"Es preciso recuperar el sentido transformador y combativo de la literatura"

En el ya lejano 1989, Emma Rodr&iacute;guez fue una de las art&iacute;fices del suplemento de libros de El Mundo cuando este peri&oacute;dico daba sus primeros pasos. Aquel suplemento, en el que publiqu&eacute; mis primeras cr&iacute;ticas literarias, lo dirig&iacute;a Manolo Longares, uno de los escritores que marcar&iacute;an la narrativa de finales del siglo XX y principios del XXI. En aquella redacci&oacute;n, situada en un local no demasiado grande en lo que fuera el pol&iacute;gono industrial del madrile&ntilde;o barrio de Prosperidad, aquella jovenc&iacute;sima periodista ya apuntaba un fuerte compromiso con la cultura y, sobre todo, con la prensa cultural, un campo en el que la utop&iacute;a y la calidad suelen pugnar, desde siempre, con la sostenibilidad econ&oacute;mica. Casi un cuarto de siglo despu&eacute;s, con todo su acarreo de experiencia, acomete un proyecto en el que, por el momento, la utop&iacute;a se impone por encima de todo, Lecturas Sumergidas. Una revista cultural en Internet: como los tiempos demandan. Desde hace unos meses, esa revista y Nueva Tribuna han construido un puente. Un espacio de intersecci&oacute;n. De su experiencia, de Lecturas y de los nuevos retos culturales en la era digital trata esta conversaci&oacute;n cuyo contenido afinamos en una fruct&iacute;fera charla en el Caf&eacute; Gij&oacute;n. Ah&iacute; queda.. Manuel Rico: La primera pregunta es obligada, casi un lugar com&uacute;n: &iquest;c&oacute;mo nace Lecturas sumergidas? Emma Rodr&iacute;guez: Pues nace de la necesidad, podr&iacute;a decir tambi&eacute;n de la urgencia, de hacer el periodismo cultural que no pod&iacute;a desarrollar en un gran medio. Sent&iacute;a el impulso, el profundo deseo, de ir a contracorriente, de saltar por encima de ideas que en los &uacute;ltimos a&ntilde;os han contagiado a las publicaciones convencionales. Estaba cansada de escuchar que los lectores buscaban noticias divertidas, que hu&iacute;an de las reflexiones; que al p&uacute;blico hab&iacute;a que darle cada vez p&iacute;ldoras de informaci&oacute;n m&aacute;s peque&ntilde;as, grandes cantidades de espect&aacute;culo y de morbo, porque esa era la &uacute;nica manera de que se animaran a leer, de que pincharan en los enlaces de Internet. Estaba cansada de no poder descubrir o apostar por nada nuevo, diferente, de la supremac&iacute;a de los personajes medi&aacute;ticos, conocidos, premiados, populares. Estaba cansada de esos argumentos tan manidos y Lecturas Sumergidas naci&oacute; precisamente para huir de ellos, para recuperar el sentido transformador, combativo, de la literatura, del pensamiento, de la cultura en general. M. R. :Una revista cultural que se asoma al ciberespeacio, un &aacute;mbito que los expertos vinculan a la lectura r&aacute;pida y de textos cortos, m&aacute;s bien de titulares, con contenidos profundos, textos largos. &iquest;Es un desaf&iacute;o, un riesgo, una opci&oacute;n meditada? &quot;Hay gente que busca contenidos en profundidad, contenidos que se salgan de lo convencional y que conecten con sus incertidumbres, con sus b&uacute;squedas y emociones&quot;. E. R.: Tiene parte de desaf&iacute;o, pero, &iquest;qu&eacute; aventura merece la pena sin desaf&iacute;o?. Y tambi&eacute;n es fruto de una opci&oacute;n meditada, de la comprobaci&oacute;n, de la experiencia, de las conversaciones con mucha gente desencantada con la deriva de esos grandes medios que, de repente, les han ido dejando cada vez m&aacute;s hu&eacute;rfanos de pensamiento. Creo que eso de que Internet es un medio para la lectura r&aacute;pida es un cuento. Cada vez estamos m&aacute;s c&oacute;modos ante el ordenador y cada vez hay tabletas y dispositivos m&oacute;viles m&aacute;s sofisticados que permiten que nos paremos a leer, a compartir con los dem&aacute;s esos contenidos que nos enriquecen a trav&eacute;s de las redes sociales. Es apasionante. Todo est&aacute; en proceso de cambio y hay que atravesar los mares revueltos del presente para encontrar un cierto equilibrio. Llegar&aacute; un momento en el que seamos capaces de dejar atr&aacute;s esa urgencia de querer saber todo el rato, minuto a minuto, lo que est&aacute; pasando, y busquemos la calma necesaria para encontrar la perspectiva, la distancia que nos lleve a entender lo que nos sucede y lo que est&aacute; sucediendo a nuestro alrededor. Si de algo estamos siendo conscientes en este a&ntilde;o de aventura a bordo de Lecturas Sumergidas es de que hay gente que busca contenidos en profundidad, contenidos que se salgan de lo convencional y que conecten con sus incertidumbres, con sus b&uacute;squedas y emociones. Entre lo m&aacute;s le&iacute;do en nuestra revista est&aacute;n pensadores como Thoreau, Rabhi, F&eacute;lix de Az&uacute;a o Emilio Lled&oacute;. Vivimos momentos muy intensos, con una gran carga de preguntas que necesitan respuestas, reflexiones. La filosof&iacute;a, el pensamiento, la literatura en todos sus &aacute;mbitos, est&aacute;n ah&iacute; para ayudarnos a encontrar el sentido a lo que est&aacute; pasando, el camino hacia el cambio que cada vez m&aacute;s personas deseamos. M. R.: Vienes de la prensa convencional, una prensa que hoy vive una crisis quiz&aacute; irreversible. &iquest;En qu&eacute; se diferencia el trabajo que desarrollabas en El Mundo con el que afrontas en Lecturas Sumergidas? E. R.: La diferencia fundamental es la libertad en la elecci&oacute;n de los temas, el poder seguir mi propio criterio. En El Mundo los temas que propon&iacute;a ten&iacute;an que recibir el visto bueno de mi jefe inmediato y no pod&iacute;a negarme a escribir de determinados compromisos de la casa. &ldquo;Nadie conoce a ese autor&rdquo; o &ldquo;eso es demasiado minoritario&rdquo;, eran comentarios que tuve que escuchar muchas veces, sobre todo en los &uacute;ltimos a&ntilde;os. Todo estaba supeditado a la inmediatez y cada vez se ve&iacute;a con peores ojos que un periodista dedicase tiempo a leer o a preparar un reportaje. La calidad del resultado cada vez se valoraba menos. En Lecturas, como dec&iacute;a antes, puedo hacer todo lo contrario: hablar de un libro fuera de los per&iacute;odos de promoci&oacute;n, dilatar las lecturas, hacer entrevistas en profundidad... Los tiempos los marco yo. Ha desaparecido la obligaci&oacute;n de escribir de libros a los que no les encuentro ning&uacute;n atractivo. El &uacute;nico compromiso es el de conversar detenidamente con personajes que considero interesantes y difundir aquellas lecturas que a m&iacute; me han resultado iluminadoras, enriquecedoras, o que creo que, por un motivo u otro, pueden conectar con las inquietudes de la gente, con las opiniones de la calle. M. R.: Narrativa y ensayo parecen ser, hasta ahora, las prioridades de Lecturas. La poes&iacute;a aparece ocasionalmente y el teatro menos a&uacute;n. &iquest;Qu&eacute; motiva esa preferencia? &iquest;Se modificar&aacute; en un futuro? E. R.: La preferencia tiene que ver con mi &aacute;mbito de especializaci&oacute;n, con aquello que m&aacute;s conozco. Pero Lecturas Sumergidas es un proyecto abierto que va a ir cambiando, modific&aacute;ndose, como la vida misma. Si hay algo peligroso es el anquilosamiento, la repetici&oacute;n. Me dices que la poes&iacute;a aparece ocasionalmente y te puedo contestar que ante la poes&iacute;a siento un enorme respeto, que tal vez por eso su presencia sea m&aacute;s t&iacute;mida, pero tambi&eacute;n tengo muy claro que la poes&iacute;a est&aacute; en todo, que hay prosas que participan claramente de ella y ocupan un lugar importante en Lecturas; ah&iacute; est&aacute;n Clarice Lispector, Kawabata, autores espa&ntilde;oles como Eloy Tiz&oacute;n o Carlos Cast&aacute;n... Sus textos son altamente intensos, po&eacute;ticos. La poes&iacute;a es una corriente subterr&aacute;nea, una tierra f&eacute;rtil, un caudal que nos sorprende en el d&iacute;a a d&iacute;a. Si quieres que sea m&aacute;s concreta te dir&eacute; que llegar&aacute;n entrevistas con poetas, claro que s&iacute;, y que tambi&eacute;n podemos abrirnos al teatro, al arte, a la ciencia. Hay mucho camino por hacer, muchas lecturas sumergidas por descubrir. Eso es lo estimulante. M. R.: La literatura de calidad va perdiendo espacio en las mesas de novedades de las librer&iacute;as, sobre todo de los grandes almacenes. El best-seller de encargo, las tramas vaticanas o catedralicias, las novelas pensadas para convertirse en series de tv o las series que se convierten en libros ocupan un lugar cada vez m&aacute;s amplio y significativo en esas mesas. &iquest;C&oacute;mo ve Lecturas ese fen&oacute;meno? &iquest;Y el panorama editorial? &quot;Las mesas de novedades de las grandes librer&iacute;as se llenan de best-sellers. Se busca vender, se promueve el oportunismo, se ignora el libro de calidad, diferente&quot; E. R.: Te voy a contar una an&eacute;cdota que expresa muy claramente c&oacute;mo ha ido cambiando el panorama. Un d&iacute;a descolgu&eacute; el tel&eacute;fono y cuando escuch&eacute;, por en&eacute;sima vez, que alguien me intentaba vender una novela con el argumento de que llevaba vendidos miles de ejemplares, no pude evitar el enfado y le contest&eacute; que me llamase cuando tuviese algo m&aacute;s que decirme del libro en cuesti&oacute;n. Cuando empec&eacute; en el periodismo cultural, hace ya m&aacute;s de 20 a&ntilde;os, desde las editoriales a&uacute;n te intentaban convencer de la calidad de un autor habl&aacute;ndote de la originalidad de su estilo o de la historia que hab&iacute;a escrito, pero a partir de un momento determinado, que no puedo concretar en el tiempo, el argumento cambi&oacute; completamente: la calidad, la originalidad, se dejaron de lado. S&oacute;lo importaba el n&uacute;mero de ejemplares vendidos o los idiomas a los que iba a ser traducido un libro en concreto. Ese cambio, ese fen&oacute;meno, est&aacute; ah&iacute;. Es fruto de las sociedades en las que vivimos. Las mesas de novedades de las grandes librer&iacute;as se llenan exclusivamente de best-sellers. Se busca vender, se promueve el oportunismo, se ignora el libro de calidad, diferente. Pero tambi&eacute;n es cierto que cada vez hay m&aacute;s peque&ntilde;as librer&iacute;as, independientes, que ofrecen otras cosas y que est&aacute;n conectando con ese p&uacute;blico inquieto del que habl&aacute;bamos antes. Es el modelo de Tipos Infames en Madrid, un lugar al que puedes ir, tomarte un caf&eacute; o una copa y dejarte seducir por los libros, magn&iacute;ficamente seleccionados. Cada vez est&aacute;n surgiendo m&aacute;s iniciativas de este tipo en toda Espa&ntilde;a y a la vez otras librer&iacute;as de toda la vida se est&aacute;n renovando, activando, ofreciendo atractivas actividades paralelas que acercan a los autores a su p&uacute;blico, caso de la Rafael Alberti o de la Antonio Machado, en Madrid, o Jarcha, en Vic&aacute;lvaro, un magn&iacute;fico ejemplo de la fuerza que generan los libros, la cultura, en la vida de un barrio. Hay espacios muy interesantes, s&iacute;. Tambi&eacute;n est&aacute; La Central, en Madrid, en Barcelona, un lugar din&aacute;mico, de encuentro, de actividades, en el que los libros se convierten en toda una tentaci&oacute;n. Acudir a cualquiera de estos sitios, y hay much&iacute;simos m&aacute;s, es un verdadero placer. M. R.: Los suplementos literarios, cada vez m&aacute;s menguados a causa de la combinaci&oacute;n crisis econ&oacute;mica-revoluci&oacute;n digital, &iquest;compensan esa deriva del mundo editorial? &iquest;orientan sobre calidad, innovaci&oacute;n, descubren o m&aacute;s bien se centran en los m&aacute;s vendido y vendible? E. R.: Creo que los suplementos han jugado un papel fundamental en la difusi&oacute;n de la cultura desde la Transici&oacute;n hasta nuestros d&iacute;as. Han contribuido a poner de moda la lectura y han abierto las puertas a lo de fuera, pero no han podido, desgraciadamente, mantenerse al margen, de la crisis de identidad, de la p&eacute;rdida de rumbo de los medios que les acogen. Hay grandes profesionales, gente que vive la cultura con pasi&oacute;n, que contribuyen a mantener el list&oacute;n alto en muchos casos, pero los gestores no est&aacute;n en esa batalla. Cada vez han ido adelgazando, descuidando m&aacute;s, esas p&aacute;ginas. Hubo un tiempo en el que daban prestigio a un medio y en ese sentido se les mimaba, pero tambi&eacute;n ah&iacute; se ha producido un vuelco. El prestigio ya no importa, importa la rentabilidad. Ah&iacute; se han perdido muchos lectores, lectores que de alg&uacute;n modo se han sentido abandonados y que, por otra parte, perciben que los suplementos culturales se prestan demasiado al juego de los intereses: del medio al que pertenecen, con sus respectivos sellos editoriales, de los grupos capaces de gastar m&aacute;s en publicidad y promoci&oacute;n... Est&aacute; la crisis de la que hablas, econ&oacute;mica-revoluci&oacute;n digital, eso es evidente, pero yo creo que, sobre todo, hay una preocupante crisis de credibilidad, de independencia. Y una falta tambi&eacute;n de renovaci&oacute;n, de ganas, de entusiasmo, por buscar otros caminos, por hacer las cosas de otro modo. M. R.: L. S. apuesta, en efecto, por la literatura de calidad. Asume el riesgo de dirigirse a un p&uacute;blico formado, culto, pero minoritario. &iquest;No est&aacute; re&ntilde;ido ese p&uacute;blico con el medio Internet? E. R.: Repito que en Internet todo est&aacute; por llegar a&uacute;n. Est&aacute; claro que estamos en el umbral de un cambio en todos los sentidos: un cambio en la sociedad, en la econom&iacute;a, en la pol&iacute;tica, en los usos y costumbres. La cultura tiene que estar ah&iacute;, sirviendo como foco, como gu&iacute;a. Ah&iacute; es donde est&aacute;is vosotros, Nueva Tribuna, todo un ejemplo. Ah&iacute; es donde quiere estar, desde su modestia, Lecturas Sumergidas y ah&iacute; es donde est&aacute;n nuestros seguidores. Puede que sean una minor&iacute;a, la misma minor&iacute;a que aprecia la buena literatura, la cultura como medio de alumbramiento y agitaci&oacute;n. Esa minor&iacute;a que siempre ha representado la avanzadilla est&aacute; ah&iacute; y por supuesto que se informa, que se nutre, a trav&eacute;s de Internet, consciente de que no es el medio, el canal, lo que importa, sino saber llegar a los contenidos de inter&eacute;s, en todos los &aacute;mbitos, para hacerse una idea del mundo que estamos construyendo, que queremos construir entre todos. &quot;En Internet est&aacute; todo por llegar a&uacute;n. Estamos en el umbral de un cambio en todos los sentidos: en la sociedad, en la econom&iacute;a, en la pol&iacute;tica, en los usos y costumres. La cultura tiene que estar ah&iacute;, como foco, como gu&iacute;a&quot;. M.R. : Cualquier observador puede darse cuenta de que Lecturas Sumergidas es una revista unipersonal o, como mucho compartida entre Emma Rodr&iacute;guez y Nacho Goberna. &iquest;Te has planteado ir m&aacute;s all&aacute;? E. R.: Lecturas Sumergidas no hubiera sido posible sin la pasi&oacute;n y el empuje de Nacho Goberna, mi compa&ntilde;ero y un pionero del dise&ntilde;o web y de las nuevas tecnolog&iacute;as, adem&aacute;s de un estupendo fot&oacute;grafo que nutre de im&aacute;genes gran parte de las secciones de Lecturas. &Eacute;l me dio las alas para lanzarme a la aventura y &eacute;l me hace creer cada d&iacute;a, especialmente cuando mi &aacute;nimo y mis energ&iacute;as decaen, que es posible, que merece la pena luchar por algo as&iacute; y sentirse orgullosos. Los dos formamos un equipo muy bien avenido, sin olvidar la colaboraci&oacute;n de Karina Beltr&aacute;n, que aparte de mi hermana es una artista y fot&oacute;grafa maravillosa que aporta las sensibilidad de su mirada. Suyas son las fotograf&iacute;as de la serie &ldquo;Leyendo con&rdquo; y de otros apartados de la revista. Tengo la inmensa suerte de contar con gente cercana cargada de creatividad, de impulso y de ganas de hacer las cosas bien. En &ldquo;Lecturas&rdquo; nada es improvisado. La propia elecci&oacute;n de los temas de cada n&uacute;mero ya implica horas de debate, de trabajo. Hay que encajar muchas piezas y hay que optar. Hay muchas cosas que nos gustan y que se quedan fuera. Imposible abarcarlo todo. La mayor parte de las fotograf&iacute;as son de producci&oacute;n propia. Los contenidos son importantes, pero tambi&eacute;n la forma en que se presentan. Eso nos interesa mucho y lo tuvimos muy claro desde un primer momento. En Internet se puede hablar de libros, de cultura, de una manera profunda, s&iacute;, pero tambi&eacute;n bella, calmada. En cuanto a lo de ir m&aacute;s all&aacute;, estamos entusiasmados con la nueva secci&oacute;n que acabamos de abrir, &ldquo;Pasiones&rdquo;. Ah&iacute; iremos dando paso a nuevas firmas, a colaboradores sumergidos que, como nosotros, crean en el poder transformador de la lectura, en la cultura como &aacute;mbito del despertar y de la agitaci&oacute;n en todos los sentidos. M. R.: El medio televisivo y su contribuci&oacute;n a la cultura del libro y de la literatura de calidad. A mi juicio, programas que debieran de ser referencia en la Tv p&uacute;blica (pienso en &quot;P&aacute;gina 2&quot;) son, en la pr&aacute;ctica y salvo honrosas excepciones, plataforma de difusi&oacute;n de autores y libros que entrar&iacute;an en la categor&iacute;a del best-seller. &iquest;Crees que contribuyen a difundir el gusto y la pasi&oacute;n por la lectura o m&aacute;s bien refuerzan la tendencia dominante, marcada por los grandes sellos? E. R.: Creo que en la televisi&oacute;n hay un gran hueco por cubrir en lo que respecta a los contenidos culturales. Sigue habiendo muy pocos espacios y estos tienen que abarcarlo todo, no pueden dar la espalda a lo m&aacute;s le&iacute;do. Aqu&iacute; echo en falta a F&eacute;lix Romeo y su Mandr&aacute;gora, un programa donde se demostr&oacute; el potencial de la peque&ntilde;a pantalla para hablar de libros de un modo m&aacute;s aut&eacute;ntico. En la televisi&oacute;n faltan m&aacute;s entrevistas en profundidad; faltan m&aacute;s descubrimientos; m&aacute;s contacto con esa poes&iacute;a subterr&aacute;nea que mencionaba antes. Los narradores, los poetas, los m&uacute;sicos, los artistas, los fil&oacute;sofos, los docentes, los cient&iacute;ficos, tienen muchas cosas interesantes que contar. Sus palabras pueden ser estimulantes y divertidas. Cuando se les empiece a admirar, a imitar; cuando se conviertan en ejemplo para los j&oacute;venes, igual que los futbolistas o los tenistas de &eacute;xito; cuando se les vuelva a respetar es cuando realmente empezar&aacute;n a cambiar las cosas. Ah&iacute; la televisi&oacute;n tiene mucho papel, una televisi&oacute;n p&uacute;blica no manipulada, claro. M. R. : En estos &uacute;ltimos a&ntilde;os se ha producido una cierta eclosi&oacute;n de editoriales alternativas, que disputan el espacio de la literatura y del ensayo de calidad a las editoriales &quot;hist&oacute;ricas&quot;. &iquest;C&oacute;mo contemplas esa nueva realidad y de qu&eacute; modo se refleja en Lecturas Sumergidas? E. R.: Antes hablaba de que, afortunadamente est&aacute; surgiendo una nueva generaci&oacute;n de libreros independientes, preparados, sensibles, capaces de modernizar sus negocios. Y afortunadamente caminan al paso de todas esas peque&ntilde;as e interesantes editoriales que han ido apareciendo en los &uacute;ltimos a&ntilde;os y que nos nutren de otras semillas. Ah&iacute; est&aacute;n Errata Naturae, Impedimenta y el resto de sellos que conforman el grupo Contexto. Ah&iacute; est&aacute; P&aacute;ginas de Espuma y su heroica apuesta por el cuento, una distancia que nos gusta recorrer una y otra vez en Lecturas. Ah&iacute; sigue, como fuente de inspiraci&oacute;n para todas ellas, la labor de excelencia que lleva desarrollando desde hace mucho tiempo Pre-Textos desde Valencia. Y hay muchas otras, imposible citarlas todas. En Lecturas las apoyamos y las seguimos. No puede ser de otro modo cuando luchamos por difundir otro tipo de contenidos alejados del gran supermercado. Pienso, por citar algunos de los contenidos de Lecturas, en Thoreau, en Epicuro, en el Tolst&oacute;i ensayista. Son incre&iacute;bles. Nos siguen dando mil vueltas. Curiosamente los tres han sido devueltos al presente por editoriales independientes. Han sido puestos en los escaparates de las librer&iacute;as sin complejos, desde el convencimiento de su actualidad, de su modernidad, de su esp&iacute;ritu visionario. M. R.: &iquest;Crees que el medio digital, la lectura en pantalla, acabar&aacute; con las revistas culturales en papel? &iquest;Ser&aacute; (es) posible la convivencia de ambos soportes? E. R.: Creo que ser&aacute; posible la convivencia, del mismo modo que convivir&aacute;n durante mucho tiempo los maravillosos libros tradicionales y los atrayentes e-books. La gente cada vez se acostumbrar&aacute; m&aacute;s a la lectura digital, pero al papel le queda camino por delante. Es curioso, pero m&aacute;s de un seguidor nos ha preguntado por qu&eacute; no nos lanzamos a hacer una edici&oacute;n en papel de Lecturas Sumergidas. Hay quienes nos preguntan directamente d&oacute;nde pueden comprar la revista. Contemplan ir al quiosco, pero no se plantean pagar por el contenido digital. Todo eso tendr&aacute; que cambiar. Habr&aacute; un momento en el que se produzca el cambio de mentalidad. M. R. : Se escribe m&aacute;s que nunca pero nunca se pag&oacute; menos la labor del escritor. &iquest;C&oacute;mo obtener rentabilidad econ&oacute;mica de una labor tan &quot;militante&quot;, casi voluntarista? &iquest;Has reflexionado sobre c&oacute;mo hacer sostenible un medio digital? &iquest;Y Lecturas Sumergidas? E. R.: Te dec&iacute;a que tiene que llegar un cambio de mentalidad. Los usuarios de contenidos digitales tienen que pensar que estos no pueden ser gratuitos, que hay mucho esfuerzo, profesionalidad y trabajo detr&aacute;s. Ojal&aacute; que alg&uacute;n d&iacute;a el dinero -los meros papelitos- no sea necesario. Ojal&aacute; que los seres humanos seamos capaces de articular una sociedad basada en el intercambio de teneres y saberes: de alimentos, medicinas, conocimientos; intercambiar, por ejemplo, los alimentos que producen unos por las aportaciones de tipo creativo de otros. Estoy so&ntilde;ando o imaginando un posible episodio de la admirable serie de televisi&oacute;n Star Trek... M&aacute;s all&aacute; de divagaciones, mientras esto no sea as&iacute;, hay que buscar f&oacute;rmulas para lograr la sostenibilidad. En ello est&aacute;n los nuevos medios digitales de informaci&oacute;n general y en ello estamos las publicaciones especializadas como Lecturas. Nos gusta imaginar peque&ntilde;os espacios a lo largo y ancho de nuestro planeta, c&iacute;rculos de especializaci&oacute;n, y a lectores conscientes, comprometidos, aportando su granito de arena para hacerlos posibles; lectores que no abdiquen en el tan manido &ldquo;para eso est&aacute; la publicidad o las subvenciones estatales&rdquo;. Desde aqu&iacute; les animamos a apoyar todas las propuestas independientes, diferenciales, alejadas de grandes medios-mercados-finanzas, que est&aacute;n naciendo. Nosotros creemos en la fuerza de lo peque&ntilde;o. En nuestro caso, creemos, la viabilidad pasa por el compromiso con nuestros seguidores, el compromiso entre nosotros, generadores de contenidos diferenciados, y esos lectores que cada mes nos esperan, nos leen, y se nutren de esos contenidos. Apostamos porque la gente tome conciencia de que con sus peque&ntilde;as aportaciones econ&oacute;micas no s&oacute;lo es posible ayudar a una publicaci&oacute;n a seguir adelante, garantizando su independencia, es necesario. Lo que no podemos es estar quej&aacute;ndonos de la sujeci&oacute;n de los grandes medios a los intereses de quienes les pagan y no hacer nada por promover el cambio. Dicho esto, si este camino no es posible ahora mismo, seguiremos buscando f&oacute;rmulas para seguir adelante. M. R.: El limpio dise&ntilde;o de Lecturas parece buscar la s&iacute;ntesis de la revista en papel con el medio digital, huyendo de la acumulaci&oacute;n de sugerencias y contenidos. Creo que ese es el camino a recorrer por las revistas culturales. Supongo que es una opci&oacute;n premeditada, que no obedece a la improvisaci&oacute;n. &iquest;Qu&eacute; me puedes decir? E. R.: En Lecturas Sumergidas buscamos la calma en medio del indiscriminado ruido, tanto en contenidos como en dise&ntilde;o y estructura, que demasiado a menudo supone Internet. Pensamos que la profundidad y la reflexi&oacute;n requieren de ellos. No somos un gran supermercado cultural, ni lo pretendemos. No creemos en las grandes superficies de la cultura que tanto nos llevan a sentirnos perdidos, desubicados. &iquest;Alguien puede creer en ellas?. En esa buscada huida del &ldquo;mucho a granel&rdquo;, del &ldquo;cuanto m&aacute;s mejor sin importar el c&oacute;mo&rdquo;, el dise&ntilde;o al que haces referencia, los colores, las fotograf&iacute;as, los v&iacute;deos, la estructuraci&oacute;n de los contenidos, tambi&eacute;n aportan. Se trata de que el lector entre y se sienta c&oacute;modo, acogido, recorriendo las distintas estancias, sin prisas, sin confusiones. Facilitar, en la medida de lo posible, tanto la lectura como el moverse, viajar, a trav&eacute;s de los extensos contenidos. De esa premisa naci&oacute; tambi&eacute;n el car&aacute;cter mensual de nuestra revista. M. R.: Tal y como estamos viendo, pensamos en una revista cultural en Internet que se dirige al p&uacute;blico que viene buscando la profundidad, la reflexi&oacute;n, la mirada cr&iacute;tica, algo muy vinculado a las revistas y libros en papel. &iquest;Hab&eacute;is pensado complementar Lecturas Sumergidas digital con alg&uacute;n tipo de publicaci&oacute;n en papel? E. R.: Te comentaba antes que hay gente que parece echarlo de menos y nos encantar&iacute;a poder sacar una publicaci&oacute;n en papel cada cierto tiempo. Ofrecerla a nuestros suscriptores, venderla en librer&iacute;as. Ser&iacute;a bonito. Pero no contamos con los medios necesarios. Estamos abiertos a propuestas. Puede que haya por ah&iacute; alg&uacute;n emprendedor con medios, ideas y ganas de apostar por la cultura. &iquest;Por qu&eacute; no so&ntilde;ar con un nuevo Renacimiento? S&iacute;, le podemos dar vueltas a esta posibilidad m&aacute;s adelante, pero ahora estamos en la fase de pensar c&oacute;mo hacer sostenible la publicaci&oacute;n digital, c&oacute;mo seguir adelante con la aventura. M. R.: Vivimos, con Internet, la &quot;aldea globlal&quot; con la que so&ntilde;ara Marshall McLuhan hace m&aacute;s de medio siglo. Saltar fronteras, posibilitar la lectura simult&aacute;nea y en tiempo real de los contenidos en la Patagonia y en cualquier pueblo de Almer&iacute;a. Es un potencial impresionante. &iquest;Crees que se est&aacute; aprovechando lo suficiente? E. R.: Creo que es una maravillosa puerta abierta. Si hay algo que me encanta es acceder a las estad&iacute;sticas y ver el mapa del mundo coloreado. Comprobar que cada vez acceden a &ldquo;Lecturas&rdquo; m&aacute;s usuarios desde Estados Unidos, M&eacute;xico, Argentina y tantos otros pa&iacute;ses; que nos siguen muchos hispanistas franceses o anglosajones. De verdad, es muy gratificante y alentador. Y a la vez poder acceder a otras aventuras innovadoras que se est&aacute;n realizando en otros lugares lejanos. En este sentido el presente es muy estimulante. Todo est&aacute; por hacer. Todo es posible. M.R.: Hay un supuesto principio que defienden algunos &quot;gur&uacute;s&quot; de Internet que afirma que lo esencial en este medio, m&aacute;s que el texto, son las im&aacute;genes. &iquest;Qu&eacute; piensas de ese criterio? &iquest;Como equilibr&aacute;is im&aacute;genes y texto en Lecturas Sumergidas? E. R.: Para nosotros, insisto, los contenidos tienen que acompa&ntilde;arse de im&aacute;genes atractivas, sugerentes. Es curioso, aqu&iacute; una queja, lo poco que cuidan las editoriales este aspecto. En muchas ocasiones les basta con entregar a todos los medios, por igual, la imagen del autor que aparece en el libro. Nosotros cuidamos mucho la presentaci&oacute;n y hay ocasiones en las que jugamos a hacer montajes buscando en nuestros archivos personales fotograf&iacute;as para ilustrar los distintos temas. El lector tiene que entrar, dejarse llevar por el fluir de las palabras, de la reflexi&oacute;n, pero tambi&eacute;n poder detenerse a tomar un respiro, a observar una fotograf&iacute;a. Hay que huir del concepto de la cultura como algo aburrido, pesado. Hay que contagiar de palabras y de pensamientos el d&iacute;a a d&iacute;a. Hay que abandonar la imagen de la mesa camilla y sacar los libros al aire libre, a los parques. En Lecturas Sumergidas es lo que intentamos. Emma Rodr&iacute;guez y Emma Rodr&iacute;guez con F&eacute;lix de Az&uacute;a, en fotograf&iacute;as pertenecientes a la secci&oacute;n de Lecturas Sumergidas - &quot;Una Ventana Propia&quot;- &copy; Nacho Goberna