jueves. 18.04.2024
EXPOSICIONES | EN EL THYSSEN HASTA EL 17 DE ENERO

Edvard Munch, el pintor de la angustia, regresa a Madrid

Pocas veces un cuadro representa de manera tan ajustada el más alto grado de angustia existencial como El Grito, de Munch. ¿Era el anticipo premonitorio de la Pimera Guerra Mundial y de las grandes convulsiones del siglo que nacía? Probablemente. 

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Lienzo de Edvard Munch

El Museo Thyssen-Bornemisza, con la generosa colaboración del Munch Museet de Oslo, nos muestra, desde el pasado 6 de octubre y hasta el 17 de enero del año próximo, la primera exposición dedicada al artista noruego en Madrid desde 1984. Edvard Munch. Arquetipos explora la aportación del pintor a la historia del arte moderno, que lo convierte en uno de sus padres junto a Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh.

munch 4El recorrido de la exposición reúne un amplio catálogo de arquetipos emocionales y obsesiones existenciales del hombre contemporáneo, como melancolía, amor, deseo, celos, ansiedad, enfermedad, o muerte. Las nueve secciones en las que está subdivida se articulan alrededor de la representación de la figura humana en diferentes escenarios, como la costa, la habitación del enfermo, el abismo, la habitación verde, el bosque, la noche, o el estudio del artista; y en cada una de ellas se combinan obras tempranas y versiones tardías, pinturas y obra gráfica para subrayar la circularidad temática de la producción de Munch.

La obra del noruego Edvard Much no se exponía en España desde 1984. 

La radicalidad de su lenguaje plástico se revela a su vez en el juego entre las formas planas y sinuosas, en la deformación expresiva del cuerpo, en el color simbólico, o en la utilización de texturas y técnicas experimentales de grabado, con lo que Munch exploró las relaciones entre los signos externos del mundo físico y la dimensión espiritual oculta de la realidad. 

mUNCH 2La larga y prolífica carrera de Munch, que continuó creando hasta su muerte en 1944 y que recorrió uno de los períodos más convulsos y, a la vez, esplendoroso para las artes plásticas en Europa, está representada a través de ochenta obras, la mitad procedentes del Munch Museet, y otras tantas de museos europeos y norteamericanos como el Nasjonalmuseet de Oslo, la Tate, el Städel Museum de Frankfurt, la Kunsthaus de Zúrich o el MOMA de Nueva York.

La muestra está comisariada por Paloma Alarcó, Jefe de Conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza, y por Jon-Ove Steihaug, Director de colecciones y exposiciones del Munch Museet. 

EDVARD MUNCH, EL PINTOR DEL ALMA Y DEL INCONSCIENTE

Edvard Munch nació en Noruega, en la ciudad de Løten, el 12 de diciembre de 1863 y murió en Ekely, el 23 de enero de 1944.  Fue un pintor y grabador noruego que tuvo un protagonismo esencial en la configuración, en la Europa que vivió el cambio del siglo XIX al XX y participó de una etapa de esplendor artístico en el período de entreguerras, del expresionismo. Sus evocativas obras sobre la angustia influyeron profundamente en la versión alemana de esa poderosa corriente a comienzos del siglo XX. Sus obras son como variaciones constantes sobre la gran sinfonía de la existencia humana en sus lados diurnos, pero aún más, como es congruente con la sensibilidad finisecular, en los nocturnos. El amor y el odio, el deseo y la angustia, las pasiones y las emociones, son elevados a arquetipos de la vida anímica del hombre moderno o, incluso, de la propia condición humana.

Munch, sobre El Grito: "Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.”

mUNCHE 3 muerte de un bohemioEl pintor decía de sí mismo que, al igual que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, él intentaba diseccionar almas, adentrarse en las grandes incertidumbres que cruzaban la mente humana en un tiempo especialmente convulso. Por ello, los temas más frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (tal y como mostró en su obra Melancolía), la angustia (de lo que fue paradigma su obra más conocida y más valorada, El Grito), la muerte ( a ese respecto es ilustrativa Muerte de un bohemio) y el erotismo (así lo mostró en Amantes o en El beso). Se le considera precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.  A propósito de la creación de El Grito, afirmó en 1892: “Iba por la calle con dos amigos cuando el sol se puso. De repente, el cielo se tornó rojo sangre y percibí un estremecimiento de tristeza. Un dolor desgarrador en el pecho. Me detuve; me apoyé en la barandilla, preso de una fatiga mortal. Lenguas de fuego como sangre cubrían el fiordo negro y azulado y la ciudad. Mis amigos siguieron andando y yo me quedé allí, temblando de miedo. Y oí que un grito interminable atravesaba la naturaleza.”

Edvard Munch, el pintor de la angustia, regresa a Madrid