jueves. 25.04.2024
Manzano_Apatia
Falta de iniciativa hacia actividades que antes generaban bienestar y ahora ya no

La palabra apatía viene del griego ἀπάθεια (apatheia), formada de: El prefijo α- (a- = no, sin). Se vincula a una raíz indoeuropeo *ne-, falta de emoción. El DRAE aporta la siguiente definición: impasibilidad del ánimo.

Conceptualmente hace referencia tanto a aspectos cognitivos, afectivos como conductuales. No es necesariamente un estado de tristeza o depresión, aunque sí pueden ir juntos, sino la falta de iniciativa hacia actividades que antes generaban bienestar y ahora ya no. Así pues, en la apatía hay una falta permanente de emoción, ganas o entusiasmo por las cosas o por el entorno. Es un estado en el que no se responde emocionalmente a los diversos aspectos y momentos de la vida cotidiana, o ante muchos estímulos externos. La apatía emocional representa un déficit motivacional primario que hay que diferenciar de la depresión y las dificultades funcionales propias del declive cognitivo y puede ser considerada como un síntoma o una dimensión de la conducta humana.

El concepto apatía también está relacionado con el de anhedonia, que implica una disminución o incapacidad de experimentar placer y disfrute. Según el Manual de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V), se corresponde con síntomas amotivacionales y conductuales dentro de los síntomas depresivos. Si la apatía es pasajera no debería implicar ningún problema, pero si su duración se alarga más allá de unas semanas, podríamos empezar a hablar de algún tipo de trastorno del estado de ánimo o del afecto en general. Su aparición puede deberse a múltiples factores: orgánicos (causas médicas, como anemia, hipotiroidismo…) o psicológicos (depresión, ansiedad…) o a la combinación de ambos.

Existen diferentes formas de apatía: Apatía conductual: se caracteriza por una marcada disminución de la actividad espontánea. Los individuos que lo padecen no experimentan graves problemas con sus emociones, en el sentido de que siguen sintiendo interés por lo que les rodea y pueden automotivarse. Pero, por diferentes motivos, su nivel de actividad se ve reducido drásticamente. Apatía cognitiva: se trata de una falta de iniciativa para la realización de actividades cognitivas, o no mostrar ningún interés o curiosidad por las actividades que realizan otras personas. Apatía emocional-afectiva: implica una gran disminución o ausencia de expresión de emociones, aparentando indiferencia y falta de empatía. Puede parecer que la persona no se preocupa por los demás o que no le afecta nada de lo que sucede a su alrededor, no mostrando ni alegría ni tristeza por los acontecimientos.

En un estado de apatía primario, sin relación con trastornos médicos o psicológicos, se pueden buscar estrategias para superarla. Así, plantearse metas a largo plazo, ya que a veces la apatía aparece porque aquello hacia lo que dirigimos la mayor parte de nuestros esfuerzos, en el aquí y ahora no tiene ningún significado para nosotros.  Asumir la necesidad de cambios radicales, para dejar de ser apático o apática son necesarios cambios profundos, que afectan a más de una faceta de la propia vida. Salir de la zona de confort es incómodo, porque romper con viejas dinámicas de comportamiento que aportan estabilidad siempre lo es, pero en muchas ocasiones resulta necesario para sentirse mucho mejor, comenzar a sentir interés por la posibilidad de empezar otros proyectos. Se deben retomar los contactos personales y buscar nuevas relaciones, tener vida social es importante para salir de la apatía, ya que el aislamiento favorece que se entre en dinámicas de comportamiento en las que reina la costumbre y la pasividad. Revisar las expectativas personales, en ocasiones, la apatía aparece fundamentalmente porque se ha interiorizado un estilo cognitivo de pensar demasiado pesimista. Es frecuente que quienes se sienten mal o apáticos eliminen de sus previsiones la posibilidad de sentirse ilusionado por algo. Si es necesario, se debe buscar ayuda psicológica profesional.

Por último, compartir esta reflexión de Mario Benedetti: “A veces tengo la horrible sensación de que pasa el tiempo y no hago nada, y nada acontece y nada me conmueve hasta la raíz”.

La apatía o vivir sin interés por nada