viernes. 29.03.2024
NUEVATRIBUNA.ES / ANTONIO SANTO 12.05.10

El Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2010, ha recaído este año en el escultor estadounidense Richard Serra (San Francisco, 1939). Entre los otros finalistas se encuentran el director de orquesta italiano Riccardo Muti y el cineasta español Carlos Saura. Este premio, dotado con 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, ha recaído anteriormente en artistas de enorme prestigio e incontestable talento, como Woody allen, Santiago Calatrava, Vittorio Gassman o Fernando Fernán Gómez.

Serra está considerado como el escultor de vanguardia en activo más importan; sus materiales de trabajo son principalmente los metales (plomo y acero) y el hormigón. Sus obras (que empezaron claramente enmarcadas en el process art, para el que lo importante no es la obra final sino el proceso que lleva a él, y evolucionaron hacia el minimalismo) suelen ser grandes construcciones con forma de rodillos y láminas de metal, integrados en el entorno tan fuertemente que el mismo Serra afirmó en 1981, a la luz de la polémica sobre la petición de cambiar de sitio una escultura suya en Nueva York, que "quitar el trabajo [de allí] sería destruirlo".

El artista norteamericano (que ya fue finalista del premio en cuatro ediciones anteriores) tiene una relación especial con España; el escultor ha confesado en varias ocasiones que amaba especialmente la cultura española, y por nuestra geografía museística hay varias obras suyas repartidas. Conocida especialmente es Snake (véase la foto que acompaña estas líneas), instalada permanentemente en el museo Guggenheim de Bilbao (donde se expusieron en 2005 otras piezas del autor); tampoco puede olvidarse la famosa anécdota del Centro de Arte Reina Sofía, que en 2005 anunció que había perdido una pieza de este artista. Dicha pieza pesaba 38 toneladas.

Su obra intenta crear una experiencia en el espectador basada en la forma, y no en encontrar una forma particular. Sus piezas, enormes y pesadísimos conjuntos de acero u otros metales, tienen sin embargo una apariencia de liviandad y equilibrio nada casual: Serra realiza modelos a escala que luego pasan por la supervisión de ingenieros, para asegurar así que sus esculturas se sostengan de forma autónoma, sin ayuda de fijaciones externas de ningún tipo; de este modo la obra consigue a la vez ser independiente del entorno e integrarse completamente y de un modo natural, al igual que no hay que sujetar un árbol con clavos ni cables que se mantenga en pie. Las esculturas de Serra ahondan en el espacio, la distribución de las superficies, el movimiento, la dirección; sus obras son habitualmente un camino de final incierto, una curva materialización del vacío y el tiempo.

Richard Serra gana el Príncipe de Asturias de las Artes