miércoles. 24.04.2024

interRahom Tabucchi se da cuenta que alguien le persigue. Al salir del laboratorio no observa nada sospechoso, pero al poco ve que una sombra alargada, tras la suya, se proyecta sobre la tapia de la calle Victoria. Una sombra no es suficiente para causar temor, pero él lleva tiempo soportando sueños extraños y, de cuando en cuando, tiene intuiciones que le hacen recordar lo que sucedió en el Congreso de Ámsterdam. “No seas neurótico”, respondió su compañera cuando Tabucchi le contó aquel extraño sueño; sueño que se repite con cierta frecuencia y que ha llegado a obsesionarle. Sobre él se ha experimentado el deseado producto, él es el símbolo viviente de uno de los éxitos de la ciencia; avance que después se proyectó sobre toda la especie. En sus sueños, Tabucchi ve como su cuerpo es diana de multitud de miradas; miradas que anticipan una inmediata persecución. Él logra escapar, pero la saña con la que se realiza dicha cacería le deja hundido durante días.

La sombra alargada persiste tras él y siente miedo. ¿Qué puedo hacer? ¿Volverme para comprobar quién proyecta la sombra? Se para un instante y se apoya en la recia pared de una escuela. Su corazón está tan acelerado que piensa va a explotarle de un momento a otro. Y cierra los ojos. Permanece en esa actitud unos instantes. Al poco, con cierto temor, los va abriendo. ¡Nada!; no ve ningún sujeto ni objeto que pueda proyectar ni alargada ni menguada sombra. Respira profundamente. “¡La sombra se ha ido!”, exclama con satisfacción. Y prosigue el camino.

Rahom Tabucchi sabe que el equipo de investigadores, dirigido por el doctor Elvetius, ha logrado mejoras substanciales en la especie, incluso los años de vida se han multiplicado por diez

Mientras anda, va recordando los días que permaneció en el Congreso de Ámsterdam, las palabras del comisario cuando denunció aquel suceso. El hecho le conmocionó, pero después del éxito obtenido aquello paso a un segundo plano y, aunque no llegó a olvidarse del hombre que encontró muerto en el callejón de Ámsterdam, pasó a formar parte del pasado. El sujeto llevaba un diario y en él estaba la clave del proceso de evolución que había experimentado la especie; se relataban las persecuciones sufridas, la resistencia ante los ataques perpetrados a su comunidad, la capacidad de adaptación genética para sobrevivir en situaciones extremas y, sobre todas las cosas, la gran colaboración de la comunidad. La lectura del diario le perturbó; hubiera podido quedarse con él, pero lo entregó a las autoridades de Ámsterdam.

El resto del camino, Tabucchi se para, de vez en cuando, para mirar los alrededores. ¿Cómo contarle a Dorita lo sucedido?, se dice mientras abre la puerta de su guarida. Tras cerrarla se siente seguro, a salvo de cualquier peligro. Cuando ella oye el sonido de la puerta, intuye que algo le ocurre a Tabucchi. Olfatea el vestigio de angustia que trae el cuerpo del compañero.

– ¿Qué te sucede?

– Nada.

– No mientas.

Y él comprende que nada puede ocultarle a su compañera.

 – Sigo viendo sombras– le dice mientras ella se pega al cuerpo de Tabucchi.

Y Dorita acaricia la cara del compañero, como si con ello quisiera arrancarle el miedo. Y él se deja hacer, se deja conducir hasta la estancia central y los dos  se acurrucan junto al fuego.

– No debes tener miedo de tus sueños, ni de tus intuiciones y mucho menos de las sombras. Recuerda lo que te dijo el doctor.

– Lo recuerdo, pero la realidad choca con sus teorías, la ciencia avanza, pero todavía hay muchos fenómenos naturales que no llegamos a entender. ¿Dime cómo puedo ver sombras si no existen?

– Es un reflejo del subconsciente. Recuerda las persecuciones que hemos sufrido; primero veíamos las sombras y después llegaba el ataque indiscriminado. Tampoco debes olvidar los experimentos obligados que realizaban con nuestros antepasados. Y ese trauma perdura en el cerebro; es una huella de nuestro pasado. Estamos en proceso de adaptación; la perfección se irá dando en sucesivas generaciones.

– ¡La perfección! La perfección no existe. Solo existe evolución y decadencia.

– Bien, la perfección no existe, pero somos una especie muy evolucionada, aunque no sabemos lo que ocurrirá en el futuro. Después de las guerras del siglo XXI los acontecimientos van por otro camino, no debes olvidarlo. Y ahora descansa.

Tabucchi la mira con ternura, acaricia la dorada y larga melena de su compañera y los dos se acoplan para copular. Y duermen tranquilos. Esa noche, él no sueña.

***

Días más tarde, la radio emite una noticia: “Durante la pasada noche, diversas ciudades del planeta han sufrido numerosos atentados. Se sospecha que los autores pertenecen a la O.C.H., aunque todavía no han reclamado su autoría”. La noticia siembra inquietud en la población mundial.

Y los extraños sueños, las intuiciones y las sombras, vuelven con Tabucchi. Y recuerda el diario de Ámsterdam y al extraño personaje del callejón y las explicaciones del comisario sobre la Organización para la Conservación del Hombre, una secta dispuesta a continuar con las mismas prácticas que llevaron al Planeta y a La Humanidad a un deterioro sin precedentes. Han pasado diez años desde entonces.

Rahom Tabucchi sabe que el equipo de investigadores, dirigido por el doctor Elvetius, ha logrado mejoras substanciales en la especie, incluso los años de vida se han multiplicado por diez. Pero también sabe que eso no hubiese sido posible sin la plena colaboración de las partes que firmaron el Tratado de Colaboración Planetaria; Tratado que se está cumpliendo sin grandes dificultades. Desde el Congreso Médico de Ámsterdam él se presta voluntariamente a muchos de los experimentos, al igual que otros miembros de su comunidad. Y teme que lo sucedido pueda romper la armonía conseguida.

Más noticias: “Los autores de los atentados internacionales han sido detenidos. Durante los interrogatorios han confesado ser miembros de la O.C.H. Los terroristas han sido puestos a disposición del Tribunal Internacional de Justicia. La comunidad humana ha condenado tan sangriento atentado”.

Más noticias: “Ha sido desarticulada la cúpula de la O.C.H. A pesar de haber causado numerosas víctimas entre la población de rahoms y entre la población humana, sus integrantes se han mostrados orgullosos de haber cometido los atentados. Dicen ser los elegidos divinos, los únicos reyes de la creación. Llaman traidores a los humanos que colaboran con los rahoms. La detención de la cúpula de la organización ha sido posible por la valiosa colaboración del grupo de inteligencia R.H.; grupo que había infiltrado a varios de sus miembros en la O.C.H. Tanto la cúpula como los causantes de las matanzas han sido deportados al Centro de Internamiento y Control de Alaska. Y allí serán sometidos a esterilización y permanecerán debidamente atendidos hasta el fin de sus días. Por su parte, el Consejo Permanente de Memoria Histórica manifiesta que todo acto contra la convivencia será castigado. Que después de siglos de luchas y deterioro del  Planeta, los rahoms y la especie humana han mantenido plena colaboración, lo que ha permitido un largo tiempo de paz y armonía, que no están dispuestos a romper ninguna de las partes.

Y a Rahom Tabucchi vuelve la tranquilidad. Desde la ventana, mira con ternura a sus crías que juegan en el jardín de su guarida, oye sus gritos, observa sus correrías junto a Pecas, el perro con el que comparten juegos. “Todo está dispuesto para que sigamos por el camino trazado”, murmura.

Rahom Tabucchi