sábado. 20.04.2024
CIRO MURAYAMA

Nos acompañan los muertos

Desde México
“Nada separa tanto como la fe, el cumplimiento de un credo separa a las personas”. (...) “La religión ayuda a las personas a arreglarse con los misterios de la vida y la infinitud de la muerte, pero yo a los curas los vomito”.
NUEVATRIBUNA.ES - 20.12.2009

El año se marchita y la iniciativa de reforma política del Presidente puede esperar para 2010. En cambio, conviene aprovechar la pausa invernal para atender una de las creaciones literarias más relevantes que vieron luz en México en 2009. Me refiero a la novela Nos acompañan los muertos, del escritor Rafael Pérez Gay, publicada bajo el sello editorial de Planeta. En este libro, con cierta inspiración de Philip Roth, Pérez Gay se hace cargo de un tema crudo y desesperanzador, pero que por lo mismo la buena literatura tiene que mirar a los ojos: la vejez, el deterioro y la muerte de los padres.

Ofrezco a continuación una treintena de subrayados a Nos acompañan los muertos en el afán, espero que realista, de motivar la lectura completa de este imprescindible libro, pues la demografía mexicana, con la prolongación de la esperanza de vida y una transición epidemiológica que hace que cada vez se padezcan más enfermedades crónico degenerativas, nos revela que el tema del libro cada vez visita a más hogares y lo seguirá haciendo en el futuro cercano:

1) “Los viejos acercan el pasado remoto y lo dejan arder en el presente ante sus ojos nublados. La antigüedad es un incendio”.

2) “Nadie puede vivir sin atarse a alguien o algo. Quien diga lo contrario miente”.

3) “Las tumbas prestigiosas suelen ser mentiras de piedra”.

4) “—¿Para qué vivir tantos años?

“No supe responderle. Olí el perfume delicado de frutas dulces que en mi cerebro se llama mamá”.

5) “Perdido en la oscuridad necesitaba a mi madre, la idea de que nunca más me volvería a cuidar me hundía en un pozo de tristeza”.

6) “La cercanía de la muerte de los padres nos vuelve débiles, neuróticos”.

7) “Mis padres vendieron su alma al odio. La vida puede ser entendida como una subasta, una gran compraventa de almas”.

8) “Mis padres perdieron la intimidad cuando contratamos a las enfermeras de noche que los atendían siguiendo la ruta de las medicinas, de la oscuridad, de las pesadillas, de la idea anticipada de la muerte. Por eso las detestaba, porque sabían sus secretos, en ellas reconocía a dos espías del hecho irreversible de su desaparición”.

9) “Viudo, perdido en la neblina de la demencia senil, Luis se transformó en un fantasma que atravesaba los tiempos sin orden ni concierto, de la infancia pasaba a la vejez, de ahí a la juventud, de ahí al vacío. Caminaba por un caserón deshabitado llamando por su nombre a los muertos y desconociendo a los vivos”.

10) “Nada separa tanto como la fe, el cumplimiento de un credo separa a las personas”.

11) “Error, nadie recupera nada del pasado, salvo el dolor de lo irrecuperable”.

12) “La cercanía de la muerte soltó a la bestia de la culpa”.

13) “Ella estaba consumida por el esfuerzo, cansada de vivir y aferrada al viejo tronco que llamamos vida”.

14) “Nunca soportó la tentación irresistible de corregir la realidad”.

15) “No se repuso de ese golpe, se dejó arder en silencio y en las llamas del sufrimiento confirmó que no hay mayor fuerza destructiva en la vida que la pérdida de un hijo”.

16) “Le puso cerco a sus anhelos, lo agobió con saña hasta que el hijo resolvió evadirse. Sin evasiones no existe el porvenir”.

17) “Siempre creyó que la cólera era su aliada, pero más bien fue su adversaria astuta, la autora de no pocas trampas en las que despeñó sus sueños. La ira lo enceguecía y avanzaba cometiendo tropelías en la oscuridad”.

18) “Mientras escribo estas líneas me doy cuenta de que mi padre y mi madre vivían abandonados en un rincón de la vida, solos, en un margen en el que intercambiaban sus soledades”.

19) “Fui muchos médicos en esa época, pero sobre todo y como nunca uno de sus cinco hijos”.

20) “Me di cuenta de que lo estreché no sólo para mantenerlo en pie, deseaba retenerlo en el mundo. Alguna vez, todos los hijos desean retener a sus padres en este mundo”.

21) “Descansé en la oscuridad, no soñé con nadie querido, a esta ausencia la llaman reposo”.

22) “El sueño y la locura son gemelos nacidos en mundos diferentes”.

23) “Los secretos de amor se desmoronan al contacto con el aire”.

24) “El hijo les hablaba desde la decrepitud de su edad a los padres jóvenes en el portal de la muerte, les preguntaba por él mismo perdido en algún momento de su infancia”.

25) “Por cierto, nadie hace nunca lo que le da la gana, todos llevamos un grillete en el tobillo”.

26) “Durante la noche, cuando soñamos, o en el delirio, cuando enloquecemos, todos somos surrealistas, somos Breton, Picasso, Dalí”.

27) “Un clan que dispersó el viento de la vida se reunía de nuevo convertido en un grupo de extraños ligado por la muerte de uno de sus viejos”.

28) “La religión ayuda a las personas a arreglarse con los misterios de la vida y la infinitud de la muerte, pero yo a los curas los vomito”.

29) “Me despedí de ella como si estuviera viva y la besé muerta. Se había convertido en un trozo helado muy parecido a mi madre”.

30) “Updike tiene razón, nuestros padres son desde luego nuestro pasado, pero quizá sobre todo nuestro futuro”.

Ciro Murayama es economista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México. Es editor de la revista “Nexos” y en la actualidad escribe semanalmente en “La Crónica”.


ciromurayama@yahoo.com

Nos acompañan los muertos