jueves. 28.03.2024

La historia de Lucrecia Borgia, es muy complicada de relatar, puesto que en ella se dan intereses muy contrapuestos. Por un lado, la Iglesia intenta defender su propia historia, ya que Lucrecia era hija del Papa, Alejandro VI y su abuelo había sido también Papa, Calixto III y su sobrino era San Francisco de Borja (gran personaje del mundo jesuítico) que fue 4º duque de Gandía. La Iglesia está muy interesada en impedir que todos estos personajes de la historia pasen lo menos cuestionados posible.

Por el otro lado, grandes autores literarios como Víctor Hugo o Alejandro Dumas, escriben sobre Lucrecia, en la que glosan la figura malvada de Lucrecia y mucho de lo que relatan son carentes de rigor histórico, recogiendo las leyendas que van unidas a ella.

Para entender la historia de Lucrecia Borgia, debemos enmarcarla a finales del siglo XV en Italia. El país estaba dividido en la parte norte con decenas de ducados, que eran gobernados por antiguas familias nobles, los D’Este, los Sforza, los Gonzaga, los Delle Rovere..., al norte estaba la poderosa Francia y al sur la Corona de Aragón que dominaba Sicilia y Nápoles. En el centro del país estaban los Estados Vaticanos.

Esos momentos históricos vivían una época de cambio. Los Reyes intentaban acabar con el poder de la nobleza y se iniciaba un plan de centralización del poder en toda Europa, siendo los reyes los únicos detentadores del mismo. Así, nos encontramos con reyes tan poderosos como Luis XI en Francia, Enrique VII en Inglaterra y los Reyes Católicos en Castilla y Aragón.

El Renacimiento es un tiempo de grandes luchas por el poder, ya no sólo por motivos religiosos, sino políticos y territoriales. Las grandes familias asesinaban, corrompían y compraban cargos como forma de asegurar y aumentar su poder.

La historia de los Borgia empieza con Alonso Borgia, que fue obispo de Valencia y llegó a ser Papa con el nombre de Calixto III. Nombra a Rodrigo Borgia cardenal y vicecanciller del Papa. Calixto III hizo frente a la invasión turca y a su expansión por Europa. Fue este Papa quien rehabilitó la memoria de Juana de Arco. Acusado de nepotismo, al conceder muchos cargos y privilegios a muchos miembros de su familia, en especial a Rodrigo Borgia.

Acaba siendo nombrado Papa con el nombre de Alejandro VI (1431-1503). El nombre de Alejandro lo elige en honor de Alejandro Magno. Entre sus principales logros está la reconciliación de Enrique IV de Castilla con Isabel la Católica. Promulga la bula fijando la línea alejandrina, que determina la división entre Castilla y Portugal en la conquista de América y se fija mediante el Tratado de Tordesillas del año 1494.

Alejandro VI era amante del dinero y del poder. El negocio principal de Roma y en consecuencia del Papado era la prostitución. Se traían niñas menores de toda Europa. Esto está en el origen de que tanto Papas, reyes y nobleza padecieran con frecuencia la sífilis, enfermedad sexual normal en las oligárquicas clases gobernantes.

Retrato de Alejandro VI

Lucrecia nace en Subiaco (Ferrara), que era una pequeña localidad cercana a Roma, el 18 de abril de 1480, siendo su padre Rodrigo Borgia, que era en aquel momento cardenal y de su amante Vanozza Cattanei, que era condesa de Casa de Candia y estaba casada con Giorgo Cancruce (era ya su segundo matrimonio). Fruto de esta relación tuvieron cuatro hijos, tres varones, Juan, César y Joffré y una mujer, Lucrecia.

Vanozza Cattenei tuvo cuatro maridos, todos apoyados por Rodrigo Borgía, para así poder ocultar su relación amorosa con ella, y esta unión duró más de diez años. Era una hermosa mujer y muy inteligente, con la que compartía Rodrigo sus pensamientos más íntimos, sobre todo tipo de cuestiones. Ella sabía que algún día sus hijos como herederos del cardenal gozarían de una gran posición y de poder.

Después de Vanozza Catinnei, Alejandro VI mantuvo otra larga relación con Julia Farnesio, cuando esta tenía solo quince años y él cuarenta años más que ella. Era hermana de quien posteriormente sería Papa, Paulo III. Con ella también tuvo cuatro hijos.

Rodrigo Borgia instaló a sus hijos en el palacio Orsini, frente a su residencia en el Vaticano, donde su prima Adriana Orsini, que se había quedado viuda, se encargaría de cuidarles. Los tres hijos fueron instruidos por los mejores tutores romanos. Estudiaron humanidades, matemáticas, astronomía, astrología e historia. Así mismo destaca el aprendizaje de idiomas, el castellano, francés, inglés y el latín. Enseguida destacó César por su inteligencia y su competitividad.

Retrato de Lucrecia Borgia

Era costumbre de la época, que las jóvenes fueran destinadas a los conventos para servir a Dios. Lucrecia no fue enviada al convento, pues Rodrigo siguió dos consejos, por un lado el de Adriana, que veía en ella un gran talento y, por otra siguió los consejos de los astrólogos que el día de su nacimiento vaticinaron un futuro memorable.

Además de recibir la misma educación que sus hermanos, aprendería a tocar el laúd, la técnica del dibujo, el baile y el bordado, destacando por sus hilados de oro y plata. Además recibió estudios en poética.

Desde muy joven, Lucrecia fue utilizada por su padre Rodrigo como medio para la consecución de alianzas políticas a través de la concertación de matrimonios. Está práctica era habitual en la época. Cuando ella tenía diez años fue prometida con Joan Centelles, valenciano emparentado con los condes de Oliva. Sin embargo este compromiso se rompió un año después. A finales de 1491, se le vuelve a comprometer con Gaspar de Próixido, conde de Almenara, compromiso que se vuelve a romper rápidamente nada más ser nombrado Papa.


César Borgia

Fue el 11 de agosto de 1492, cuando Rodrigo Borgia es nombrado Papa, con el nombre de Alejandro VI, tras un Sínodo tumultuoso en el que las amenazas, chantajes y la compra de votos fue práctica habitual. En esta elección se enfrentaron los cardenales Rodrigo Borgia, Ascanio Sforza y Giuliano della Rovere.

El uso matrimonial de Lucrecia desde el poder de su padre, marcó toda su vida y así como su sumisión a los designios familiares. Con el nombramiento como Papa de Rodrigo se buscan las alianzas políticas para afianzarle en el poder papal y a partir de entonces se plantean personajes de alta alcurnia.

Se pensó en casarle con Giovnni Sforza, que era señor de Pésaro y sobrino del duque de Milán. Ludovico “el moro”. El objetivo de este matrimonio era conseguir que el potente ducado de Milán apoyara al Papa, pues amenazaba con unirse a la Francia del rey Carlos VIII. Si se producía esta alianza política dejaría a los franceses las puertas abiertas a la conquista de los Estados Vaticanos.

Giovanni Sforza tenía entonces 26 años y acaba de quedarse viudo de su primer matrimonio, del que había tenido tres hijos. Lucrecia tenía 13 años y la ceremonia se celebró en 1493 con gran suntuosidad. Se realizó un desfile nupcial que congregó a miles de personas que admiraron el lujo excesivo que acompañaba al cortejo y las grandes joyas que lucía Lucrecia. Este matrimonio duró entre 1493-1497, viviendo a temporadas en Pésaro y Roma. Se rompe el matrimonio cuando Milán en el año 1497 se alía con Francia y entonces esta unión ya no tenía ningún sentido, en consecuencia debía procederse a su separación matrimonial.

Ante el peligro para su vida que representaba seguir viviendo en Roma, Giovanni Sforza se refugia en Milán. Lo primero, que se intenta es conseguir un divorcio de mutuo acuerdo, para ello Rodrigo utiliza a su hijo César que ya era cardenal para que negocie con el cardenal Ascanio Sforza, que era tío de Giovanni el acuerdo del divorcio. Pero esta proposición no es aceptada por Giovanni. Ante esta negativa debe de buscarse un argumento poderoso para lograr la anulación y plantean que el matrimonio no se ha consumado, aduciendo que Giovanni Sforza era homosexual, cuando ya era padre de tres hijos. Le proponen que se acuesten los dos en presencia de testigos de las dos familias, a lo cual no accede.

Escudo de armas de los Borgia

Giovanni Sforza contrataca acusando a Alejandro VI y al cardenal César Borgia, que era padre y hermano respectivamente, de mantener relaciones incestuosas con Lucrecia. Alejandro VI ofrece la separación matrimonial por falta de consumación, teniendo que firmar un documento pontificio, que da por finalizada esta unión por “impotentia coendi”.

El celebre poeta de esa época Jacobo Sanázaro escribió este epitafio:

“Hic jacet in túmulo Lucretia nomine, sed raro
Thais; Alejandri filio, sponsa,nurus”.

Es decir, Lucecia fue hija, esposa y nuera del Papa Alejandro. Lo que hace es recoger el rumor de la época, que decía ser la concubina de su padre y de sus hermanos Luis y César.

Durante el proceso de anulación matrimonial, Lucrecia se retira al convento romano de San Sixto, cuando tenía 17 años. A pesar de este retiro, queda embarazada ¿De quién? No se sabe con seguridad, puede ser de su padre Alejandro VI, de su hermano César, o de un tal Perotto. Es este hecho, el que alienta la leyendo negra sobre Lucrecia. Para evitar el escándalo, ella se somete aun examen de la Iglesia, que dictaminaría que era virgen, lo que ocasionó un mayor escándalo.

El hijo que tuvo se llamó Juan de Borgia, duque de Nepi, conocido también como el Infante Romano. Alejandro VI emitió dos bulas. La primera donde se reconocía la paternidad del niño a Cesar Borgia pero de madre desconocida. César otorgó al niño el ducado de Camerino. La segunda bula estuvo ocultada durante muchos años ¿Por qué? Y otorgaba la paternidad al propio Papa.

También se habla como posible padre del niño de Pedro Calderón, joven aragonés conocido también como Perotto, que era el mensajero entre Alejandro VI y Lucrecia mientras estuvo en el convento. Perotto apareció asesinado en las aguas del río Tiber y fue acusado César de dicho asesinato.

Alejandro VI una vez consumada la ruptura del primer matrimonio de Lucrecia, enseguida buscó un segundo matrimonio, como medio de lograr alianzas políticas y militares que afianzaran su poder papal. El elegido es Alfonso de Aragón, duque de Bisceglie, que era hijo bastardo del rey Alfonso II de Nápoles “el bizco” y su madre era Trussia Oazullo. Era también primo hermano de Fernando II de Aragón. Con esa alianza del Vaticano con Aragón se consolidaba el poder en el sur de Italia. Joffré, hermano de Lucrecia, hacía cuatro años que estaba ya casado con Sancha de Aragón, que también era hija bastarda y era hermana mayor de Alfonso.

Tumba de Lucrecia de Borgia y de Alfonso I de Este

Lucrecia y Alfonso se enamoraron mutuamente. Pero la situación política era muy cambiante en la península Itálica. Así se produce una alianza entre los Borgia y el rey francés Luis XII. Este acuerdo es conseguido por César Borgia. Gracias a esta alianza, el rey Luis XII concedió a César el título de duque de Valentinois, que le reportaría el nombre popular de “il valentino”. Incluso estuvo a punto casarse con Carlota de Albret.

Esta alianza supone la ruptura del Vaticano con Aragón. En consecuencia debe acabarse con el matrimonio de Lucrecia y Alfonso. En julio del año 1500, Alfonso es agredido por unos desconocidos (eran hombres al servicio de César) cuando paseaba por los jardines vaticanos. Fue socorrido, quedando en estado muy grave, siendo trasladado a las habitaciones de Lucrecia, que junto a la hermana de Alfonso, Sancha cuidaron de él. Alfonso ordenó a sus hombres que mataran a César al que acusaba de su intento de asesinato. César fue atacado con ballestas cuando paseaba por los jardines.

Tanto Lucrecia como Sancha no se separaron de Alfonso, pero César mediante argucias consiguió, que ambas salieran de la habitación, ocasión que fue aprovechada por un hombre de César para que estrangulara a Alfonso. Lucrecia nunca perdonó este hecho a César.

Nuevamente aparece la leyenda negra, donde se dibuja un triangulo amoroso César-Lucrecia-Alfonso, siendo descrito este crimen como pasional, cuando realmente era una cuestión política. En esa época César ya estaba afectado por enfermedades sexuales, en concreto la sífilis (enfermedad habitual en la época). Ésta dejó marcas visibles en la cara y cuerpo, lo que hizo que apareciera ya siempre con máscara y vistiera de negro.

Cuadro de Vanozza Cattanei

Tras el final del segundo matrimonio, Lucrecia se dedicó a la administración de la Iglesia y del Vaticano, puesto que Alejandro VI se encontraba en un largo viaje. Este nuevo papel de Lucrecia fue duramente criticado por muchos sectores de la Iglesia. En primer lugar, por ser mujer y además joven. En segundo lugar, se le achacaba falta de experiencia para llevar asuntos tan importantes. En este tiempo siempre estuvo asesorada por el cardenal aragonés Jorge Costa.

Tras su segunda separación, rápidamente se le buscó un nuevo matrimonio, esta vez la elección fue de su hermano César, siendo el elegido Alfonso D’Este, que era hijo mayor de Ercole D’Este, duque de Ferrara, que tenía 24 años.

Lucrecia tenía entonces veintidós años y se casa el dos de febrero de 1502 por poderes en el Vaticano. Esta boda se celebró con gran pompa, hubo hasta una fiesta taurina. Cuando terminó este espectáculo se celebró una fiesta intima donde participaron unas cincuenta hetairas, que fueron obligadas a bailar desnudas junto a los criados. En estas fiestas participaba muy activamente Lucrecia. Estuvo invitado en la boda Gonzalo Fernández de Castro, conocido como el Gran Capitán del ejército español, quien se encontraba en campaña militar en Italia y parece ser que fue uno de sus amantes.

Poco tiempo después partió hacia Ferrara para ya estar de forma continuada con su nuevo marido. Desde ese momento, ya nunca más volvería a ver a su padre Alejandro VI y a su hermano César.

Alejandro VI, muere envenenado, el 18 de julio de 1503, tomando una copa que estaba destinada a otra persona, tenía entonces 73 años. Esta situación de pérdida de poder, hizo que muchos de los enemigos de los Borgia se envalentonaran contra ella. El monje Savanarola fue muy crítico con el papado de Alejandro VI, al que calificaba como enemigo de Cristo, diciendo ”Yo os aseguro, in verbo Domine, que este Alejandro no es en absoluto Papa y no debe de ser tratado como tal”. Le acusaba de haber comprado el cargado y de no comportarse como un buen representante de Cristo en la Tierra.

César, perdido el poder, fue de prisión en prisión tanto en Italia como en Castilla y Aragón. Murió en combate alanceado el 12 de marzo de 1507, en Viana (Navarra) cuando tenía 31 años. Se encuentra enterrado en la iglesia de Santa María de Viana.

Lucrecia halló la tranquilidad en la corte de Ferrara, donde protege a muchos artistas del Renacimiento, haciendo de esta Corte un lugar de gran cultura consiguiendo que sea una de las más refinadas de la época. Se la conoce con el cariñoso apelativo de “buonna duchesa”. Alentó todo tipo de representaciones teatrales y espectáculos de danza. Entre los poetas que protegió, además de Pietro Bembo, destaca Ariosto, que publicó el conocido “Orlando furioso” y entre los pintores destaca Tiziano del que fue musa.

De este tercer matrimonio tuvo ocho hijos, de los cuales dos fallecieron en el mismo parto, así tuvo a Ercole II, Hipólito II, Alejandro, Leonor, Francisco e Isabella María siendo en el nacimiento de ésta última, cuando Lucrecia contrajo las fiebres que le provocaría la muerte el 24 de junio de 1519 cuando tenía 39 años.

Hay un hecho relevante en esta época y es que quiso traer consigo sus otros dos hijos vivos (había tenido anteriormente al actual matrimonio cuatro hijos, pero dos murieron al nacer), Rodrigo y Juan pero se encontró con la negativa de su marido, por lo cual ambos tuvieron que vivir con Isabel de Aragón.

Gobierna las posesiones de su marido durante los periodos de ausencia de éste. No se priva de la ostentación como forma de poder. Celebra grandes recepciones donde luce su mejor vestuario y sus excepcionales joyas. Sin embargo, Lucrecia es querida y admirada por sus dotes políticas y su caridad cristiana.

Lucrecia siempre mantuvo relaciones con su madre Vanozza y en sus cartas ésta siempre se despedía con “tu afortunada e infortunada madre”. Vanozza murió poco antes que la propia Lucrecia, lo cual le provocó una profunda soledad y tristeza.

En su primer embarazo de Alfonso D’Este, el niño nació muerto, lo que provocó una fuerte depresión y siguiendo los consejos de su marido se retiró a Regia para reponerse. Es ahí donde conoce a Francisco de Gonzaga, duque de Mantúa, que era al mismo tiempo su cuñado, con el que entabla una profunda amistad, acabando en una profunda relación amorosa. Cuando Lucrecia vuelve a Ferrara sigue la relación por medio de cartas siempre en clave.

También conoce a Pietro Bembo en una villa en las afueras de Ferrara por medio de Hércules Strozzi que era también un conocido poeta. Strozzi murió a manos de Alfonso por considerar que le ultrajaba como marido.

Retrato de Alfonso D’Este

Pietro Bembo era el embajador de Venecia en Roma, siendo un reconocido poeta que tenía una gran cultura y sensibilidad. Era diez años mayor que Lucrecia. Mientras que su marido era rudo, Bembo era todo lo contrario. La atracción entre ambos era más espiritual y platónica que practica. Esta relación se mantenía a través de cartas con claves secretas, como anteriormente había sucedido con Gonzalo.

Bembo escribió unos diálogos de amor “Asolan” que se los dedicó a Lucrecia. Era considerado un gran humanista. Con la llegada al Papado de León X, entra a formar parte de la diplomacia vaticana y llega a ser secretario del Papa, siendo nombrado cardenal.

Victor Hugo escribió en 1833 “Lucrecia Borgia”. Tragedia que utilizó Felice Romani para hacer la opera de Donizetti “Lucrezia Borgia” en el año 1834. Fue estrenada en Milán, en diciembre del mismo año. Posteriormente fue representada en París en el año 1840 y se levantó un gran escandalo, por lo que se prohibió a Victor Hugo realizar más producciones. Debido a esta censura se rescribió como La Rinegata, pasando los protagonistas de ser italianos a ser turcos, lo que posibilitó que se pudiera representar. También destaca Alejandro Dumas que escribió sobre Lucrecia

Lucrecia no fue mejor ni peor que cualquiera otra noble de la época. La podríamos definir como una mujer libertina, pero ni más ni menos que otras nobles como ella. Sin embargo, es muy llamativa su sumisión con respecto a su padre Alejandro VI y su hermano César, que es quizás lo más llamativo de esta historia. Sobre su leyenda negra sobre el incesto, históricamente es difícil decir si es verdad o no es, pues datos reales y demostrables no existen. En historia los cotilleos no sirven. Llama muchísimo la atención el libertinaje de los Papas, que producían un constante escándalo público.

Lucrecia Borgia ¿Libertina o sumisa?