se remonta a los años de la Segunda República. La novela está trufada de personajes memorables, estrafalarios, que beben directamente, o al menos eso evocaron a este lector, de fuentes narrativas tan potentes como las de El bosque animado, de Wenceslao Fernández Flórez, o de aquellos maravillosos retratos de personajes gallegos de los relatos de Álvaro Cunqueiro. Una gaviota acompaña a las ancianas aferrada al techo del coche durante todo el trayecto mientras los acontecimientos se precipitan en una suerte de huida desesperada a lo Thelma & Lousie, aderezada, eso sí, con tintes de película de Tarantino en versión rural gallego.

Una historia hilarante que, no obstante, deja traslucir también toda la crudeza de aquella época, de unas vidas rodeadas de violencia, injusticia y, sobre todo, soledad.

La escritora nos contó cómo surgieron estos personajes en su cabeza y cómo quiso atraparlos en el papel y seguir sus aventuras por una Galicia intemporal, casi mítica, a la vez familiar y literaria, para acabar construyendo una novela ágil y divertida, escrita con verdadero oficio.

Ha sido una suerte poder acompañarla en esta presentación y conocer de primera mano los materiales con los que Cristina Sánchez-Andrade elabora sus ficciones, un enjambre de recuerdos e historias familiares, de lecturas, de imágenes y sensaciones construidas en su infancia de veranos gallegos y con las que la autora ha sabido componer este fabuloso y disparatado cuadro familiar. Un buen libro para llevarnos en la maleta de lecturas de este verano, que espero sea propicio para todos ustedes.

Una vida bajo los párpados