Hoy, no pocas voces procedentes de distintos ámbitos de la vida social proclaman la quiebra de la socialdemocracia. Ante la hegemonía de las posiciones ultraliberales y conservadoras en las instituciones de la Unión Europa, socialistas y socialdemócratas parrecen batirse en retirada. O al menos, mantinen en sordina su discurso.Sin embargo, en La crisis de la socialdemocracia: ¿Qué crisis? Ignacio Urquizu desmonta los argumentos que afirman que la socialdemocracia está en crisis y aquellos que proclaman el fin del Estado del bienestar.
En su estudio sobre la evolución de la socialdemocracia (tanto en su proyecto global como en dos de sus aspectos más relevantes: la economía y el bienestar), Ignacio Urquizu opta por dejar de lado los enfoques más historicistas y normativos para usar la evidencia empírica a la hora de analizar cuestiones tales como por qué los partidos socialistas dejan de proponer la regulación de los mercados o qué explica su abandono del control de la economía. El análisis revelará que ese cambio ideológico no es caprichoso, sino que responde a las circunstancias de cada momento. Si la izquierda ha cambiado en su visión de la economía no es por una traición o una supuesta conspiración, sino porque "ha sido capaz de adaptarse a la realidad de su tiempo, una realidad que ha contribuido a cambiar". Lejos del pesimismo imperante, la obra se cierra con una posible hoja de ruta de los partidos socialistas en el siglo XXI; porque, según el autor, la socialdemocracia no solo no está en crisis, sino que tiene importantes retos por delante.
En el fondo, el libro es una apelación a la Internacional Socialista y al Partido de los Socialistas Europeos para que "se pongan las pilas" y pongan por encima de cualquier otro objetivo, la defensa de las conquistas sociales acumuladas a lo largo de los años.