viernes. 26.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 3.5.2010

En la carta, publicada en la revista del filósofo francés Bernard-Henri Lévy, Roman Polanski se pronuncia por primera vez sobre su posible extradición de Suiza a Estados Unidos por el caso de abusos sexuales a una menor que le persigue desde hace treinta años. Explica porqué desde su detención el 26 de septiembre no ha querido manifestarse y ha pedido "siempre" a sus abogados "que limitaran sus comentarios a lo imprescindible". "Quería que tanto las autoridades judiciales de Suiza y Estados Unidos como mis abogados pudieran trabajar sin polémica por mi parte".

A finales de septiembre del año pasado el director fue detenido en el aeropuerto de Zurich cuando se disponía a recibir un homenaje por su carrera en virtud de una orden internacional emitida por EE.UU. Desde entonces, el creador de El Pianista se halla bajo una orden de arresto domiciliario a la espera de que las autoridades suizas decidan sobre su extradición. "He decidido romper el silencio para dirigirme a ustedes sin intermediarios y en mis propias palabras", continúa Polanski, que añade: "Como todo el mundo, he tenido en mi vida mi parte de dramas y de alegrías, y no voy a intentar pedirles que se compadezcan de mi suerte, sólo pedir que se me trate como a todos". "Es verdad: hace 33 años me declaré culpable y cumplí una pena en la prisión de Chino para delincuentes comunes (...) que en teoría debía cubrir toda mi condena. Cuando salí de allí, el juez cambió de opinión y dijo que con el tiempo que había permanecido encerrado no había satisfecho por completo la condena; ese cambio brusco fue la razón de que me marchara de Estados Unidos", explica el director.

Para Polanski, el caso "estuvo dormido durante 30 años" hasta que la cineasta Marina Zenovich rodó el documental Roman Polanski: Wanted and Desired, que recogió testimonios de las personas involucradas en su momento y que pretendía demostrar una presunta falta de profesionalidad de los implicados en la Administración de Justicia, arrojando dudas sobre la validez del procesamiento. "El documental dejaba claro que yo me había ido de Estados Unidos porque no recibí un trato equitativo, y desencadenó las ansias de venganza de las autoridades judiciales de Los Angeles, que se sintieron atacadas y decidieron pedir mi extradición a Suiza, un país que visito regularmente desde hace 30 años sin que nunca me hubieran molestado", señala.

A continuación, Polanski, siguiendo el esquema del 'Yo acuso' de Zola, expone las razones que le han llevado a romper su silencio y a escribir la extensa carta. "Ya no puedo seguir callador porque las autoridades judiciales estadounidenses acaban de decidir, en una muestra de desprecio hacia todos los argumentos y las declaraciones de terceros, no estar dispuestas a juzgarme en ausencia, pese a que el Tribunal de Apelaciones había recomendado lo contrario", alega.

El director recuerda que el Tribunal de California que ha solicitado su extradición desestimó "la enésima petición" de la víctima, Samantha Geimer, de 45 años, para que "de una vez por todas acaben con mi persecución y dejen de acosarla" cada vez que el caso vuelve a salir a la luz.

Según Polanski, su caso ha experimentado "un vuelco enorme". "El 26 de febrero, Roger Gunson, fiscal encargado del caso en 1977, hoy jubilado, declaró ante la juez Mary Lou Villar, en presencia de David Walgren -el fiscal actual- que, el 19 de septiembre de 1977, el juez Rittenband comunicó a todas las partes que mi pena de prisión en Chino correspondía a la totalidad de la pena que debía cumplir". "Ya no puedo seguir callado porque la demanda de extradición se apoya en una mentira: en esa misma declaración el fiscal Roger Gunson añadió que era mentira que, como dice el fiscal actual en su solicitud de extradición, el tiempo vivido en Chino fuera un tiempo dedicado a exámenes psicológicos".

El director critica que en la demanda se diga que huyó de EE.UU. para no someterse a la condena, cuando en el procedimiento de declarase culpable "había reconocido los hechos y había regresado a EE.UU. "Sólo faltaba que el tribunal ratificara este acuerdo cuando el juez decidió renegar de él para conseguir notoriedad en los medios de comunicación a mis expensas", denuncia. "Desde hace más de 30 años son mis abogados quienes no dejan de repetir que el juez me traicionó, que cometió perjurio, que yo cumplí mi condena; hoy es el fiscal de entonces, de reputación irreprochable, quien, bajo juramento, ha confirmado todas mis afirmaciones, y eso otorga una dimensión y una luz totalmente distintas a este asunto", continúa.

A juicio del cineasta, "el nuevo fiscal que ocupa el caso y que ha pedido mi extradición", el fiscal de distrito del condado de Los Angeles Steve Cooley, aspirante a ser el secretario de justicia de California "está también en campaña electoral y tiene necesidad de salir en los medios". "EE.UU. sigue reclamando mi extradición más para dar carnaza a los medios que para pronunciar un juicio sobre el que se llegó a un acuerdo hace 33 años", dice.

Por último, Polanski señala que está obligado a vivir en Gstaad y que ha tenido que pagar "una enorme fianza" que ha obtenido "hipotecando el apartamento en el que vivía desde hace más de 30 años", que está lejos de su familia y que ya no puede trabajar. El director cierra su carta mostrando sus esperanzas de que Suiza "decida que no hay motivo para la extradición y de que él pueda "reencontrar la paz" en su país.

Polanski, víctima del acoso judicial