viernes. 29.03.2024

0cce57dIván Solbes es uno de los ilustradores más destacados del panorama artístico español. Suyo fue el diseño de cartelería del ciclo "Nueve Novenas", con el que el Auditorio Nacional de Música cerró la pasada temporada de conciertos. Ha trabajado para diferentes festivales y para la organización Greenpeace, y ha realizado una gran serie de retratos de personas desempleadas.

Hachè CostaEn un momento tan difícil para las artes como el actual, el pasado junio resultó sorprendente encontrarse la ciudad de Madrid plagada de carteles del más alto nivel creativo. Me refiero a las “Nueve Novenas”, el ciclo de conciertos del Auditorio Nacional que contó con un diseño suyo. ¿Cómo fue el desarrollo de este cartel promocional?

Iván Solbes: El desarrollo del cartel que anunciaba el Día de la Música, "Nueve Novenas", fue similar a cualquier otro encargo de este tipo. Todo comienza con una reunión en la que te informan qué se va a hacer, en este caso la interpretación de nueve novenas sinfonías desde 1762 a 1945. Con la información y los textos comienzo la primera fase, hacer bocetos y buscar ideas, la “travesía en el desierto” como la llamo. Suelo documentarme con imágenes de la época de cada compositor, escucho su música, leo sobre esos periodos, sobre sus vidas... busco un hilo argumental, un dibujo que cuente una historia que encaje con la esencia del evento. Tarde o temprano suele llegar una idea, que dibujo de forma más elaborada. Si funciona, sigo construyendo hasta llegar a un punto en el que no hay marcha atrás, y es ahí donde ya defino un estilo que encaje con la idea. A partir de ahí voy dibujando. Por el camino suelen llegar ideas que exigen cambios, nuevas sugerencias conceptuales, sorpresas de todo tipo. La ilustración por sí misma exige soluciones que en algunos casos te llevan a un puerto que nada tiene que ver con lo que tenía pensado en un principio. Por eso suelo advertir que como ni yo mismo sé cómo va a acabar la cosa, no hay que fiarse mucho de los bocetos y tener confianza en el resultado final, aunque sea completamente inesperado. 

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Hachè Costa: El cartel definitivo sufrió cambios hasta llegar a la última versión…

Iván Solbes: Eran nueve Novenas Sinfonías desde 1762 a 1945. En un principio el orden en el que iban a ser interpretadas era más o menos cronológico. De aquí vino la idea del cartel. Una mujer vestida de cortesana, la falda se compone de varios bloques rectangulares, empezando por abajo el primer concierto, en cada bloque la hora a la que se iba a interpretar, la orquesta, el o los compositores y en la idea inicial, los años en que fueron compuestas. Todo de menos a más, de más temprano a más tarde, de más antiguo a más moderno. Según subimos, el tiempo transcurre, la falda se hace más corta hasta llegar a una minifalda a mediados del siglo XX, a las 22.30 de la noche. La idea: mostrar la historia del traje de la mujer desde el XVIII hasta mediados del XX, del traje de la corte a la minifalda. Del pelo estilo menina a la melenita. En medio del proceso hubo cambios de horario, finalmente no sería más o menos cronológico, con lo cual no dibujé la columna de años y la historia se perdió un poco, pero aún así el resultado me agrada.

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Hachè Costa: No es la primera ocasión en la que trabaja con el Auditorio. Otros trabajos suyos han sido la cartelería para las sesiones del “Bach Vermut” o el ciclo “Chaikovski Seis”, cuya visibilidad, aunque menor, también fue muy agradecida por los aficionados. ¿Cómo es trabajar con el Auditorio Nacional? 

Iván Solbes: Son ya tres carteles y estoy muy satisfecho. Cada uno cuenta una historia con un estilo diferente. “Dibujar música”, como yo lo llamo, es un trabajo muy grato porque la materia prima (la música) es un campo muy sugerente que da pie a mil ideas para representarla. Dibujar lo que no se ve es todo un desafío.

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Hachè Costa: Saliendo del ámbito de la música culta, parece ser el diseñador ideal para eventos musicales, a la vista del éxito obtenido con la cartelería para el Festival de la Guitarra de Madrid, o el proyecto del MULAFest. También algún festival jazzístico ha contado con sus servicios, si no me equivoco...

Iván Solbes:  Mi profesión es la de ilustrador. También se puede decir “dibujante”, queda más cool. Y como tal me dedico a dibujar en muchos y variados ámbitos. Aparte del dibujo puro y duro también me interesa contar algo, no quedarme en un mero ejercicio de estilo, sino que el dibujo y su estilo estén al servicio de un relato. Encajando esta vocación en el mundo real, he trabajado en prensa ilustrando artículos, en editoriales como portadista e ilustrador de cuentos y novelas, multitud de trabajos personales y sobre todo en el mundo del cartelismo, tanto en festivales, eventos, conciertos o teatro y especialmente en el mundo de la publicidad, donde he desarrollado la mayor parte de mi carrera ilustrando campañas de todo tipo, algunas de gran difusión.

Hachè Costa: Licenciado por la Universidad Complutense de Madrid y con una base estilística que en buena medida nos remite al 'Art Noveau', a la estética modernista, a un concepto refundido del cartel publicitario de base parisina, pero con un elemento diferenciador dentro del arte pop. Un profesional de los que van quedando menos. Ver sus carteles es observar una tradición refundida...

Iván Solbes: Las referencias son más o menos acertadas. Me encantan los carteles de principios del siglo XX, las vanguardias, los años 40-50-60, un mundo en el que privaba el oficio y lo hecho a mano. De hecho en "Nueve Novenas" todos los textos los dibujé, cosa que me llevó varias semanas. Mi máxima aspiración es dibujar un cartel bonito que la gente quiera poner en su casa.

Hachè Costa: Otro de los aspectos “clásicos” hacia el que ha mostrado interés es el retrato, a través de su proyecto personal “Diario de Retratos”...

Iván Solbes: Dominar la técnica del dibujo es la que más me pesa. No tener una técnica depurada y verme continuamente limitado por mi falta de oficio. Pero como nunca es tarde para aprender, en 2012 decidí imponerme una disciplina consistente en dibujar a una persona de lunes a viernes. Entrenarme, y poco a poco ir mejorando mi técnica. A día de hoy llevo 610 retratos y he mejorado bastante aunque me queda mucho por recorrer. Tengo la esperanza de que, cuando llegue al número 1000, mi ojo y mi mano ya funcionarán de forma correcta, los dibujos serán atractivos e incluso pueda ganarme la vida con ello. Mientras tanto la única manera de avanzar es perseverar. Constantemente busco voluntarios para que vengan a posar y también animo a los que en su día vinieron a que repitan. Mi oficina está al lado de la puerta del Sol, está todo el mundo invitado.

Hachè Costa: Aparte de dar visibilidad del sector de trabajadores actualmente en situación de desempleo, también se ha preocupado de otras cuestiones de índole social: me refiero a su trabajo para Greenpeace. 

Iván Solbes: El "Diario de Retratos" comenzó como un trueque entre personas sin empleo que venían a ser retratadas. A cambio del favor, yo publicaba su retrato en mi web y redes sociales junto con su CV. Fue una idea que tuvo mucho eco mediático, recibí muchas solicitudes. Al cabo de un tiempo decidí abrir la iniciativa a cualquier persona que quisiera venir a charlar un rato mientras yo le dibujaba, y así sigo a día de hoy. Con Greenpeace estuve hace exactamente un año en el Amazonas, en una región con mucha población indígena, amenazada por un proyecto de construcción de una presa en medio de la selva que aparte de la catástrofe ecológica que supondría, arrebataría a esta gente su territorio y su modo de vida. La ONG decidió construir un campamento de apoyo para dar cobertura mediática a la población y sus reivindicaciones. Por suerte, hace unos meses el proyecto se canceló. Acompañé a una periodista de Greenpeace a este remoto lugar como dibujante. Ella entrevistaba a los habitantes del pueblo, a la gente joven, líderes indígenas, y yo mientras les dibujaba. El resto del tiempo lo empleé en dibujar todo lo que me rodeaba. De ahí salió un diario de textos y dibujos variopintos. Una experiencia que nunca olvidaré. 

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Hachè Costa: Una valoración personal, que funcione como un autorretrato: ¿Debe vincularse un artista a movimientos sociales, cívicos o políticos, o al contrario, no tiene porque traspasar la barrera de lo estético?

Iván Solbes: Un artista puede vincularse como cualquier otro mortal a cualquier movimiento social. Pero la cumbre que tiene que coronar, a lo que tiene que obedecer con fe ciega, es a la estética. Todo lo demás es accesorio. La estética está por encima de todo, también de las ideologías políticas. Eso no quita que un artista tome partido por una ideología de su tiempo, que su estética se vea “barnizada” por sus ideas, es lo habitual porque nadie es impermeable a su tiempo. Eso sí, una obra de arte trasciende todo y hace que el pensamiento político que le acompaña se difumine, pase a ser algo anecdótico. Nadie juzga negativamente el cuadro de Las Meninas porque sus personajes sean tiranos absolutistas, o el documental 'Olympia' porque fuera hecha por los nazis, o la novela 'Viaje al Final de la Noche' porque su autor fuera antisemita y colaboracionista durante la Segunda Guerra Mundial.  Una obra de arte (de cualquier tipo) que anteponga el mensaje político a la estética es un panfleto aburridísimo dedicado a los amigos a los que no hay que convencer de nada.

"Una obra de arte que anteponga el mensaje político a la estética es un panfleto"