jueves. 28.03.2024

Una familia músico poética de raíces populares heterogéneas que nos pide sonreír para llevarlo mejor.

En estos tiempos tan inciertos, apoyar la cultura, como ahora reclaman las y los profesionales del sector, es una tarea tan necesaria como gratificante. Así ha sido como ha visto la luz el último trabajo del grupo catalán Alma de Boquerón. Ellos agradecen el esfuerzo de sus micromecenas y yo quiero agradecerles a ellos la tarea y el empeño para sacar adelante su obra.

Por fin he podido disfrutar de las canciones del cd “Sonrían, por favor” que titula el último disco y que engloba catorce piezas con un, a mi entender, denominador común: la alegría de vivir. Letras y música de ilusión y esperanza para convencernos, a ritmo de esa rumba catalana que tan bien interpretará el desaparecido Peret, de que la vida merece, al menos, una sonrisa.

Uno (unos y unas) se puede identificar con los versos de algunas de las canciones del disco. Podemos ser esos “maduros vintage” que crecimos con el “esto no me mola” y “mamando” la música en radiocasete (los vinilos están de vuelta y de moda. Cara, eso sí); pero también ser de esos locos a los que en algún momento les aprieta la vida y a los que les dan pena (y vergüenza) los telediarios, que creen que la sociedad es un drama y que somos manipulados y engañados.

Además, compartir, con ese “alma de boquerón” que llevamos dentro, aquello de que la vida es “sorda y tozuda” y que la música, en este caso la rumba, “cura las penas y nos lleva momentos de felicidad”. Pese a que la vida siga igual, que “los malos andan ganando”, que “el odio campa a sus anchas”, no queriendo que “maten en nuestro nombre” ni que “sus miserias peinen nuestras canas”.

Así que, si no saben que fer, amb tant esdeveniment i tanta bogeria, pues canten con alma de boquerón. Un grupo que se encuentra en la música (siempre) y en la barra de los bares (cuando se pueda).

Y sonrían, por favor.

Ya tengo alma de boquerón