miércoles. 24.04.2024
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Helen nace en Tuscumbia, en el estado de Alabama, el 27 de junio de 1880. Su padre Arthur era el dueño del periódico Tuscumbia North Alabamian. Había sido capitán en el ejército confederado durante la guerra civil norteamericana. Se había casado dos veces, la primera con Sarah Roser, pero enviudó y se volvió a casar con Kate Adams, que era veinte años más joven que él y con la que tuvo tres hijos, la primera, Helen y después Mildred y Philips. El matrimonio duro hasta la muerte de Arthur.

Su padre era como buen sureño, muy conservador y consideraba a los negros como seres no humanos. Sin embargo, su madre era de tendencia liberal.

Su familia tenía una buena situación económica, aunque ésta se deterioró con la derrota de la Confederación. Sus primeros años de vida transcurrieron en la grana “Yvey Green” situada en Tuscumbia, que había sido construida por el abuelo de Helen en el año 1820.

Halen nace bien, es decir sin ningún defecto, con capacidad de visión y de audición, y cuando tenía un año de edad comenzó a andar. Era capaz de hablar sin dificultades. Sin embargo, con la edad de 19 meses, Helen sufrió una enfermedad, que hoy día sigue siendo un misterio. Los médicos del momento le llamaron la enfermedad de “la fiebre del cerebro”, mientras que los médicos actuales consideran que sería una escarlatina o una meningitis.

Muchos estaban convencidos que Helen iba a morir, pero la fiebre empezó a disminuir y su familia pensó que iba a recuperar la salud. Pero de pronto, su madre notó que Helen no respondía cuando sonaba la campana para la cena o cuando pasaba su mano delante de los ojos de su hija no reaccionaba. Fue entonces cuando fueron conscientes que la enfermedad que había padecido le había dejado ciega, sorda y muda.

Esta nueva situación provoca que el carácter de Helen cambie y hace que se enfurezca con facilidad debido a que se siente diferente a otras personas, lo que está en el origen de sus ataques de rabia que le hacen romper platos y que tiene aterrorizados a los que vivían en su casa.

(Foto: Helen Keller a la edad de 7 años).

Helen pasa estos primeros años de su vida en la granja familiar, donde disfrutaba caminando y jugando con los animales. En estos primeros años no era capaz de comunicarse con su familia, aunque empleaba gestos para entenderse. Sin embargo, tanto su familia como Helen no se resignan con esta situación, y lo van superando a fuerza de voluntad y constancia.

Cuando Helen tenía siete años, ya empleaba sesenta signos para comunicarse con su familia. En sus primeros años, convive con la hija de la cocinera familiar, con la que jugaba diariamente.

Su madre envía a Helen a Baltimore para que la vea el médico especialista Julián Chisolum, recomendándole visitar a Alexander Graham Bell, que trabajaba en Washington con niños sordos. Este les manda al Instituto Perkings, que era una escuela para ciegos en Boston.

La directora del Instituto Perkings pidió a Anne Sullivan que tenía entonces veinte años, exalumna del centro, teniendo una discapacidad visual, que acompañó a Helen durante cuarenta años hasta su fallecimiento. De esta forma Anna Sullivan fue su profesora y su amiga de toda la vida. Se trasladan a vivir juntas en marzo de 1887, cuando Helen tenía siete años. Le ayudó a controlar su mal genio, enseñándole a leer, al principio con un alfabeto manual táctil y posteriormente con el método braille.   También aprendió a escribir de forma normal y a través del braille.

Al llegar a casa de Helen, Anne solicitó una habitación separada para facilitar su educación.   Comenzó a enseñarle a comunicarse por medio del deletreo de palabras en su mano. Con el paso del tiempo, aprendió a formar frases y deletrear por el mismo procedimiento algunas palabras y verbos.

Anne tuvo la regla educativa de dirigirse a Helen como a cualquier otro niño, con la diferencia de que en lugar de pronunciar palabras, las deletreaba en su mano. Si Helen era incapaz de hablar las palabras justas para la expresión de sus pensamientos, Anne las suplía o las respondía por sí misma.

Para Anne la repetición de las palabras era un mecanismo fundamental y le enseñó con gran dificultad a participar en conversaciones a través del deletreo de palabras en las manos.

Con el tiempo consiguió que Helen tuviera un deletreo fluido. El siguiente objetivo sería enseñarle a leer, para lo cual empleó pequeños cartones con letras en relieve con lo que ordenaba palabras formando frases cortas. Todo este proceso educativo fue de solamente tres meses, por lo que podemos hablar de una gran rapidez en el aprendizaje.

Ante estos avances, Helen comenzó a recibir clases de aritmética, zoología y botánica, aprendiendo a contar por medio de operaciones ensartadas por grupos.

El aprender a escribir y leer le fascinó a Helen, de forma que se dedicaba horas y horas a leer libros escritos en braille. Una de las primeras consecuencias de este aprendizaje fue que cambió el carácter de Helen siendo ya mucho más razonable y amable. También aprendió a leer los labios de las personas mediante el tacto, sintiendo el movimiento y las vibraciones.

En mayo de 1888, ambas se trasladaron a vivir al Instituto Perkings para ciegos en la ciudad de Boston. Ahí conoció a la noruega Ragnhild Kata que era sordociega y que había logrado hablar. Por ello, Helen se marcó el objetivo de hablar, pero su familia no quería, ante el temor al fracaso. Para ello, Anne y Helen se trasladaron a la Escuela de Sordos de Horace Mann, y su profesora Sarah Fuller utilizó el método llamado de Tadoma, por el cual presionando sus dedos sobre la garganta de Helen emitía un sonido, mientras que ésta miraba la forma y la posición de la lengua de Sarah Fulder tomaba al hablar y la imitaba.

Posteriormente se dedicó a estudiar Helen junto a Anne y profesores otras materias educativas con la ayuda de profesores particulares para que tuviera una buena educación.

(Foto: Helen Keller junto a Anne Sullivan en 1888)

En 1894, teniendo catorce años, Helen acompañada por Anne ayudó a los doctores Wright y Humason en la creación de una escuela para sordos en Nueva York, donde permanecieron dos años. En 1896, se matriculó en la escuela de señoritas de Cambridge en el estado de Masachussets, donde Anne le ayudaba en las tareas educativas y en la lectura de libros.

El sueño de Helen era llegar a la Universidad, cosa que sucedió en el año 1900, siendo la primera persona sordociega que alcanzaba la meta de llegar a la universidad. Sus estudios fueron en la universidad de Radcliffe y estuvieron financiados por el millonario y propietario de la multinacional petrolera Standard Oil, Henry Huttleston Rogers y su esposa Abbie, que conocían el caso por medio del famoso escritor Mark Twain, que tenía una gran amistad con Helen.

Los manuales que empleaba en la universidad debieron ser impresos en braille y sus profesores mantuvieron siempre una atención especial, sobre todo en aquellas materias que tenían especial dificultad como el algebra y la geometría.

En la universidad comenzó a interesarse por los derechos de los trabajadores al darse cuenta que la mayoría de ciegos pertenecían a las clases trabajadoras y que nunca tendrían la enseñanza que ella había tenido. Esto hizo que empezara a tener una ideología de izquierdas. Apoyando a los movimientos socialistas femeninos.

En el año 1903 escribió “la historia de mi vida”, que es su autobiografía con veintitrés años, para lo que contó con la ayuda Juan Albert Macy. Obra que fue traducida a más de cincuenta idiomas y se transformó en un clásico de la literatura. Su autobiografía forma parte del programa obligatorio de literatura de muchas escuelas en Estados Unidos.

(Foto: Helen Keller en 1905)

En 1904, se graduó con honores por la universidad de Radcliffe. Ese mismo año, tienen lugar dos acontecimientos importantes en su vida, en primer lugar, habla en público en la exposición de San Luis. En segundo lugar, se casa Anne Sullivan con Juan Albert Macy, que era socialista. Con él, lee la obra de H.G. Wells y la biografía de Marx y Engels. Al leerlos exclama “es como si hubiera estado dormida y despertara en un mundo nuevo”.

Helen se afilió al partido socialista, lo que provocó grandes críticas, llegando los periodistas a señalar “que no podía analizar objetivamente la política debido a su discapacidad”. Destacó en su crítica el periódico Brooklyn Eagle. Helen le respondió por carta a dicho periódico “en ese tiempo sus cumplidos hacia mi eran tan generosos, que me sonrojo al recordarlos. Pero ahora que apoyo al socialismo me recuerda a mí y al público que soy ciega y sorda y especialmente responsable de errar. Debo haberme empequeñecido en inteligencia desde que lo conocí… ¡Oh, ridículo Brookling Eagle!   Socialmente sordo y ciego, defiende un sistema intolerable, un sistema que es la causa de gran parte de la ceguera y sordera física que nosotros tratamos de prevenir”.

En este período de su vida se dedicó a dar charlas y conferencias a lo largo de todo el país, donde contaba y analizaba sus experiencias personales y su proceso de superación.

En el año 1914, Anne Sullivan y Macy se separan formalmente, sin embargo nunca se divorciaron.   Helen conoció a Peter Fagan, que le propuso matrimonio. Ante esta nueva situación amorosa para Helen escribió “su amor fue un sol radiante que brillaba ante mi impotencia y aislamiento”. Su familia muestra su disconformidad con dicho matrimonio, pues consideraban que la sociedad norteamericana de aquel momento histórico no estaba preparada para aceptar el matrimonio de una persona discapacitada.

(Foto: Helen Keller y Anne Sullivan)

En el año 1916, se une al Industrial Workers of the World y abandona el partido socialista porque era demasiado lento y no propone nada nuevo. Así mismo se une a organizaciones contra el racismo.

Helen se opuso a la participación de los Estados Unidos en la I Guerra Mundial. En 1917, se manifestó a favor de la revolución rusa y a las políticas de Lenin. En 1918 crea la unión estadounidense por las libertades civiles y apoya la candidatura a la presidencia norteamericana del socialista Eugene Debs, que se encontraba encarcelado por motivos políticos. Muestra su total desacuerdo con la política que desarrolla el presidente norteamericano Woodrow Wilson.

En 1918 se trasladaron Helen, Anne y Macy a Forest Hill, donde escribió varias libros “El mundo donde vivo”, “Canción del muro de piedra”, “Fuera de la oscuridad”, pero ninguno alcanzó grandes ventas.

(Foto: Helen Keller leyendo labios, enero de 1926)

En 1918 funda la organización Helen Keller International que se dedica a la investigación sobre la visión, la salud y la nutrición.

El escritor norteamericano Francis Trevlyan Miller tiene la idea de hacer un documental sobre la vida de Helen. Su rodaje se hizo en el estudio cinematográfico de Brunton bajo la dirección de George Foster Platt. El director  contó con la colaboración de Polly Thomson para que se pudieran entender Helen y el directo. La película era muda y se tituló Deliverance, siendo estrenada en 1919.

Anne Sullivan, su amiga durante cuarenta y nueva años muere en 1936, después de estar en coma un largo periodo de tiempo con Helen siempre junto ella. La muerte de Anne supuso una grave pérdida para Helen que ya en 1929 decía “ofrezco una súplica  temblorosa al Señor porque si ella se va, voy a quedar realmente ciega y sorda”.

Helen viaja a Japón en 1937 donde conoce la historia del perro Hachiko del que queda especialmente impresionada. Plantea la posibilidad de tener un perro de la misma raza que era akita inu. El gobierno japonés le regaló uno y le llamo “kamikaze-go”, pero poco después murió. Nuevamente se le regala un perro de esta raza, que era hermano del anterior Kensan-go. Su cariño por estos perros queda reflejado en estas palabras de Helen “nunca sentí la misma ternura por cualquier otro animal doméstico. Él es amable, sociable y confiable”.

Entre los años 1946-1957 recorre el mundo para explicar su vida. Estos viajes fueron financiados por el Departamento y la Fundación Americana para ciegos.

En 1948, visitó Hiroshima y Nagasaki que habían sufrido las bombas nucleares y formaba parte de su campaña de oposición a la guerra siendo recibida con un gran clamor popular en estas ciudades.

También visitó a los soldados que habían perdido la vista como consecuencia de la II Guerra Mundial, a los que animó.

En el año 1954, Helen participa en el documental “Helen Keller in her story” que fue dirigido por Nancy Hamilton, obteniendo el óscar al mejor documental largo.

En 1957 se realiza “la trabajadora milagrosa” donde se enseña cómo fueron las primeras formas de comunicación de Helen cuando era una niña, siendo la primera aparición en la televisión de Helen.

Helen sufre a lo largo de 1961 varios derrames cerebrales que le obligan en la práctica a retirarse de la vida pública. En 1964 a pesar de sus dificultades acude a la ceremonia donde recibirá la Medalla Presidencial de la Libertad que le fue impuesta por el presidente Lyndon B. Johnson.

Helen muere el uno de junio de 1968 cuando tenía ochenta y ocho años, en su residencia de Easton en el estado de Conneticut. Fue incinerada en Bridgeport. Se ofició su entierro en la catedral nacional de Washington y sus cenizas fueron colocadas junto a las de Anne Sullivan y Polly Thomson. Poco antes de morir dijo “en estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha”.

Llaman la atención algunas frases suyas como:

“Mantén tu rostro hacia la luz del sol y no verás la sombra”.

“Lo que alguna vez hemos disfrutado, nunca lo perderemos. Todo lo que hemos amado profundamente se convierte en parte de nosotros mismos”.

“Las cosas más bellas y mejores en el mundo, no pueden verse ni tocarse pero se sienten en el corazón”.

Una luchadora contra la discapacidad: Helen Keller