viernes. 19.04.2024
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Mi conocimiento de la vida en Japón es de “segunda mano”. Las películas clásicas de Akira Kurosawa, Yasujiro Ozu o Kenji Mizogouchi; la poesía y escritos de Yukio Mishima y alguna lectura de Haruki Murakami; los comentarios y experiencias de familiares y amigos que lo han visitado; y más h5recientemente algunas películas de directores contemporáneos y hasta las tremendas películas de dibujos animados que he visto con mi nieta Violeta.

Hace unos días visité la exposición que el Palacio de Velázquez en el Retiro de Madrid dedica al pintor japones, Tetsuya Ishida. Y me quedé mucho más que impresionado.

Nunca había oído hablar de él ni por supuesto había visto un cuadro suyo. Con en el folleto de la entrda me enteré que había nacido en 1973 y fallecido en el 2005, con razonables sospechas de que se había h4suicidado. Durante su vida su obra no tuvo el menor reconocimiento en su país y menos aun en el resto del mundo. Esta exposición es la primera retrospectiva que se hace en Europa.

Consta de 70 cuadros y algunos dibujos, grabados y cuadernos y lleva por título “Autorretrato de otro” y permanecerá abierta hasta el 8 de septiembre.

Los cuadros tienen un elemento común, un joven protagonista, con la misma cara y expresión, en muy diversas circunstancias y ambientes, a cuál mas impactante, desasosegante, imaginativo y bastante inédito en la historia de la pintura. Quizás los elementos de comparación más próximos podrían ser en mi opinión algunos comics underground de los años 80 del siglo pasado y hasta figuras y situaciones de la h2pintura de Jheronimus Bosch, más conocido en España como “El Bosco” (“El carro de heno”, Mesa de los pecados capitales”, “Las tentaciones de S. Antonio Abad” o “El jardín de las delicias”).

Los comentarios sobre los cuadros de Ishida indican que su obra refleja la vida cotidiana en una sociedad asfixiante, individualista, de trabajo alienante, sin comunicación, de infra vivienda, sin ningún rasgo de alegría, ni siquiera en la infancia, la educación, la comida o el sexo. Los peores rasgos del neocapitalismo. La actual sociedad japonesa sería la avanzadilla del mundo al que nos dirigimos.

Llama especialmente la atención el que nos estamos refiriendo a la mirada de un joven artista, ya que son obras realizadas entre 1996 y 2004, es decir con poco más de veinte años.

h1Por otra parte, Ishida es un magnifico dibujante y pintor, que además maneja con gran maestría unos colores y unos tonos fríos, relativamente oscuros, grises, marrones.

El día que visite la exposición, abierta recientemente, todo el público, afortunadamente nada agobiante, se quedaba fascinado y a la vez horrorizado; los comentarios de sorpresa ante un pintor desconocido eran todos de satisfacción, por haber tenido la oportunidad de haber visitado la exposición.

No hay que perdérsela y aprovechar su amplia estancia en el Palacio de Velázquez.

Y esperemos que esa terrible sociedad pintada por Ishida nunca llegue a hacerse realidad en nuestro país.

Tetsuya Ishida, una exposición impactante