viernes. 19.04.2024
*A: JOSE CARLOS CORDOVILLA 
*F: 18-02-2019
*P: MANUEL RICO 
*L: PAMPLONA 
*T: PRESENTACION PLATAFORMA NAVARRA DEL LIBRO
Foto de José Carlos Cordovilla

Manuel Rico es escritor, un escritor comprometido con su tiempo al que la Fundación Vallecas Todo Cultura, con el respaldo de los lectores de los distritos Vallecas Villa y Puente de Vallecas han decidido convertir en poeta homenajeado en la XXI edición de un acontecimiento que desborda las fronteras de ambos distritos para convertirse en un evento de ámbito regional y, más allá, nacional. Nacido en 1952, licenciado en periodismo, antiguo empleado de banca, publicó en 1980 su primer libro de poemas y su obra literaria se compone de más de veinte títulos de poesía, ensayo y narrativa. Ostenta los premios Hispanoamericano de Poesía Juan Ramón Jiménez (1997) e Internacional Miguel Hernández (2012), y los de Narrativa Andalucía de Novela (2002), Villa de Madrid (2009) y Logroño de Novela (2015) por Un extraño viajero. Crítico de poesía en Babelia y en diversas revistas periódicas, es un activo colaborador de Vallecas Calle del Libro. Por su iniciativa, han visitado y formado parte del evento, del que han sido protagonistas centrales en distintas ediciones, poetas como Paca Aguirre, José Manuel Caballero Bonald, Ana Rossetti, Elvira Daudet, Angelina Gatell, Carlos Álvarez y Ángeles Mora.  Desde mayo de 2015 preside la Asociación Colegial de Escritores de España. Hace unos meses regresó a las librerías, en una nueva edición prologada por José María Merino, una de sus novelas, según él, "más queridas", El lento adiós de los tranvías (Huso), aparecida en primera edición en 1992. El pasado año publicó Escritor a la espera (Punto de Vista), sus diarios de la década de los 80.

Con Fanny Rubio, en la librería Alberti

El próximo 20 de octubre, a las 18:30 h, abrirá la nueva edición de Vallecas Calle del Libro y presentará la antología, editada para la ocasión, Tiempo salvado del tiempo (El Sastre de Apollinaire), en el Centro Cultural  Lope de Vega, en el vallecano barrio de Entrevías. 

A continuación reproducimos la entrevista realizada por Vallecas Todo Cultura. Una entrevista en la que habla de literatura y habla de sus vínculos, profundos y dilatados en el tiempo, con sus barrios, sus librerías, su cultura. En Vallecas vivió al final de la infancia.

Nacido en Madrid, ¿Cuál es tu vinculación a Vallecas?
Mi padre tuvo, con un amigo, un pequeño taller de carpintería en la calle Puerto de Arlabán y yo lo acompañaba, a mis nueve o diez años, frecuentemente. Incluso estuve un verano, creo que el de 1965, trabajando de aprendiz con él. Después, durante un año, vivimos en Palomeras, no lejos de donde hoy se sitúa la Asamblea. Aquí está parte de mi primera adolescencia. Luego trabajé en la Asamblea de Madrid y recobré el ambiente de sus barrios, profundamente transformados.

CEL LENTO ADIÓS DE LOS TRANVÍAS2ómo era aquello de trabajar en banca y comenzar tu carrera literaria.
Bueno, yo empecé a trabajar en el banco con 17 años, en 1970. Ya había escrito algunos versos y algún relato durante el bachiller… Así que tener un empleo en banca, que era el sueño de muchas familias humildes, suponía, por el horario de 8 a 3, contar una magnífica posibilidad de compatibilizar trabajo y literatura. Las mañanas de administrativo, las tardes de aprendiz de escritor y activista en el barrio. Entonces escribía, sobre todo poesía, pero leía mucho, de todo, y empecé a comprar asiduamente revistas literarias. Recuerdo La Estafeta, Poesía Española, Ínsula…  Y los suplementos literarios del Informaciones. Y en el barrio, en la asociación juvenil, comenzábamos a leer a Neruda, a Lorca, en libros de Losada que llegaban a las trastiendas de las librerías…

-¿Comenzaste con la poesía o te atreviste con alguna narración?
Empecé con la poesía. Y poco tiempo después, cuando comencé a leer a narradores españoles que hablaban de realidades como la que yo viví en Vallecas, y después de la UVA de Hortaleza, como Ferres, o García Hortelano, o los Goytisolo, pero especialmente los cuentos de Aldecoa, me atreví con el cuento. Lamentablemente, de aquella época conservo poemas muy flojos, “al estilo de…” Bécquer, Juan Ramón, Machado o Blas de Otero, pero no guardo ninguno de aquellos relatos. En alguna mudanza posterior se perdieron.

-Fueron años difíciles, los 60-70,¿ era la poesía un refugio para expresar lo que querías?.
Fueron años muy duros. Son los años en los que mi generación pasa de la adolescencia a la juventud y toma conciencia de la realidad social y política. Era el franquismo, la dictadura, no lo olvidemos. En el barrio, después en la universidad (estudié en el turno de noche), nos movíamos entre la legalidad y la clandestinidad. La poesía, que al principio había sido el refugio de los amores adolescentes, fue cobrando el carácter de refugio frente a la situación, de lugar de crítica y protesta. Pasé de Juan Ramón o Bécquer a Machado, a Blas de Otero, a Celaya. Después a poetas como Ángel González o Gil de Biedma, Pavese, las mujeres poetas relegadas como Carmen Conde, Angelina Gatell, Ángela Figuera. En mi barrio tomé contacto con Diego Jesús Jiménez, premio nacional en 1968, y a través de él accedí al mundo literario y a muchos otros nombres de la poesía contemporánea.

Portada-Tiempo-salvadoTe hiciste periodista y comenzaste tu carrera pública como diputado de la Asamblea de Madrid. ¿Ese despegue de tus comienzos te ayudaron a alimentar la creación literaria?
Hice periodismo, en el fondo, porque era la carrera más próxima a la literatura: yo quería escribir en los periódicos, emular a algunos columnistas que habían hecho historia. En paralelo, la militancia política ocupaba gran parte de mi tiempo. Esa militancia, en el barrio y entre los trabajadores de banca, me llevó al PCE en 1971 o 1972. Diez años después, fui diputado autonómico por ese partido. No sé si me ayudó a alimentar mi carrera literaria. Sé que viví ambos mundos con cierta esquizofrenia. Lo cuento en Escritor a la espera, mis diarios de los años 80. En todo caso, no quiero dejar de lado algo esencial: sin el apoyo incondicional de mi gente, sobre todo de Esperanza, mi compañera, que siempre ha estado ahí, todo hubiera sido más difícil.

¿De que libro de poemas estás más orgulloso? De qué novela?
Creo que el libro que de algún modo expresa mi madurez poética, en el que soy consciente de haber encontrado mi “respiración” y mi estilo, es La densidad de los espejos. Los libros posteriores supusieron un desarrollo de esa opción, que combina mirada crítica e indagación en el lenguaje. Donde nunca hubo ángeles, o Los días extraños, son libros en los que me reconozco de manera más intensa. Mi novela más compleja y más elaborada es La mujer muerta.   

vallecas-calle-del-libro-puestos

Leer tu poesía o tus novelas es adentrarnos en tus vivencias y comprender mejor una parte de nuestra historia. ¿Te consideras un autor del realismo social del que muchos críticos reniegan?
No me considero autor de ese registro aunque no comparto la actitud de cierta crítica ante aquella literatura de denuncia que fue necesaria en años duros. Sí me considero un autor de la memoria colectiva, un autor con una mirada crítica hacia la realidad. Pero que tiene claro que toda novela es un artefacto de lenguaje. Sin ambición expresiva no hay literatura.

ESCRITOR A LA ESPERA Desde tu atalaya como crítico de poesía en Babelia y director de poesía de la editorial Bartleby  ¿Cómo valoras la creación poética de nuestros días? Hay una enorme diversidad de estéticas y sensibiidades y un alto nivel. Entre los jóvenes y entre los menos jóvenes. Y hay un peligro o una amenaza: la trivialización del poema y, en conjunto, del género, a manos de una corriente, vinculada a las redes y a los llamados youtubers, que confunde poesía con prosa cortada, con crónicas sentimentales construidas en verso y llenas de lugares comunes.

Recientemente le han otorgado el premio Loewe de poesía joven a un chaval de 17 años y son muchos los youtuber conocidos que realizan incursiones poéticas. ¿Qué les recomiendas a los jóvenes, chicas y chicos, que sientan inclinaciones hacia la poesía?
Leer, leer y leer. A los clásicos, sin duda. Pero también a poetas contemporáneos, a los poetas que marcaron la segunda mitad del siglo XX. Aprender leyendo, mirarse en el espejo de esas obras. En Bartleby acabamos de publicar un libro titulado Antología para jóvenes, de Claudio Rodríguez. Confío que ese libro, con una selección de poemas de uno de los poetas más originales y misteriosos de la generación del 50, ayude a esa labor. Espero que en el futuro podamos publicar a otros autores de referencia. Y, claro, iniciativas como Vallecas Calle del Libro, que lleva la poesía a los centros escolares, son imprescindibles.

Estás escribiendo alguna novela o libro de poemas en la actualidad?
En enero o febrero de 2021 publico un nuevo libro de poemas. Llevo casi una década trabajando en él y tiene mucho que ver con la historia. Con la personal, sin duda, pero también con la colectiva. Y un libro de viajes por un territorio sorprendente, mágico, inimaginable para muchos. Ahí lo dejo.

Llevas colaborando muchos años con Vallecas Calle del Libro ¿Qué representa para ti el hecho de ser el poeta seleccionado en este año, desgraciadamente de la pandemia, con lo que eso implica de repercusión mediática?
Bueno… Nunca pensé en esa posibilidad. Por edad y por trayectoria pensé que había otros y otras, pero una vez que en la Fundación Vallecas Todo Cultura tomó la decisión… qué voy a decir. Un orgullo enorme. Y la posibilidad de contribuir, pese a la pandemia, a dar relieve a la literatura y a la labor del escritor y de los poetas, de manera especial entre los alumnos de colegios e institutos de Vallecas, entre los usuarios de las bibliotecas, de los centros culturales….

Este año Benito Pérez Galdós forma parte de uno de los más importantes capítulos de la edición de Vallecas Calle del Libro. ¿Qué opinión te merece su obra y qué libro de él recomendarías?
A mi juicio está entre los grandes narradores de la literatura en castellano de todos los tiempos. Cierto que ha habito escritores posteriores que lo han denostado por su visión realista de la novela, pero yo creo que es un narrador que supo ensamblar la cotidianidad, los microespacios en que vivía la gente de su tiempo con la realidad histórica. Historia, vida y lenguaje fueron los ingredientes de su estilo, de su opción narrativa. Supo como nadie adentrarse en los que Unamuno llamó “intrahistoria”: los sueños e incertidumbres, las carencias, los sentimientos más íntimos de la gente y el trasfondo histórica en que se desarrollaban. Noveló la Historia de su tiempo y dibujó personajes memorables. Recomiendo Fortunata y Jacinta, sin duda, un monumento narrativo. Y una obra menos conocida, una hermosa novela titulada Miau.  

Manuel Rico: "me considero un autor de la memoria colectiva, con una mirada crítica...