miércoles. 24.04.2024

Unknown-2_forCropConsidero que comprender y divulgar este tipo de cuestiones resulta hoy más imprescindible que nunca, con los tiempos que corren, y libros como este del que te quiero hablar, lector, son necesarios para cualquiera que quiera ser consciente de su papel en la sociedad civil en la que no le queda más remedio que vivir inmerso.

El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa, publicado recientemente por Cátedra en su colección “La Historia de…”, es, conviene dejarlo sentado ya al inicio, un libro al que no le habría venido mal, sobre todo por el desmedido interés de cuanto en él se cuenta, se analiza, se explica, una mejor edición de mesa que hubiese puesto orden en la, en muchas ocasiones, atropellada exposición de tanta realidad (más de la que prometía el libro, por cierto). Dicho lo cual…

En este perspicaz recorrido desde la barrera que efectúa el historiador y varias veces diputado socialista Javier Paniagua a través de las últimas cuatro décadas del partido más socialdemócrata de la historia española, el originariamente obrerista y socialista Partido Socialista Obrero Español (PSOE), hay protagonistas determinantes como en toda Historia que se precie, por mucho materialismo histórico que haya querido ocultar a los seres humanos del estudio del pasado, y una de esas personalidades es sin duda, o mejor dicho, es, sobre todo, Felipe González, para quien la mayor aportación, “lo más sustancial”, que su partido y sus gobiernos podían hacer desde la gobernabilidad de España era, en aquellos años de su liderazgo socialista y gubernamental, en palabras del autor de El socialismo…, “asentar al país en el camino de una democracia irreversible para asegurar la convivencia que tanto costaba mantener en España”.

El libro recorre los años en los que la socialdemocracia gobernó España, y diluye en su narración ese pasado del que proviene el PSOE y las principales controversias no sólo de los socialistas sino de lo más granado del movimiento obrero. Paniagua pone especial interés en categorizar que, desde su llegada al poder en 1982, el PSOE se fijará como objetivo para paliar las desigualdades sociales favorecer la igualdad de oportunidades, de tal manera que resulte indudable que, como indica el catedrático, los socialdemócratas españoles estuvieron “por respetar las iniciativas individuales” desde “su creencia en la democracia como sistema de convivencia política”, abandonando “el lenguaje de la clase obrera” y centrándose en la ciudadanía. Eso sí, sin dejarlo todo “al albur de la iniciativa individual”, y haciendo por tanto “que el poder del Estado tuviera su papel”.

Para Javier Paniagua no hay duda, y así de rotundamente, sin ambages, lo afirma: “los gobiernos de Felipe González construyeron el Estado de bienestar en España”, con el mérito añadido de hacerlo “en una época de restricción de las políticas expansivas” y alcanzando cotas indicadoras parecidas a las de los países desarrollados de su entorno.

Los gobiernos socialistas supieron remodelar la política económica del franquismo […] y abrirla para su incorporación a la Unión Europea [,] sin caer en políticas de nacionalizaciones de empresas, consideradas ya obsoletas por la mayor parte de la socialdemocracia. […] [Como hemos visto que ha admitido Felipe González:] Lo prioritario era consolidar la democracia y disminuir las desigualdades sociales.”

El autor considera que la socialdemocracia española, la que ha gobernado, “admite que no existe alternativa al capitalismo y que la única vía posible es disminuir los desequilibrios sociales que el mercado produce.” Y Paniagua para ello se sirve, una vez más, del ex presidente del Gobierno González, quien en su libro de 1997, publicado un año después de resignar en los conservadores del Partido Popular (PP) la presidencia gubernamental, ¿Qué era el socialismo? ¿Qué es?, afirmaba:

“Si alguien desde la izquierda y con capacidad de gobierno cree que la competitividad de las empresas de su país o de su economía tiene que ceder ante las necesidades de la política social, estará destruyendo sencillamente la política social”.

De alguna manera, uno acaba concluyendo al leer este libro algo que ya había intuido, que la socialdemocracia salva al capitalismo, como tantos analistas nos han hecho ver, y lo hace recurriendo al mal menor, al estoescuantosepuedehacer.

Eso y que, como dice en algún momento Javier Paniagua en este El socialismo. De la socialdemocracia al PSOE y viceversa, cabe preguntarse algo que a mí por ejemplo me ha llevado a decir que algunos creen que la Transición se hizo para que Felipe González tuviera un yate: ¿es “ético para un socialdemócrata aprovechar sus conexiones construidas en la acción de gobierno para sus intereses privados”?

Pero la obra de Paniagua no se detiene en la salida del poder de González y analiza también la actitud socialdemócrata de los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, aquellos que tuvieron lugar entre los años 2004 y 2011. Para el experto en los movimientos sociales anarquistas y socialistas que es Paniagua, con Rodríguez Zapatero, lo prioritario no fueron ya “los programas económicos que amplíen el Estado de bienestar, sino el aumento de las libertades públicas”. Pues claro, añado yo, no lo fueron con él, como no lo fueron con González, para quien, como quedó dicho de su boca poco más arriba, lo prioritario fue asentar la verdadera democracia entre los ciudadanos de España al tiempo que se promovía y se defendía la competitividad de las empresas antes que el bienestar social, pues sin la una no podría haber lo otro. De hecho, el último socialdemócrata al frente del Consejo de Ministros español −que no goza precisamente de la simpatía de Paniagua (algo que el editor debería haber suavizado para no maltratar la credibilidad del ensayo)− fue el responsable de los mayores recortes del gasto público desde la muerte de Franco (hasta la llegada al poder del conservador Mariano Rajoy), en medio de la debacle que supuso la crisis mundial que desde 2007 venía afectando a la España gobernada por el PSOE.

En las páginas finales del libro, su autor ilumina brevemente una parte del escenario, que hoy en día es buena parte del escenario mismo, cuando nos presenta a Pablo Iglesias, no al padre del PSOE sino al fundador del muy reciente partido de izquierdas Podemos (sólo tres años le contemplan), de quien dice que “ha recalcado que está en el ámbito de la socialdemocracia a la que el PSOE, como otros partidos europeos, habría renunciado”.

El libro llega en su discurrir temporal hasta los últimos meses, y si hay una frase que pudiera servir para clausurar la actualidad de la socialdemocracia española analizada es esta:

“La socialdemocracia española [no se refiere Paniagua a Podemos, que te quede claro, lector, pues considera que sólo el PSOE es socialdemócrata en España] necesita aclarar cuáles son sus propuestas en una situación de incertidumbre social, económica y política.”

O mejor esta, que matiza y completa la anterior:

“[El PSOE se enfrenta en la actualidad] con las nuevas propuestas políticas surgidas en el siglo XXI que consideran que la socialdemocracia histórica ya ha cumplido su papel y que en estos tiempos o se incorpora a las reivindicaciones de las nuevas izquierdas y abandona la elite política clásica, o se identificará con los planteamientos de las derechas conservadoras.”

Y algo más, me quedo para finalizar con una cita del libro de Paniagua, esta:

"España es amiga de todos y enemiga de nadie [...], como potencia es un sueño histórico que jamás podrá volver". Quien lo dice es un historiador y politólogo experto en política internacional: Juan Carlos Jiménez Redondo. (Sí, ya sé que no viene a cuento de lo que te he contado.)

El socialismo y la socialdemocracia (españoles) según Javier Paniagua y viceversa