martes. 23.04.2024
2 mayo Goya
Los fusilamientos del 3 de mayo. (Francisco de Goya)

(Capítulos 53, 54 y 55)

53.- EL DOS DE MAYO

Llegamos así al 1º de Mayo de 1808, día en el que el desfile de Murat y sus tropas francesas es acogido por la bronca y los silbidos del pueblo de Madrid. El 2 de Mayo, los franceses intentan sacar de Palacio al menor de los hijos de Carlos IV. Un grupo de madrileños intenta impedirlo, hasta que un batallón de la guardia dispara la artillería contra ellos. Esta refriega enciende toda la ciudad.

La población intenta bloquear los accesos a Madrid por la calle de Alcalá, hasta que son empujados por la caballería hacia la Puerta del Sol. Mal armados, los madrileños responden, con todo lo que tienen a mano, a las embestidas de las tropas de mamelucos egipcios, en una refriega que quedaría inmortalizada por Goya en la Carga de los Mamelucos.

Al final, los cañones impusieron su ley y, a los muertos de la revuelta popular, se suman de inmediato los ejecutados en el claustro de la iglesia del Buen Suceso. La venganza continúa durante la noche por toda la ciudad. Es también Goya, quien mejor ha retratado aquellos fusilamientos del 3 de Mayo.

El pintor, hasta ese momento, había realizado cartones para tapices, con escenas festivas y luminosas, en las que no deja de reflejar la realidad social, como en el Albañil Herido. También eran reconocidos sus retratos, en los que refleja cruelmente las bajezas y defectos de buena parte de la familia real -en los que solo se salvan los niños-, o de personajes ilustrados afines a sus ideas, como Jovellanos, escritores como Moratín, actrices como la Tirana, toreos como Pedro Romero, o las majas.

A partir del 2 de Mayo, Goya quedará marcado por la crueldad de la represión y los Desastres de la Guerra, las Pinturas Negras, los Caprichos y Disparates, que podemos admirar en el Prado reflejarán la amargura que se apodera de su carácter, acentuada por la tristeza y la desesperanza ante el régimen absolutista impuesto por Fernando VII.

Huyendo de esa España, más negra que nunca, se refugia en Burdeos, donde antes de morir recupera la paz perdida y, a sus 80 años, se inicia en la técnica litográfica, recogiendo de nuevo escenas populares y festivas, como la serie de Toros de Burdeos, y nos lega una pequeña obra maestra como la Lechera de Burdeos, precursora del impresionismo.

Pocos pintores entendieron como él, plasmaron las alegrías y sufrieron con tal intensidad, con tanta compasión, el dolor del pueblo madrileño.

Volvamos al 3 de Mayo. La campana del Buen Suceso tocó interminablemente a muerto. Los cadáveres fueron enterrados en los propios fosos de la iglesia, que fueron cegados. Paños negros cubrieron el lugar.

Bien se puede decir de Madrid, al igual que en la canción dedicada a Asturias, que ha tenido dos ocasiones de jugarse la vida en una partida y las dos se la jugó. El 2 de Mayo y el No Pasarán son mucho más que símbolos madrileños y forman parte de la cultura humana de la lucha por la libertad.

54.- LAS BUENAS INTENCIONES DE JOSE BONAPARTE

Mal empieza, y no podrá acabar de otra manera, el reinado de José I Bonaparte, por más que el popularmente conocido como Pepe Botella, sea quien primero aborde en el siglo XIX la transformación urbana de Madrid, desalojando cementerios que seguían forzando la diaria convivencia entre vivos y muertos en el interior de la ciudad. Al igual que los cementerios, los mataderos son trasladados extramuros. A continuación inicia la demolición de conventos e iglesias para hacer sitio a nuevas plazas y abrir las avenidas que asemejen Madrid a una capital europea.

bonaparteNo en  vano José Bonaparte había sido rey de Nápoles, como lo fuera Carlos III, donde había abordado reformas urbanísticas. Además tenía como referente inmediato, las realizaciones de su hermano, el Emperador, en París. Su actividad en Madrid le valió otro sobrenombre, el de “rey plazuelas”.

La plaza de Oriente o las cercanas de Santa Ana y el Carmen, San Martín, San Miguel o San Ildefonso, tienen su origen en aquellas demoliciones. Así se consiguen cerca de 24.000 metros cuadrados de suelo para descongestionar el interior de la ciudad. El arquitecto Silvestre Pérez, perteneciente a la generación de arquitectos posterior a Villanueva, es el autor de muchos de los proyectos de este reinado, pagando por ello el duro precio de un inmerecido olvido.

La presión del comercio sobre la Puerta de Sol se ve atenuada con la apertura de las plazas cercanas y llega incluso a proyectarse su reforma que incluye la demolición del Buen Suceso, sobre cuyo solar se idea construir un teatro, enlazado con el Palacio Real mediante una gran avenida que se abriría en Arenal.

La brevedad y lo accidentado de reinado (1808-1813), con España sumida en una prolongada guerra, hacen imposible el desarrollo de los planes de reordenación de la Puerta de Sol.

55.- EL INCENDIO DE FERNANDO VII

Recién estrenado el reinado de Fernando VII, en Abril de 1815, arden las casas situadas entre las calles de Arenal y el Carmen. Las autoridades, juiciosas como siempre, deciden formar una Junta que tome medidas urgentes para apagar el fuego. La primera medida consiste en aprovechar eficazmente los medios disponibles, es decir, requisar los cántaros de los aguadores, para suministrar el agua necesaria.

Por su parte el vicario, muy en su papel, propuso sacar de inmediato a San Isidro en procesión, mientras que el Capitán General, desde la óptica de su peculiar especialidad profesional, propone apagar el fuego a cañonazos. Obviamente, no hizo falta tanto aparato porque, como es habitual en este país, el problema terminó resolviéndose por sí mismo. Amaneció el día siguiente con el incendio controlado, toda vez que las diecisiete casas de la manzana habían ardido completamente.

Durante el siglo XIX, la Puerta del Sol será la Plaza donde concurre todo Madrid y cuyos personajes nos mostrará Mesonero Romanos en interminable ajetreo. En sus descripciones aparecen diputados camino del Congreso, magnates en carroza, funcionarios de paso, intrigantes y habladores, vendedores de perros, industriales y negociantes, obreros, murgas de bombo y platillo, músicos de fiesta y funeral, vividores, parásitos, ciegos, prestidigitadores, rateros, periodistas en busca de noticias, toreros, vendedores de periódicos, mozos de cuerda, mendigos, limpiabotas, barberos ambulantes, aguadoras, horchateros, cerilleros, bolleros, sin que falten los ladrones expertos en cortar los faldones de levita en busca de la tabaquera.

Capítulos anteriores


El Madrid del Primero de Mayo de Francisco Javier López. Capítulos publicados

Presentación: Madrid Patrimonio por entregas

El 2 de Mayo y el 'No Pasarán'