viernes. 29.03.2024

Una película que se publicita equivocadamente como centrada en la vida de unos chicos con síndrome de Down, lo que hace pensar al público que una vez más se va a encontrar con un tratamiento paternalista y condescendiente, siendo la sorpresa agradable aún mayor al tratarse de una película madura en si misma y muy acertada en el relato de las vidas de estos jóvenes, que a su vez las tienen integradas con sus familias y con otros grupos de jóvenes digamos normales.

Es Chema Sarmiento un director leonés que pasó una parte de su vida estudiando en Valladolid y que actualmente está afincado en París, donde además de dar clases relacionadas con el cine, realiza trabajos, especialmente documentales, para diversas televisiones.

Lo de París es producto de cierto exilio obligado ,a partir de las enormes dificultades encontradas en esta tierra para desarrollar y promocionar su trabajo, a pesar de éxitos internacionales como el extenso y riguroso documental “Mahoma” que debería ser objeto de visión y estudio en todos los colegios y otras instituciones de formación incluidas las de adultos.

Una vez más se demuestra que a pesar de todas las declaraciones de Instituciones y Empresas que presumen de gran responsabilidad social, no están dispuestos a avalar a artistas que se acercan a problemas sociales, como el que representan este grupo de muchachos, con una mirada seria y a la vez cómplice y abierta, alejada de las tan frecuentes aproximaciones realizadas con un claro sentido de condescendencia.

“Viene una chica” tiene el acierto de realizar un paralelismo entre la preparación y posterior representación de una obra de teatro en el colegio ,por parte de los chicos con síndrome de Down, con sus vidas cotidianas, como decimos integradas con sus amigos “normales”, mostrando su inteligencia y capacidad de comprensión, por ejemplo en la necesaria improvisación al final de la representación de la obra de teatro ,o en la vida real cuando Tino el protagonista no duda en decirle “eres un cabrón “al amigo al que está ayudando a fugarse con su novia perseguidos por el hermano y el padre de esta y que sin embargo se marcha con un ligue nuevo dejándola atrapada en su cerrado mundo.

O la jugada de la chica forastera a la que todos desean y que trata por igual, es decir les atrae y luego da plantón, tanto a Tino como a los dos amigos “rompecorazones” de la pandilla.

Por cierto Tino el protagonista es Borja González un joven burgalés de 17 años con síndrome de Down realiza un impresionante trabajo del que no desmerecen en absoluto todos los demás compañeros de reparto.

Otro gran acierto es el de utilizar la ciudad de León como escenario, sus lugares más conocidos, pero también otros más cercanos y domésticos, así como las viviendas, los colegios y las iglesias habituales y reconocibles en la vida cotidiana de cualquier ciudadano actual.

Estos escenarios, así como un gran guión basado en cuentos de Luis Mateo Diez, dotan a la película de una cercanía e identificación del espectador no muy habituales en el cine español de los últimos tiempos, identificación con la normalidad de sensaciones, deseos y reacciones que se producen en los chicos protagonistas con síndrome de Down e incluso con la naturalidad y el cariño con el que con ellos se relacionan sus familiares, profesores y amigos.

El apoyo del público de la Seminci a este film ha sido entusiasta, una de las mayores ovaciones, también el de alguna critica y ha logrado una cierta y muy positiva repercusión siendo avalada en su estreno por Vicente del Bosque, seleccionador nacional de fútbol y persona comprometida con las asociaciones que se ocupan de todo lo relacionado con personas portadoras de este síndrome.

Seria una pena que como en tantas otras ocasiones no pasara a las salas comerciales, reivindicamos al menos una digna edición y comercialización en DVD que permita al mayor número de ciudadanos recoger y aprender una mirada desprovista de prejuicios sobre la vida de estos chavales que además, y no es poco en estos tiempos, nos hacen pasar un rato agradable incluidos momentos de abierto regocijo.

Javier Fernández | Director de Estudios Sindicales Fundación 1 de Mayo



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