lunes. 29.04.2024
tarantino

Fran Nieto | 

Quentin Tarantino no es un simple cinéfilo. Al menos no de la forma en la que lo son la mayoría de los adictos al cine de hoy en día. Sí, puede haber gente que haya visto tantas películas o más que Quentin (¿aceptas el desafío?),y sí, algunas personas pueden tener grandes colecciones de películas, conocer sus curiosidades, etc. Incluso pueden llegar a alardear de sus estadísticas de Letterboxd (quien esté libre de pecado que tire la primera piedra). Sin embargo, el autor de obras maestras como Kill Bill o Reservoir Dogs es anterior a Internet, y también, y esta es la distinción más importante, no es un nerd del cine como un simple pasatiempo, o un tipo con un pasatiempo obsesivo o un solitario que pasa demasiado tiempo en el sótano, que es lo que se parece más a la idea que tiene la mayoría de la gente de lo que constituye un "geek". Tarantino creció con las películas y luego terminó haciéndolas él mismo, pero su afinidad con las películas probablemente dejó de ser solo un pasatiempo antes de abandonar la escuela. 

Las películas han sido la obsesión de Tarantino desde que tenía siete años y su madre, que pensaba que una película no le haría daño, comenzó a llevarlo a los cines de Los Ángeles para ver algunas de los trabajos más valientes de la década del setenta del siglo pasado. Estas inmersiones desmesuradas instigaron su ardiente fascinación cinematográfica y lo llevaron a convertirse en "un cinéfilo sabelotodo descarado" que acabó dando con sus huesos en una tienda de vídeos en el camino hacia el éxito como un audaz escritor y director ganador de un Premio de la Academia.

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En su primer libro de no ficción, después de su primera novela, Érase una vez en Hollywood (2021), Tarantino aporta el calor y la exuberancia de su experiencia cinematográfica, su arte narrativo y su humor agudo a una mezcla dinámica de historias personales sorprendentes, la historia del cine y la crítica de cine, sobre todo la de los títulos que iban de la serie b a la z. Con capítulos dedicados a películas de la década de 1970 que ha visto muchas veces, entre ellas Bullitt , Harry el sucioDefensaTaxi Driver, MASH, Polvora Negra y El expreso de Corea (y muchísimas más que no te acabas) Tarantino ofrece chisporroteantes historias detrás de la producción y críticas exigentes y especulativas. 

En algunos de los pasajes más intrigantes, recuerda las respuestas del público de las salas de cine cuando era joven, especialmente en los barrios negros, donde acompañaba a Floyd Ray Wilson, un cinéfilo treintañero que le mostraba los guiones que estaba escribiendo. Como “alguien que equipara la transgresión con el arte”, Tarantino ilumina los momentos formativos durante una vida de observación, investigación, evaluación y creación en esta divertida celebración cinematográfica.

Puede que fuera demasiado joven para ver todas aquellas películas, pero las semillas de todo por lo que es alabado y condenado hoy en día por crítica y público (violencia, blasfemias, tropos de género y demás) se pueden encontrar en las películas que devoró cuando era niño. En su primer libro de comentarios cinematográficos, explora específicamente el "Nuevo Hollywood" de la década de 1970, y por cada clásico reconocido, hay una maravillosa mención sorpresa de otras películas menos conocidas y alabadas. La pasión de Tarantino por el cine es legendaria, así que cuando ensalza las virtudes de este cine semidesconocido para el gran público, es como si estuviera compartiendo detalladas descripciones de su propia memoria. 

Esto no es una crítica cinematográfica objetiva; estas son las opiniones personales y muy apasionadas de Tarantino sobre cada aspecto de las películas y los temas que cubre. Sus raíces cinematográficas de género y explotación nunca están lejos de la vista, pero su apreciación holística del cine como forma de arte está al frente y al centro. 

La alegría, la generosidad y el singular punto de vista de Tarantino refuerzan sus argumentos, e incluso cuando derriba a sus héroes, lo hace por amor, como cuando ofrece una crítica feroz de la segunda mitad de la película de 1979 de Paul Schrader, Hardcore, un mundo oculto, por sucumbir a los artilugios de la trama (“Cuando el cineasta Schrader toma estas decisiones absurdas, uno se pregunta adónde fue el crítico de cine Schrader”). 

Además, su afirmación de que El Expreso de Corea es, a pesar de su trama exagerada, más auténtica en su representación de los efectos dañinos de la guerra de Vietnam en los veteranos que la ganadora del Oscar El Regreso, de Hal Ashby, convencerá incluso a los fanáticos de este último. Inteligente y obsesivo, Tarantino es muy divertido y difícil de superar. 

Los amantes del cine en general y del genial cineasta en particular cruzamos los dedos para que este haya sido el primer volumen de muchos, y si no de muchos, al menos de un par más.

En definitiva, nos hallamos ante un alud impresionante de comentarios cinematográficos dinámicos de una leyenda contemporánea que es una lectura esencial para los cinéfilos.

'Meditaciones de cine': como un torrente