martes. 19.03.2024
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El dúo LU-2 Tonalis, formado por los músicos y docentes Manuel J. Corbacho (piano) y David Pons (saxofones) se encuentran presentando esta temporada su primer registro discográfico, un álbum que ha cosechado críticas inigualables dentro del ámbito especializado y que se ha erigido como uno de los mejores discos del año en el ámbito de la música culta: un proyecto que propone un recorrido de primer nivel a través de la música del siglo XX al completo, y que ofrece algunas de las mejores versiones del repertorio escogido jamás grabadas en nuestro país.


Hachè Costa | El disco presentado realiza un trazado que abarca diferentes estéticas, desde lenguajes conservadores hasta las rupturas más actuales en la música contemporánea. ¿Es esto necesario para alcanzar al gran público en un trabajo de este tipo, como una medida para paliar el rechazo que producen lenguajes más modernos?

Como fin último, nuestra defensa se basa más en los programas abiertos y eclécticos que en los temáticos. Cuando escogemos únicamente una u otra corriente, ya estamos eliminando, sin quererlo, el disfrute de otras

Lu-2 Tonalis | Hay una realidad demoledora: una producción discográfica actual de música clásica nunca es comercial. Y si h3es de una agrupación camerística de saxofón, la cosa se complica más todavía... Siendo consecuentes con esta premisa, nunca hemos tratado de condicionar nuestro trabajo personal al disfrute por parte del gran público. Si hiciéramos eso, estaríamos vendiendo nuestra esencia y alma y es algo que no estábamos dispuestos a hacer. Con LU-2 Tonalis, hemos tratado de mostrar y definir exactamente nuestra identidad, nuestro lenguaje y nuestra idea de la expresión, que nos ha acompañado desde que comenzamos como agrupación. Para ello, el repertorio que presentamos resume las diversas influencias que la música del siglo XX ha ejercido sobre la escritura clásica, cubriendo un amplio abanico de estilos, modelos interpretativos y retos musicales. Es un disco que el músico profesional (y también el oyente de a pie) valora de una forma muy positiva, porque es capaz de entender la propuesta y disfrutarla tal y como pretendíamos. Seguramente, nuestro próximo proyecto sea mucho más transgresor, buscando una evolución en nuestro estilo.

Hachè Costa | La cima del disco, en lo que se refiere a lenguajes de vanguardia, es la obra del ruso Edison Denisov. ¿Qué ocurre con este autor, tan importante en la literatura del saxofón y, al mismo tiempo, apenas programado en España?

Lu-2 Tonalis | Denisov parte de ser un compositor serialista, es decir, escribe siguiendo unos parámetros preestablecidos. El serialismo, que tiene su base en el dodecafonismo (composición con los 12 sonidos) de principios de siglo XX, es un estilo que, en su esencia más pura, es extraordinariamente cerebral. No obstante, Denisov escribe pensando siempre en la música, de manera orgánica y natural, y es lo que hace que sus obras funcionen. De hecho, en términos del repertorio para saxofón, la escritura del autor supuso un antes y un después en la manera de escribir para el instrumento a partir de su obra (1970): no sólo por la inclusión de nuevos recursos técnicos que hoy ya son habituales en la escritura, sino porque supo plasmar en una pieza un mundo sonoro influenciado casi por las principales estéticas del siglo XX, entre ellas el serialismo y el jazz. En cuanto a su programación, hay circunstancias más de fondo: Denisov, al igual que muchos grandes compositores del S.XX, pueden quedar en una especie de limbo puesto que su lenguaje no llega a ser lo suficientemente evolucionado para considerarse “contemporáneo” pero tampoco lo suficientemente “clásico”.



Hachè Costa | ¿Tiene solución, o debe tenerla, el rechazo de los programadores españoles hacia la música de creación actual?

Lu-2 Tonalis | Existen dos tipos de programadores: por un lado los grandes circuitos y auditorios favorecidos por ayudas tanto privadas como públicas, que sí tienen en cuenta las necesidades de la creación actual y que se centran en estos campos, permitiéndose programar para favorecer todo el tipo de repertorio y estéticas (España cuenta con una amplia red de festivales y conciertos alrededor que dotan de calidad y cantidad esa necesidad); por otro lado los festivales y conciertos de poblaciones y centros culturales que nutren, en mayor medida, al usuario general y que dependen más de los ayuntamientos y la taquilla. Dejando de lado el primer perfil, el cual desarrolla una tarea de fomento y creación, los programadores de los centros culturales tienen difícil escoger entre lo que creadores e intérpretes demandan frente a lo que su público le exige. Si coinciden en estéticas, siempre es más sencillo programar. Ante la toma de riesgos, creemos que programadores, intérpretes y gestores culturales debemos esforzarnos en educar al oyente, ayudándole a familiarizarse con conceptos artísticos nuevos y permitiéndole disfrutar de lenguajes más evolucionados. Como fin último, nuestra defensa se basa más en los programas abiertos y eclécticos que en los temáticos. Cuando escogemos únicamente una u otra corriente, ya estamos eliminando, sin quererlo, el disfrute de otras.

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Hachè Costa | Continuando con la delicada situación del arte en nuestro país, y teniendo en cuenta la vinculación que ustedes tienen con diferentes conservatorios del país en calidad de docentes... ¿Qué ocurre en las instituciones españolas? ¿Son dudosos los procesos internos en los conservatorios? ¿Están suficientemente controlados y regulados? ¿Están justificados  los numerosos escándalos por presunto fraude que se han dado en los conservatorios madrileños últimamente?

Lu-2 Tonalis | “Antes de curar a alguien, pregúntale si está dispuesto a renunciar a las cosas que le enfermaron” (Hipócrates). Las instituciones están enfermas de base y regulan sin pensar en resolver el problema de fondo, solucionando contingencias a modo de tiritas.

El caso de Madrid ha trascendido mucho mediáticamente (en su mayoría artículos de cierto corte sensacionalista), pero en casi todos los procesos selectivos se dan casos de reclamaciones e impugnaciones, y si el “premio gordo” es un puesto de trabajo estable y prestigioso como una Cátedra, aún con mayor intensidad. Si tenemos que criticar, formulemos el problema de base: qué es un catedrático y cómo debemos (si es que queremos) escogerlo para siempre. Criticar como se ha hecho es simplemente cuestionar la punta del iceberg, y hacerlo sin información de qué ha sucedido realmente en cada caso es muy imprudente. Ante todo esto nos preguntamos:

1.-¿Por qué hay dos perfiles distintos de catedrático? Por un lado, el que debía haber acumulado años de experiencia docente, años como cargo directivo, cursos de formación, títulos, publicaciones... y por otro, el que ha tenido que enfrentarse a numerosas pruebas prácticas, interpretando, desarrollando por escrito, defendiendo sus ideas pedagógicas. Se trata de raseros muy polarizados.

2.- ¿Por qué no se graban y publican, en una especie de repositorio, todos los exámenes hechos por los aspirantes para que puedan ser consultados por el ciudadano? En el mundo de la transparencia y más en el acceso a la función pública, ésto debería ser obligatorio y estamos convencidos de que desaparecerían las polémicas y las acusaciones de favoritismos (la mayoría infundadas) hacia los tribunales.

Hachè Costa | ¿Son los alumnos reacios al estudio de estos nuevos lenguajes musicales que antes mencionábamos como lo han sido tradicionalmente, o comienza a existir un cambio de mentalidad?

Lu-2 Tonalis | En absoluto son reacios. Hoy en día la mentalidad del estudiante es mucho más abierta e inquieta, acorde a la sociedad globalizada en la que vivimos. El acceso a la información y la tecnología, así como la posibilidad de viajar y enriquecerse, crean en el futuro músico una inercia favorecedora al crecimiento personal y musical, y con ello el repertorio y la estética musical que demandan se transforma. Esta tendencia también viene influida por lo que el mercado musical, los concursos y los conciertos les exigen. En muchas competiciones y centros internacionales de posgrado se les presentan obras de nueva creación, en contacto con nuevas herramientas como el sonido digital. Así pasa también en los circuitos de interpretación de música contemporánea. Como centros superiores, no sólo debemos formar a los intérpretes para ofrecer al público un trabajo artístico de calidad, sino favorecer su desarrollo en otros perfiles: las aulas de interpretación ya entran en contacto con las aulas de composición de una manera normalizada. Hoy en día son muchos los intérpretes que se han especializado en un tipo de literatura musical que no tiene nada que ver con la de la primera mitad del siglo pasado, la cual, por contra, era el grueso del repertorio que se nos exigía cuando estudiábamos nosotros, hace 15 años. Creemos que es un ejemplo claro de cómo la visión estética de las nuevas generaciones está avanzando con la música de su tiempo.

“Programadores, intérpretes y gestores culturales debemos esforzarnos en educar al oyente”