La palabra eunuco puede ser referida a hombres poco viriles o afeminados, y era una forma común de denominar a los homosexuales y transexuales durante el Imperio romano.
La privación de los genitales externos masculinos puede efectuarse de manera parcial o total. La manera parcial es la castración propiamente dicha, es decir la extirpación por corte o la inutilización por golpes de los testículos. Otra manera parcial es la extirpación por corte del pene. La manera total es cuando se mutila radicalmente, cortando pene y testículos.
Una práctica salvaje que se remonta al año 5.000 a. C., cuando el hombre mutila los genitales de otro hombre por primera vez, dando lugar al primer eunuco de la historia.
Los eunucos ha sido una historia de soledad, víctimas del recelo de una sociedad que ha querido verlos como seres imperfectos, codiciosos, deshonestos, débiles, lascivos y traidores. Fue esa docilidad lo que buscaba el hombre primitivo cuando decidió aplicar a los prisioneros de guerra la misma operación con que dominaba la agresividad de las bestias. Así nacieron los primeros eunucos.
Cronos castrando a su padre Urano, de Giorgio Vasari
Esta figura surge en diferentes rincones del mundo, y en cada uno de ellos tiene un nombre propio: kurgarru para los sumerios, assinnu para los acadios, ishtaritu para los babilonios y galli para los romanos entre otros muchos para definir una misma realidad: aquellos que habían sido privados de sus genitales por orden de los gobernantes.
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Una de las más importantes figuras castradas es Noé, cuyos órganos sexuales fueron amputados por su propio hijo Cam, y eso que la castración está rechazada con fuerza en dos de los libros del Antiguo Testamento: el Levítico y el Deuteronomio.
Este último libro habla de manera muy explícita: “El hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yahveh”.
Históricamente, el eunuco cambia a una nueva condición social, ya que una vez iniciada su transformación se le asigna un trato diferenciado. A lo largo de la humanidad son numerosos los hombres que han perdido accidentalmente sus genitales. Posibilidad física real que si se concreta es muy probablemente la experiencia más traumática en la vida de un hombre. El gran miedo a esta posibilidad ha sido motivo de importantes estudios, en especial psicoanalíticos por parte de Sigmund Freud.
Para Freud, el descubrimiento femenino y masculino del sexo opuesto, produce en las mujeres un sentimiento inicial de pérdida o carencia, y en los hombres un temor u horror a la pérdida. Es lo que Freud denomina complejo de castración.
En la Mitología griega eran muy temidas las amazonas que eran un pueblo de feroces guerreras con una sociedad matriarcal, que según algunas versiones de la leyenda mataban o mutilaban hombres cuando no los necesitaban para la reproducción.
Son famosas las costumbres institucionalizadas de convertir hombres en eunucos que en etapas de su historia se practicaban en los imperios babilonios, chino, persa, bizantino, árabe y turco. En estos casos, los hombres socioeconómicamente acomodados del país, encomendaban a los eunucos especialmente el cuidado de las mujeres del harén.
Algunos eunucos llegaron a ser importantes funcionarios y alcanzar una considerable influencia política. Todos los círculos de poder estuvieron a su alcance, y reaccionaron a veces como leales servidores y otras como intrigantes y conspiradores.
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Los más hábiles incluso se las ingeniaban para decidir políticas de Estado que afectaban las relaciones internacionales con los países vecinos. Hubo eunucos en estos países que alcanzaron en lo social mucha fama, en lo económico muchas riquezas, y en lo político mucho poder.
Durante la invasión a Persia, Alejandro Magno conoció a un eunuco que lo cautivó por su belleza, Bagoas.
LA HISTORIA DE LOS EUNUCOS
Los casos más antiguos de castración humana que se ha registrado se remonta a la época de los sumerios y se ubica n la ciudad de Lagash durante la III dinastía de Ur entre los años 2120 y 2003 a. C.
Aquellos primeros eunucos tenían una baja consideración social a pesar de que algunos alcanzaron puestos de confianza política. Los sumerios observaron que la castración privaba al eunuco de toda aspiración a perpetuarse y le hacía ser una persona sin unión, lo cual facilitaba su gobierno.
Escribió el griego Jenofonte que Ciro el Grande disponía de una guardia personal de 300 eunucos en los que confiaba ciegamente. Para Ciro, solo los eunucos, privados de mujer e hijos, podían entregarse por entero a su persona. Su teoría estaba lejos de ser infalible.
Fue el caso del eunuco Bagoas que lo conoció cuando atacó a Persia y llegó a ser general de los ejércitos persas en tiempos de Artajerjes III. Acaparó tal poder que se dedicó a poner y quitar reyes, envenenando al monarca y luego a su hijo Arses.
Los griegos emplearon a eunucos como tutores de sus hijos, confiados en que no tratarían de seducir a sus retoños. Del griego eunouchos que significan guardianes del lecho, procede el término eunuco, aunque estos no participaron en las instituciones helenas.
Su presencia había llegado en buena medida a través de los sacerdotes eunucos del templo de Artemisa situado en la vecina ciudad de Éfeso, en Turquía y de los cultos frigios a la Diosa Madre, muy extendidos en las ciudades griegas de Asia Menor.
Roma conocía el uso lascivo que los persas daban a sus eunucos. Los preferidos para aquel placer eran los spadones, eunucos a los que solo se había extirpado los testículos y que agradaban tanto a hombres como a mujeres.
Los eunucos nunca estuvieron bien considerados en Roma, pero muchos de ellos alcanzaron puestos notables. El culto a la diosa Cibeles había llegado a Roma durante la II guerra púnica, cuando los sacerdote que eran conocidos como galli, se practicaban incisiones en brazos y labios mientras bailaban ritualmente, hasta alcanzar un clímax en el que algunos se mutilaban el sexo.
Traficantes de eunucos en China
Los eunucos podían acceder en el Imperio romano de Oriente a todos los altos cargos religiosos, militares o políticos. Solo el trono les estaba vetado. Tuvieron una gran importancia en los asuntos de la Corte. Los eunucos bizantinos formaron una especie de lobby palaciego.
A menudo obraron en su propio provecho, lo que les dio fama de ambiciosos e intrigantes. Su proximidad al poder hizo que muchos bizantinos castrasen a sus hijos con la esperanza de otorgarles un futuro mejor.
LOS EUNUCOS EN CHINA
Los eunucos en China eran empleados en el Palacio Imperial. Durante la dinastía china de los Ming entre los años 1368 y 1644 se llegó a registrar cien mil eunucos, de los que setenta mil se agrupaban en Pekín. Surgiría la figura de Wei Zhongxian al final del período Ming, que sería el eunuco más influyente de la historia de China.
El emperador Tianqi le puso al frente de su gobierno, delegando en él todas sus funciones. Su poder fue tan grande que Wei quiso perpetuarlo con un hijo, acaso la única ambición que le había sido vetada. Con la muerte de Tianqi, fue denunciado por sus crímenes, desterrado, y se quitó la vida ahorcándose con su propio cinturón.
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Al aumentar el tamaño del Estado chino y, en consecuencia, su burocracia imperial y sus diversificadas funciones, surgió la necesidad de una mayor cantidad de estos. Los eunucos alcanzaron su máximo apogeo en la Edad Media, especialmente durante la dinastía Ming.
Fue entonces cuando se tuvo que buscar y aceptar nuevos candidatos de diferente procedencia. Pese a ser servidores en distintos cargos, fueron aumentando su importancia y adquiriendo algunas ventajas. De esta manera, en las aldeas muy pobres a veces algunos pocos se realizaban la automutilación con la esperanza de alcanzar una mejor posición social y económica.
COMO SE REALIZABA LA CASTRACIÓN
No eran extraños los casos en que el padre, la madre, los hermanos y las hermanas, acompañaban a un integrante de la familia a una cita con el barbero-cirujano. Este, con técnicas rudimentarias basadas en la sabiduría de aquel entonces, procedía a la operación.
Según investigaciones y estudios realizados por europeos en los siglos XIX y XX, el barbero primero envolvía desde su base al pene y los testículos conjuntamente en una venda común que ajustaba fuertemente, lo que producía dolor y proporcionaba la forma de una especie de embutido.
A continuación iba retorciendo hacia un lado el paquete así formado, tomaba un cuchillo curvo y lo alzaba a distancia, calculando para un corte fuerte y veloz. Llegados a este punto el barbero preguntaba una vez más si estaban seguros de una decisión que sería irreversible, si el futuro eunuco era mayor de edad, él debía responder por sí mismo, y si era menor entonces la respuesta correspondía a la familia, allí presente.
Si la respuesta final era afirmativa, entonces con un solo movimiento cercenaba los genitales. Luego, junto con el inmenso dolor, se producía una abundante hemorragia. El barbero aplicaba baños de sales y aceites para detenerla y luego aplicaba una pequeña cuña de metal, generalmente estaño, en el orificio uretral.
Entonces acontecía lo más difícil, el nuevo eunuco debía estar andando despacio sin mayor descanso, y no consumir nada de líquidos por unos días. Al cabo del tiempo, se le retiraba el tabique de metal antes colocado en el orificio uretral, si conseguía orinar, entonces la operación había sido un éxito y ya podía empezar a gestionar un empleo para servir en la Corte del Emperador. En caso contrario, una atroz agonía esperaba al nuevo eunuco antes de su lenta muerte.
Los despojos genitales a veces eran reclamados por quien fuera su propietario, en cuyo caso el barbero se los entregaba. Pero con frecuencia dichos despojos no eran reclamados y en ese caso el barbero los guardaba anotando cuidadosamente la fecha y a quién pertenecían.
Esta conducta se debía a que si el eunuco era aceptado en el Palacio Imperial, y una vez allí conseguía hacer carrera, descubriría que para cada ascenso la tradición obligaba como requisito enseñar en un rito los restos de lo que fueron sus genitales.
Entonces el eunuco volvía presuroso a intentar recuperar lo que en mala hora dejó abandonado, para lo cual el barbero lo esperaba dispuesto a entregarle lo suyo, previo cobro de una importante cantidad adicional de dinero.
Sexualidad y budismo
El último emperador de China, Puyi que vivió desde el año 1906 al año 1967, indicó en sus memorias, publicadas en 1964, que los eunucos fueron sus principales compañeros de juegos, sus esclavos y sus primeros maestros.
A los diez años les azotaba por pura diversión, y con solo siete, para probar su obediencia, ordenó a uno de sus eunucos que ingiriese una inmundicia del suelo. Uno de sus últimos eunucos fue Sun Yaoting, que murió en 1996, a los 94 años.
“Eunuco en un harén” de Jean Léon Gérome, siglo XIX. Museo del Hermitage
EL EUNUCO EN EL MUNDO MUSULMÁN
Durante el califato abasí, Bagdad alojó a más de once mil eunucos, empleados en el servicio en palacio, el cuidado del harén y no pocas veces también el desahogo sexual. Los más apreciados eran los eslavos y los africanos.
Los musulmanes no solían emascularse, pero sí fueron activos comerciantes de eunucos. Sin tener un especial apego por ellos, les encomendaron el más alto de los servicios: la custodia de los santos lugares del islam en las ciudades de Medina y La Meca.
El papel de los eunucos era muy importante en el harén. Debemos distinguir dos categorías:
- Los eunucos negros que provenían de la esclavitud y eran africanos, cuya función era servir a las mujeres. Todos seguían las órdenes del jefe eunuco negro, que era miembro de la Corte y disponía de gran poder. Los eunucos negros eran los que se encargaban de custodiar el harén femenino y protegían sus puertas. Eran los que vigilaban a las mujeres noche y día. Cuanto más feo fuera el eunuco negro más valor tenía. Estos controlaban todo, desde la comida hasta la ropa de las mujeres.
- Los eunucos blancos cuya procedencia era mayoritariamente de la zona de los Balcanes. Servían en la escuela del palacio, que era el lugar donde son instruidos los niños del harén para convertirlos posteriormente en oficiales de jenízaros.
El jefe de los eunucos blancos, tenía un gran poder, pues era el brazo derecho del Sultán y muchas veces detentaban más poder incluso que el propio Visir (primer ministro).
Los jenízaros formaban la caballería de elite del ejército otomano, solían ser esclavos cristianos previamente seleccionados de las tierras balcánicas. Eran instruidos en condiciones durísimas y se les permitía no convertirse al Islam.
Los eunucos al ser castrados no ponían en peligro la virginidad de las mujeres. Se les consideraba “menos que hombres”, porque nunca eran tentados por las mujeres. La castración la realizaban cristianos, egipcios o judíos y se realizaba siempre antes de la pubertad. Existen tres tipos de eunucos:
- El eunuco completo al que se le extraían todo: pene, escroto y los testículos. Tras la castración se produce un cambio físico y mental, no tienen barba, la laringe es de pequeñas dimensiones y la voz cambia para ser aniñada. Este era el eunuco que se solía encargar del harén, pues los otros dos tipos de eunucos no daban seguridad al Sultán. Este tipo de eunuco tiene una muerte joven alrededor de los treinta y cinco años.
- El eunuco incompleto al que se le quita sólo los testículos.
- El eunuco parcial al que se le atrofian los testículos mediante la técnica del frotamiento, lo cual era muy doloroso.
Dentro de la tradición musulmana, ningún hombre podía entrar en un harén de otro hombre, por lo que los eunucos al ser castrados y ser menos que hombre, jugaban un papel de tutela sobre el mismo.
Uno de los espacios más desconocidos del harén era el conocido como Kafes (la jaula) y era el edificio donde tenía la residencia el heredero al trono otomano, permanecía en él, hasta que sustituyera al Sultán. Si no llegaba al poder permanecía en el edificio de por vida. El poder otomano utilizaba esta fórmula, para que ningún heredero pudiera conspirar para hacerse con el poder.
LOS EUNUCOS EN OTROS PUEBLOS
En muchos otros pueblos también existían la costumbre de castrar a otros hombres convirtiéndolos en eunucos. Existen actualmente en la India los conocidos com. hijras.
Se puede ver a muchos integrantes de la comunidad de los hijras pasear por las calles de Bombay ofreciendo sus cantos y bailes para bendecir las bodas y a los recién nacidos, mendigando una limosna, prostituyéndose en relaciones homosexuales. Los hijras son los eunucos transexuales, andróginos y travestidos siendo una de las comunidades del país más desdeñada.
Otro ejemplo sorprendente son los skoptsy rusos que eran una secta ortodoxa rusa y que sobrevivieron incluso en el régimen soviético. Aparecen ya a finales del siglo XVIII en Rusia. Estos sufrían una castración muy salvaje y apareciendo dicha castración casi como un sacramento.
¿Cómo se castraba un skoptsy?
Se quemaban los testículos con un hierro al rojo y está práctica se extendía también a las mujeres, cortándoles lo senos.
También hubo eunucos en el barroco europeo, utilizados para el canto y fueron llamados castrati.
En la zona africana de Yibutí, cuando un hombre quería solicitarle a una mujer que contrajeran matrimonio, para ser aceptado debía demostrar primero su valor llevándole como obsequio y entregándole como regalo, envuelto, los genitales de otro hombre a quien previamente debía haber castrado.
Sin dicho obsequio no era aceptado y las costumbres sociales incluían la burla por parte de la mujer pretendida con frases que ponían en duda la masculinidad del pretendiente por no ser capaz de cumplir valientemente con la tradición. Entre las formas de procurase tan macabro botín estaban, por ejemplo, la guerra colectiva o el asalto individual a extranjeros o ancianos, extirpándoles vivos sus preciados testículos.
Desde hace varias décadas, debido a la actuación de los misioneros poco a poco hizo desaparecer esta costumbre. Sin embargo, las más ancianas aún conservan orgullosas como valioso recuerdo su tradicional regalo pre-nupcial.
LOS CASTRATIS
España también tiene su historia de los eunucos, ya que los primeros Castratino pertenecen, como todo el mundo presupone, a Italia, sino a Huesca en el siglo XII.
A finales de la Edad Media, las corales polifónicas requerían voces femeninas en una época que la mujer tenía prohibido cantar en un coro eclesiástico. Es así como la iglesia popularizó la castración de los niños para conservar su voz angelical aunque su práctica ya se encuentra en tiempos de Bizancio y no será hasta el año 1870 cuando esta práctica quedé prohibida legalmente. Debemos destacar el gran éxito de Farinelli en la corte de Felipe V.
En el siglo XVIII, con los castrati en la cumbre, corría por Italia la observación jocosa de una dama ante una actuación del gran Cusanino en Florencia, diciendo: “Canta bien, tiene vida, expresión, pero se siente que le falta algo...”.
Los eunucos aparecen en la historia como seres tragicómicos, inferiores a los ojos de una sociedad que nunca dejó de mirarles como a hombres inacabados.
Se tiene noticia de la existencia de los castrati en Italia desde el ecuador del siglo XVI, y vivieron su edad de oro una centuria después, con el apogeo de la ópera barroca. Italia será la cuna de los grandes virtuosos del género como Farinelli, Caffarelli, Salimbeni, Marchesi...
Aquellos niños eran castrados para conservar su angelical voz por la Iglesia para rentabilizar la inversión que se había desembolsado en su educación musical. Esto se popularizó en el siglo XV, cuando se popularizan las prácticas polifónicas, que requieren de voces femeninas, y la mujer no puede cantar en un coro eclesiástico. Por lo que comienza a requerirse la voz de falsetistas y castrados.
Los castrati italianos fueron estrellas a la altura de los más grandes artistas de nuestro tiempo, llenaban teatros, hacían giras triunfales por Europa y vivían lujosamente.
El fin de la era de los castrati se produce con el inicio de la Ilustración y el florecimiento de la música romántica. Sin embargo, estos siguieron existiendo hasta el siglo XIX.
Los castrati italianos Farinelli
La Iglesia empezó a condenar tajantemente esta práctica, aunque todavía en el XX habría un reducto para los castrati, el Vaticano. La voz de Alessandro Moreschi, el último castrato del coro vaticano, se retiró en el año 1913 y el primero y único en ser grabado, que quedará para la posteridad.
Encontramos en la Biblia cincuenta veces el término eunuco. Conocemos el nombre de algunos eunucos famosos como Potino que decapitó a Pompeyo, Zeng He que fue un navegante y explorador del siglo XV, Bagoas que fue incluso general con Alejandro Magno y del que se enamoro, Artoxares que fue cortesano de Artajerjes I y Dario II.