jueves. 28.03.2024
Margall

Francisco Pi i Margall falleció el 29 de noviembre de 1901. Indudablemente constituye una de las figuras más sobresalientes del siglo XIX por su trayectoria política y por su pensamiento republicano federal, su defensa de la democracia, y su vinculación, en cierta medida, con el movimiento obrero. En la hora de su muerte los socialistas, a pesar de las evidentes diferencias ideológicas, le rindieron homenaje a través de El Socialista.

El artículo que se dedicó a su memoria comenzaba con una significativa sentencia que tiene que ver con lo que comentábamos de las diferencias y similitudes entre Pi i Margall y el movimiento obrero y el socialismo. Para los socialistas las ideas, los intereses y los egoísmos separaban a los hombres, pero les unía “la honradez en el propósito y en la conducta, el amor a la verdad, el desinterés, la virtud, en suma”. Por eso su pérdida había sido tan llorada, incluyendo en ese lamento a los socialistas. Acercarnos al elogio socialista del político republicano tiene su interés para ahondar en las ideas y estrategia del PSOE en relación con los republicanos antes del acercamiento de 1909-1910, después de décadas de fuertes desencuentros y críticas mutuas. Parte del artículo era un ejercicio de comparación entre el pensamiento de Pi i Margall y el ideario socialista, desde esta última posición.

El Socialista ponderó las virtudes personales que hicieron famoso al político catalán: honradez y sinceridad acrisoladas en su trayectoria política

Las diferencias eran grandes, ya que el político republicano no creía en la lucha de clases como pilar para la preparación y realización de la revolución, pero sí creía en la misma, en su justicia y necesidad. Aunque no defendía en la socialización de la propiedad, sí contemplaba a la sociedad tendiendo hacia el comunismo.

margEra evidente que Pi i Margall no era socialista, pero en su crítica al sistema en el que se vivía, y en el análisis que hacía del socialismo, en realidad, coincidía, siempre según El Socialista, con el mismo y alentaba a los socialistas en su trabajo.

Aunque amaba a su país tenía una vena internacionalista, y era contrario a la guerra, un valor que para los socialistas era fundamental. Consideraba justas las luchas de los pueblos y los hombres para liberarse y por su independencia, por lo que condenaba todos los tipos de tiranía, fuera cual fuera la nación o persona que la estableciese, aunque fuera su patria la que ejerciera la misma sobre cubanos, filipinos o marroquíes. Recordemos, por nuestra parte, que Pi i Margall, efectivamente, fue un intenso crítico de lo que ocurrió en la guerras de 1898, defendiendo la libre determinación de los pueblos en medio de las intensas campañas patrióticas desde el poder y desde la mayoría de la prensa, algo que el PSOE no podía dejar de elogiar dado su intenso antibelicismo y su campaña contra la guerra y el patriotismo. El propio artículo destacaba la lucha socialista contra la guerra de Cuba, coincidiendo con el político republicano.

El Socialista ponderó las virtudes personales que hicieron famoso al político catalán: honradez y sinceridad acrisoladas en su trayectoria política.

Además, se valoraba su compromiso con los más humildes. Defendió a los obreros procesados con motivo de la huelga de los tipógrafos de 1882, cedió a los socialistas su derecho a nombrar interventores en las últimas elecciones municipales, y luchó contra las injusticias. Las coincidencias entre los socialistas y Pi i Margall también tenían que ver, además de por el antibelicismo y el compromiso con los más humildes, con la lucha contra la represión que venían sufriendo los anarquistas, centrándose en el caso del Proceso de Montjuic, lo que demostraba que, a pesar de las diferencias ideológicas, estaban unidos en esa lucha contra la opresión y por el bien común.

Puede consultar el artículo que comentamos en el número 822 de El Socialista de 6 de diciembre de 1901.

El PSOE en la muerte de Pi i Margall