viernes. 29.03.2024
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Un pueblo más en la historia de España que ha sido maltratado y donde la labor de la iglesia ha sido fundamental en este maltrato

Son un grupo étnico situado en Asturias, del que no se conoce con exactitud su origen. Su principal actividad es la ganadera y sigue un modelo tradicional de trashumancia estacional.

Para ser considerado vaqueiro había que haber nacido en la braña y practicar la transhumancia. Eran católicos y su patrona es la Virgen del Acebedo, aunque hay que tener en cuenta que eran gentes con muy poca práctica religiosa propiciada por su modo de vida y por su aislamiento, y además realizaban numerosas prácticas arcaicas y tenían costumbres supersticiosas.

El famoso asturiano Gaspar Jovellanos del siglo XVIII los describe de la siguiente manera:

“Vaqueiros de alzada llaman aquí a los moradores de ciertos pueblos fundados sobre las montañas bajas y marítimas de este Principado, en los concejos que están a su ocaso, cerca del confín de Galicia. Llámense vaqueiros porque viven comúnmente de la cría de ganado vacuno; y de alzada porque su asiento no es fijo, sino que alzan su morada y residencia, y emigran anualmente con sus familias y ganados a las montañas altas”… ”También son públicos sus bautismos, como si en ellos se solemnizase el nacimiento y la regeneración espiritual de un hermano común; así es que estos pueblos representan a cada paso la imagen de aquellas primitivas sociedades que no eran más que una gran familia, unidos por vínculos tan estrechos, que hacían comunes los intereses y los riesgos, los bienes y los males”.

Los vaqueiros son un colectivo que alza la bandera de la libertad, pues se da una total convivencia con la naturaleza en la que están asentados, lo que sin duda les granjeó conflictos y discriminaciones ya desde la Edad Media, debido fundamentalmente a dos causas:

  •  La falta de pago del diezmo vigente en aquellos momentos históricos.
  •  Por el carácter trashumante de los vaqueiros.

Hay dos fechas en el calendario vaqueiro fundamentales, que marcan el inicio de la alzada, San Miguel de Mayo y el fin de la alzada con San Miguel de Septiembre.

v8Los vaqueiros suben con el ganado hasta las montañas del interior en el mes de mayo en busca de prados frescos para dar de comer a su ganado, para regresar de cara al invierno a las brañas más próximas a la costa, donde estas comunidades vaqueiras desarrollan sus actividades.

La palabra braña parece ser que proviene del latín “brannam” que significa lugar alto o empinado. Otro posible origen puede ser de la palabra asturiana “brana” que significa verano, por lo que la braña podría ser considerada como “lugar de verano”. También puede tener su origen en la palabra latina “verania”, lo que podemos entenderla como “lugar de verano”.

Hay algunos historiadores que piensan que su origen era judío, así el término braña hace referencia a la palabra hebrea BRANNA que significa “pasto de verano”. En bable la palabra “brana” significa “estación veraniega”.

La primera referencia documentada sobre las brañas aparece en el año 780, cuando Adelgaster hace una donación de varias brañas al monasterio de Santa María de Obona.

Fue en el siglo XV cuando aparece por primera vez la palabra vaqueiro de forma documentada. En el siglo XVII, Diego das Mariñas, señor de Campona, hizo una petición al rey para que se castrase a todos los vaqueiros a fin de que no se extendiese la raza. Esta petición fue apoyada por algunos nobles asturianos

En el siglo XVIII, el Marqués de Miranda presenta un escrito de reclamación contra los vaqueiros a los que define como “descendientes de Moros”. Fue en los inicios del siglo XX cuando diversos historiadores y antropólogos echa abajo la teoría de que los vaqueiros eran moros y dan cuenta de que eran iguales que el resto de los asturianos.

¿Cómo era la sociedad asturiana en el siglo XVIII?

Estaba formada por cuatro grupos sociales:

  •  Los nobles.
  •  Los hidalgos.
  •  Los pecheros los cuales estaban organizados en:
  1. Los agricultores formados por los xaldos que eran los agricultores del interior y maninuetos que eran los marineros.
  2. Los vaqueiros.
  •  Los extranjeros.

Esta estructura social fue abolida por las Cortes de Cádiz en el año 1812.

Jovellanos describe a los vaqueiros por tener un cierto aire esquivo y ladino en sus tratos, cierto tono arisco en sus conversaciones, cierta rudeza agreste, efecto de su vida montañesa y solitaria, lo que origina un aumento del desprecio de los aldeanos, pues valoran a los vaqueiros como gente de menor valor y poco dignas de su compañía.

La cultura vaqueira se basa fundamentalmente en unas costumbres muy arraigadas, bailes y vestimentas con un rico folklore que se conserva en las brañas y no han asimilado de otras culturas, es decir, son un mundo aparte y cerrado. Esto ha provocado un sentimiento de comunidad que se ve favorecido por la discriminación sufrida por parte de la iglesia católica y la población xalda.

Debemos destacar el sentido solidario dentro del mundo de los vaqueiros, pues en las brañas existía el cargo de celador de la caridad que se ejercía por turno entre todos los vecinos. La función era la de socorrer a los pobres transeúntes que pasaran por las brañas, y siempre se les ofrecía cama y comida para que pudieran continuar el viaje.

Mientras los pasiegos ocupan una zona determinada y todos los vecinos de la comunidad se sienten pasiegos, los vaqueiros viven diseminados en pequeños asentamientos o brañas. Estas brañas, lejos de mantener cualquier tipo de comunicación o estructura común se comportan de forma totalmente independiente frente a las otras. Como dice Jovellanos, cada braña se reduce a su término, viviendo separados del resto sin que entre ellos exista relación, ni trato ni comunicación alguna.

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Los vaqueiros nunca se congregan, jamás se unen y no conocen la acción ni el interés común, y de esta forma es imposible que puedan vencer a los aldeanos que conspiran juntos para envilecerlos.

Esto que es cierto, no es óbice para que a lo largo de los siglos XVIII y XIX haya multitud de pleitos presentados por vaqueiros, quejándose de la discriminación de la iglesia, el impedimento de llevar pendones en las procesiones, o de la situación que sufrían en las ceremonias fúnebres y su ubicación en los cementerios.

Toda la vida de los vaqueiros gira en torno a las vacas y todo se organiza de acuerdo con las necesidades de éstas. Si hay que subir al prado más fresco para que encuentren la mejor hierba, se sube. Si hay que atravesar o invadir tierras ajenas para llegar al puerto, se busca el camino adecuado. Si hay que enfrentarse al resto de la sociedad para mantener a su ganado como mejor cree, no se vacila un instante.

Los vaqueiros no conocen más autoridad que la suya. En su vida no hay nobles, ni iglesia ni calendarios. Siempre decide donde, cómo y cuándo trabaja, cosa imposible en el aldeano sedentario.

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Los recelos mutuos, los choques de poder entre ellos eran frecutnes. Los xaldos mostraban el menosprecio hacia los vaqueiros cada vez que tenían ocasión, los consideraban como una mezcla de gallegos (por lo de recelosos, desconfiados e ignorantes) y catalanes (por lo de interesados y separatistas).

“Los xaldos solían comentar que aunque vayas con un vaqueiro a una feria durante cincuenta kilómetros, cuando llegues ahí, en cuanto encuentre a otro vaqueiro, te da el culo y no quiere saber nada de ti”.

Los vaqueiros consideraban a los xaldos como unos presumidos. Son esclarecedoras la opinión recogida por M Catedra que dice “… yo creo son gente de mas cotilleo además que son mas malos, mas envidiosos pa otros… no son uníos… son malos hasta para los mismos… Presumen de lo que no tienen ni pueden”.

Hay otra actividad que también desarrollaban los vaqueiros pero que está poco estudiada por la falta de documentación, como es la actividad arriera. Muchos vaqueiros formaban recuas y se dedican al transporte de un lugar a otro.

¿Cómo son las viviendas de los vaqueiros?

Tienen el techo de paja, generalmente de centeno, tiene forma cónica y se apoya en un muro de piedra sin argamasa. Sus ventanas son pequeñas y son casas con estructuras muy sobrias y dan sensación de pesadez.

Cada casa tiene su propio espacio y su emplazamiento en la aldea depende únicamente de la riqueza del terreno. Habitualmente, las casas vaqueiras suelen estar disgregadas y separadas, contrastando con las aldeas de los xaldos o marmuetos, donde las casas se encuentran concentradas.

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La parte más importante de una casa vaqueira siempre es la cuadra. Cuando se construye una nueva casa, su forma y tamaño depende del espacio que necesite el ganado para vivir.

Las brañas nos recuerdan a las construcciones antiguas de los pueblos satures, pésicas y lugones celtizados, que los romanos intentaron destruir.

Los vaqueiros gozaban de algunos privilegios como el estar exentos a los llamamientos de levas (llamamiento para servir en el ejército), además estaban exentos de algunos impuestos y de realizar trabajos comunales.

Una de las consecuencias de este aislamiento social que sufrían los vaqueiros es que recurrían a la endogamia grupal, esto significa que sólo se producían matrimonios entre los vaqueiros. Habrá que esperar hasta bien entrado el siglo XX, para que se produzcan matrimonios entre vaqueiros y el resto de la sociedad asturiana.

Esta endogamia era una forma de defensa grupal, que si bien estrechaba el vínculo entre ellos, contribuía a su vez a aumentar su propia marginación.

Richard Ford dice de los vaqueiros: “Cada pequeño clan se mantiene solitario y altivo, esquivando y despreciando a su vecino: se protegen contra la humanidad como protegen a su rebaños del lobo; nunca se casan fuera de su propia tribu”.

Hay numerosas leyendas sobre los vaqueiros, como al “trasgu” que es un pequeño ser con un agujero en las manos y que se encargaba de cambiar las cosas de sitio en las casas. Otro caso es “el diañu burllón” ser que se dedicaba a gastar bromas. También tenemos el “nuberu” que era el encargado de dirigir al lluvia, las tormentas, la nieve etc. Los “xanas” que eran ninfas de las fuentes y los ríos, solo se encuentran en las brañas del interior.

Existen supersticiones como la de la Noche de San Juan, que se hacia una hoguera de helecho, hinojo, laurel, sándalo y excrementos de cerdo para ahumar al ganado y a los niños con la finalidad de prevenir males.

Debemos saber que este rito ya era hecho por los celtas. También había “mal de ojo”, que solo era causado por personas de otra braña. También había “el mal del filo” que era cuando un niño se ponía enfermo, se llamaba a la curandera y con el hilo se media primero al niño a lo alto, y luego a lo ancho con los brazos extendidos, si el niño media lo mismo no poseía el mal del filo, pero si por el contrario la medida no era la misma, se cortaba el hilo en nueve trozos, luego se echaban al fuego todos menos uno, que era colgado en la muñeca del niño, para ser quemado días después.

Durante siglos la hostilidad existente que tenían los aldeanos hacia los vaqueiros queda reflejado en el hecho, de que cuando pedían bebida en las tabernas, nunca se les servía en vasos de cristal sino en vasos hechos de cuernos, como señal de desprecio, pues el cristal estaba exclusivamente para los aldeanos. Durante los bailes de la romería los vaqueiros tenían que bailar aparte y las canciones y dichos ofensivos sobre los vaqueiros eran usuales.

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La Iglesia también contribuyó a su marginación. A los vaqueiros les estaba prohibido llevar cruces, pendones o imágenes en las procesiones. Estaban relegados a la parte posterior de las iglesias y todavía hay alguna iglesia en la que se puede ver las marcas donde los vaqueiros no podían pasar a oír la misa ni mezclarse con los demás feligreses.

En algunas parroquias se colocó una baranda de madera o una viga de madera en el suelo, dividiendo la iglesia, de esta forma la parte delantera la más cercana al altar era para los aldeanos y la parte de atrás para los vaqueiros.

En la iglesia de San Martín de Luiña se conserva la viga que separaba ambas partes de la comunidad. En ella se puede leer “no pasan de aquí a oír misa los vaqueiros”. Fue en el año 1844 cuando se emitió una orden por la cual debían quitarse todas las marcas que impidiesen a los vaqueiros mezclarse con el resto de la población.

“Esta necesidad va estrechando más y más entre sí el amor recíproco de los vaqueiros de cada braña, y alejándolos más y más cada día de los aldeanos. Por eso la misma separación, hecha ya de necesidad en la Iglesia, se observa por sistema recíproco en toda clase de concurrencias, donde los vaqueros que junta el caso hacen rancho aparte, formando en aquel solo punto causa común en los acontecimientos de cada particular, unidas entonces por la necesidad de las fuerzas, cual si estuviesen en una guerra abierta y con el enemigo al ojo. Triste argumento de lo que puede entre los hombres la preocupación, cuando recibida en la niñez, ha pasado a idea habitual, y borrado aquella natural simpatía con que los hombres y hasta los animales de una especie, se atraen, se buscan, y se complacen en tratarse y solazarse juntos”.

Cuando moría un vaqueiro se le enterraba en lugar aparte. Gaspar de Jovellanos denunció en el año 1792 un pleito que perdieron los vaqueiros por negarse algunas sacerdotes a darles la Sagrada Comunión si no era a la puerta de la iglesia, prohibiéndoles además entrar en ella a los divinos oficios.

Fue a lo largo del siglo XIX cuando los vaqueiros fueron conquistando libertades y avances significativos en la igualdad de derechos.

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Como vemos, un pueblo más en la historia de España que ha sido maltratado y donde la labor de la iglesia ha sido fundamental en este maltrato.

Un pueblo maldito: los vaqueiros de alzada