martes. 16.04.2024
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La polis de Esparta, antes de Licurgo, tenía un régimen de poder acaparado por la nobleza, igual que sucedía en otras ciudades griegas. Era un sistema, donde era práctica habitual la existencia de intrigas, envidias y altercados.

Todos los miembros de la nobleza aspiraban a conseguir más autoridad de la que ya poseían. Si seguimos algunas crónicas, Esparta vivía en un continuo desgobierno y con continuas luchas intestinas. Por eso, ven la alternativa de Licurgo, que había despreciado el poder absoluto respetando así la herencia de su sobrino.

Darían el paso decisivo con la aceptación de las leyes de Licurgo en el siglo IX. Éste conformaría un código coherente y normas que hicieron de la sociedad espartana un experimento social comunitario y militarista. 

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Licurgo dibujó una civilización, donde se subordinarían todos los intereses privados al bien público, con la imposición de una estructura de base militar, en la que sólo se criaban niños fuertes, que pronto dejaban los cuidados de sus padres para formarse en academias, los “homoioi”, los iguales.

Cuenta Indro Montanelli en su “Historia de los griegos” que Licurgo logró imponer sus leyes gracias a una estrategia suicida: tras hacer jurar a los espartanos que las acatarían hasta su regreso, se quitó la vida al salir de la ciudad lacedemonia para asegurar su aplicación permanente.

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Cuando Esparta era apenas una sombra de lo que había sido un día, y con el poder romano sobre toda Grecia, los lacedemonios todavía continuaban siendo fieles al legado de Licurgo. Como curiosidad, en el siglo II era vista como una rareza por los romanos, que iban de turismo a conocer tan extraños hombres.

Nada quedó tras la conquista y destrucción de Esparta paradójicamente por otro pueblo germano, los godos de Alarico en el siglo IV. No tenían muros ni defensas más allá de sus agrestes montañas, convencidos de que su ejército era invencible. El nuevo Estado helénico aprobó en el siglo XIX por ley reconstruir Esparta como recuerdo de lo que un día fue. Las ruinas son pobres y escasas, como los mismos espartanos.

Licurgo, como estamos viendo, fue un legislador de Esparta, acerca del cual se ha discutido, desde la Antigüedad, cuál fue el momento histórico en el que vivió; incluso no resulta claro determinar si fue realmente una figura histórica.

Licurgo era hijo de Eunomo, rey de Esparta y hermano de Polidecto, que reinó después de su padre. La viuda de éste ofreció a Licurgo que se casase y reinase con ella; pero éste rehusó, contentándose con ser el tutor de su sobrino Carilao, hasta que llegado a la edad requerida subió al trono, que fue en el año 870 a. C. A pesar de su noble y austera conducta fue calumniado, y se ausentó de Esparta.

Vivió parece ser, entre los siglos VI y IX a. C. Estableció la reforma de la sociedad espartana de acuerdo con el Oráculo de Delfos. Gran parte de la constitución de Esparta se atribuye a Licurgo.

Fue citado por los grandes historiadores antiguos, como Herodoto, Jenofonte y Plutarco. Jenofonte dijo: “Él no imitó a las otras ciudades, sino que concibió cosas incluso opuestas respecto a la mayoría de ellas: así hizo a su ciudad particularmente afortunada”.

Muchos historiadores creen, que Licurgo fue el responsable de las reformas comunalistas y militaristas que transformaron la sociedad espartana en la segunda parte del siglo VII a. C., denominada Gran Retra o Constitución espartana.

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Los principios sobre los que se fundan las reformas que se le atribuyen fueron:

-       La subordinación de todos los intereses privados al bien público.

-       La imposición de una estructura social modelada sobre la vida militar, en la que la educación de los jóvenes estaba encomendada al propio Estado.

-       La obligación de sobriedad en la vida privada. Se puede expresar en tres ámbitos: buena educación, menosprecio de la riqueza y amor a la patria.

Se le atribuye el pensamiento de que “Lo importante de las leyes no es que sean buenas o malas, sino que sean coherentes. Solo así servirán a su propósito”.

Viajó para estudiar las leyes y costumbres de otros países. Al regresar de sus viajes dio Licurgo a los lacedemonios leyes justas, severas y sabias, aunque entre ellas las hubo que merecieron justa crítica, como fue la que ordenaba matar a toda criatura que naciera con alguna imperfección en su cuerpo.

Una vez que consiguió implantar su pensamiento en la ciudad, partió para Creta, en donde se quitó la vida, dejando encargado que se echasen sus cenizas al mar, temiendo que si su cuerpo fuese trasladado a Esparta, los lacedemonios no se creyesen ya ligados por el juramento que se habían hecho, de que seguirían con sus leyes, hasta que Licurgo no volviera a Esparta.

La Constitución de Esparta o la Gran Retra

Tras la conquista de Mesenia en el siglo VIII a. C., la principal preocupación de los dorios, ahora reconocidos como espartanos, era la conformación de la primitiva Ciudad Estado, y la amenaza que representaba una rebelión por parte de los mesenios.

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Licurgo decidió fortalecer la autoridad de los ciudadanos de Esparta para sofocar cualquier posible rebelión. Licurgo afirma que:

“La exitosa campaña contra Mesenia no sebe su éxito a los ricos aristócratas, que cabalgan egocéntricamente sobre sus enormes caballos; no, fueron los ciudadanos del común, los valerosos campesinos y soldados espartanos; que no tenían el dinero suficiente para comprar un caballo, en cambio; su poco dinero sólo les servía para comprar una lanza, una espada y un Hoplon; son ellos quienes se merecen todos los honores”.

Los pensamientos de Licurgo se plasmaron, como vemos, en una nueva constitución, que tenía un carácter militar y comunal 

La Gran Retra es la ley fundamental, que regía a los espartanos. Fue instituida tras finalizar las guerras mesenias a finales del siglo VIII a, C. Esta constitución tiene por objetivo:

  • La administración de los ilotas y mesenios recién esclavizados.
  • El establecimiento y reconocimiento de los migrantes dorios como nuevos habitantes de Esparta.
  • Establecer un estado de carácter comunal y militarista espartano.

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Para llevar a cabo esa igualación entre nobles y pueblo llano, se distribuyó la tierra en parte iguales, entregando una porción a cada uno de los ciudadanos de Esparta. Los varones tuvieron entonces prohibido todo tipo de trabajo, que quedó en manos de los ilotas, esclavos dedicados a cultivar las tierras y hacer los trabajos más duros. Una clase intermedia, los periecos, ni esclavos ni ciudadanos de Esparta, se encargarían del comercio necesario para la polis.

La Constitución conocida como Gran Retra probablemente nunca fuera escrita, pues debió elaborarse a lo largo de las guerras mesenias, que hicieron entrar en crisis a la aristocracia y a la ciudad entera. A fin de garantizar su subsistencia, se instituyó la “eumonia” o igualdad de todos ante la ley, con el propósito de eliminar privilegios y descontentos.

A diferencia de Atenas, la eumonia espartana era sinónimo de una enorme disciplina. Todos los miembros de la ciudad tenían que hacer sacrificios, tanto la corona como la aristocracia y el pueblo.

El sistema de Licurgo busca una simbiosis, en la que coexistieran los diversos sistemas políticos conocidos en el ámbito griego: la monarquía tiene dos reyes, la oligarquía se establece una “gerusia” o consejo de ancianos, la tiranía con el consejo de gobierno de los “eforos” y la democracia hay una asamblea popular.

Estas reformas permanecerían en vigor durante la mayor parte de la historia espartana.

Debemos destacar varios aspectos de la reforma:

Respecto al poder público:

  • La mayor parte de los poderes políticos y administrativos de Esparta estaría en manos de la Gerusia, también llamada “la justicia de los viejos”, dirigida por hombres mayores de sesenta años de edad, quienes tendrían rápida comunicación al Oráculo de Delfos y tomarían cualquier decisión que atañera al conjunto de la ciudadanía espartana.

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  • Esparta no tendría un único rey, sino dos reyes, es decir, una diarquía, aunque se desconocen las razones originales que motivaron esta reforma. Ambos participaban en las decisiones internas, tendrían los mismos derechos y su autoridad sólo podía ser cuestionada o revocada por la aristocracia.
  • Los reyes de Esparta recibían una educación igual a los demás espartanos, pero tan pronto finalizaban sus estudios recibía la instrucción necesaria para ocupar el poder.

Respecto de los ciudadanos varones

  • Todo ciudadano espartano nacía para la guerra, para proteger el Estado y viviría en equidad con todos los ciudadanos de Esparta.
  • Todo ciudadano espartano vestiría una túnica roja y llevaría el cabello largo para que se le identificase como tal.

Las mujeres espartanas

Las mujeres espartanas se educaban para poder formar un hogar:

  • Eran educadas para poder educar a la próxima generación de ciudadanos espartanos.
  • A la misma edad que los hombres, toda mujer espartana ingresaba en la comuna para poder ocuparse de la crianza.
  • A los doce años las jóvenes se convertían en espartanas, podían formar relaciones con los hombres y podían formar una familia.

f13Los esclavos

Los esclavos eran considerados indignos en la sociedad espartana y de acuerdo con las leyes de Licurgo:

Un verdadero espartano es el máximo ser humano; un espartano es tan digno que no necesitaba criar ganado, cosechar verduras, hornear panes, ni hacer prendas ni vasijas; esas tarea las harán los hilotas”.

Otras leyes

Otras leyes que formaban parte de la constitución espartana destacaban el carácter comunal de esta sociedad:

  • Todos los ciudadanos de Esparta, mujeres y niños, que no residiesen en la comuna, debían presentarse tres veces al día en un comedor comunitario, donde la comida se servía por los ilotas.
  • Menciona Plutarco en su Tratado segundo, que era una de las tres ordenanzas de Licurgo, denominadas rhetrae, donde se establecía que las puertas, así como sus marcos y los de las ventanas, y los techos de todas las casas se hiciesen utilizando únicamente sierra y hacha, con ninguna otra herramienta. Se imponía así la austeridad y sencillez, manteniendo lo superfluo alejado de la vida cotidiana.

Veamos algunos aspectos del pensamiento de Licurgo.

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COMO ERA EL SISTEMA EDUCATIVO

El sistema de gobierno espartano puede clasificarse como totalitario, ya que regulaba todos los aspectos de la vida de las personas.

El Estado determinaba si el niño debía vivir, en función de que tuviera algún defecto físico o necesitara cuidados especiales. Para determinar si estaban sanos y fuertes, los bebes eran sometidos a una inmersión en vino. Los varones eran examinados y si tenían alguna deformidad se les arrojaba al vacio en un barranco del Taigeto, la cumbre que dominaba el valle del Eurotas, para así no manchar el nombre de Esparta.

Los padres tampoco decidían la educación de sus hijos, pues era el Estado el encargado de ejercerlas. Al alcanzar los siete años, los niños eran arrancados de sus casas, a donde prácticamente no volvían, para ser concentrado en grupos de unos sesenta miembros, donde aprenderían a obedecer ciegamente. Su vida era tan agreste que marcará su camino en el futuro. A estos grupos se les llamaba agela, que litoralmente significa rebaño.

Ese era el momento en que comenzaba el proceso de aprendizaje, donde se les enseñaba: lectura, escritura, música y poesía. Especialmente. su educación iba encaminada a cultivar el cuerpo, disciplinarse en las artes de la guerra, soportar los castigos más crueles, las mayores privaciones y desarrollar un lenguaje parco y austero.

f11Escena de cortejo pederasta en una ánfora griega del siglo V a.C.

Se fomentaba la máxima competitividad y se endurecía el cuerpo y la mente. Así por ejemplo, se les obligaba a andar descalzos. Se ejercitaban físicamente siempre desnudos y se les castigaba con el látigo. Se buscaba fortalecer su moral y el compañerismo.

Los primeros años de vida de un espartano

Se consideraba en Esparta que todo ciudadano le pertenecía y correspondía al Estado, por lo que a lo largo de su vida los espartanos cumplían siempre una labor diferente en la sociedad

Desde que nacía, se le debía enseñar al niño espartano los aspectos de la sociedad. Epicuro afirmaba que:

“Todo niño debe ser formado desde un principio para ser parte de la élite espartana; así que: nada de pañales, nada de lloriqueos, ni siquiera zapatos; todo espartano debía tener buen comportamiento y debe demostrar carácter y valía desde su nacimiento”.

En la comuna no se servía comida. Por el contrario, se le enseñaba al joven espartano a escabullirse para robarle a los campesinos hilotas y así, de este modo desarrollar su sigilo. También se le enseñaba a volver a la comuna para no ser castigados.

f10Jacques-Louis David – Licurgo estudio para mostrar los ancianos de Esparta su rey Artistica di Stampa (60,96 x 45,72 cm)

Si un joven espartano era atrapado fuera de la comuna, sería enjuiciado de acuerdo a las leyes de Licurgo: “A un espartano no se le castiga por el delito de robar, puesto que, si no es capaz de robarle dos panes a un campesino, cómo podría entrar en un campamento enemigo”.

Dentro de la comuna, los espartanos tenían que defenderse solos, especialmente de los otros jóvenes, que iniciaban un pleito que por lo general terminaba en la muerte a golpes de uno de los jóvenes.

A partir de los doce años un joven espartano podía conseguir pareja.

La graduación

Cuando cumplía veintiún años, el joven ya era considerado como un legítimo ciudadano espartano y se graduaba de la Agogé:

Con veintiún años, el espartano debía someterse a una última prueba: se enviaba a los estudiantes más destacados a lo largo de su instrucción en la comuna a las montañas del occidente de Lacedemonia, armados con una lanza y una daga. Tenían que regresar a Esparta con el cadáver de un hilota, para demostrar de este modo su identidad.

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A los dos graduados más exitosos de la comuna se los enfrentaba entre sí. Quien sobreviviese sería honrado con una posición en la guardia personal de 300 hombres de los reyes.

Tras graduarse

El resto de su vida un espartano formaba una familia y tenía total control sobre los esclavos. Toda su vida se dedicaría a su función militar hasta cumplir 60 años, cuando pasaba a formar parte de la aristocracia.

Cuando cumplían catorce años, iniciaban el servicio militar preliminar, que duraba hasta los veinte años. El servicio militar propiamente dicho comenzaba a los veinte años y duraba hasta los treinta. Con treinta años obtenían todos los derechos ciudadanos. Ya con esa edad había pasado veintitrés años durmiendo en compañía de hombres, por lo que era habitual que surgieran fuertes vínculos homosexuales entre ellos.

Entre los treinta y sesenta años estaban como en una reserva militar, no obstante eran llamados frecuentemente a las armas. Estaban obligados a comer diariamente junto a su grupo militar en este periodo, que se denominaba syssitia, lo que pretendían era fomentar la solidaridad y el espíritu de colaboración, lo que hacía era confirmar la consolidación de las prácticas homosexuales.

Cuando cumplían los sesenta años quedaban libres de todas sus obligaciones militares y podían vivir como quisieran. Era el periodo del reconocimiento y en algún caso la de ejercer los grandes cargos en el aparato del Estado de Esparta.

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Este sistema social totalmente militarizado hacía, que la demografía fuera uno de los grandes problemas, porque la mayoría de los hombres no se casaban antes de los treinta años. También comprobaremos, que en otras culturas la mujer se casaba a los quince/dieciséis años, mientras que la mujer espartana lo hace más tarde, alrededor de los veinte años. Esto provocaba que la población espartana, que fueran ciudadanos, no sea muy numerosa.

Se tomaron medidas para solucionar la escasez de varones, pues muchos morían en las guerras. Se plantea como aumentar la tasa de natalidad, ya que en determinados momentos históricos, se puso en peligro la propia supervivencia de Esparta.

La ciudad se sostenía por la existencia de un gran número de personas que no eran ciudadanos. La mayor parte eran periecos que eran hombres libres, pero sin derechos y después estaban los hilotas (esclavos, extranjeros…), mientras que la clase dominante disminuía en número.

f7Tanto periecos como hilotas vivían para garantizar la subsistencia y libre disponibilidad de los espartanos. Estos, jamás se manchaban las manos con otra cosa que no fuera la sangre, vino o la resma de las palestras. Es decir, los espartanos vivían para atender las necesidades del Estado en lo relativo al ejército, la administración y sobre todo la educación.

La inmensa mayoría de los matrimonios eran tardíos, y provocaba que muchos espartanos fueran reacios al matrimonio. El Estado ofrecía fuertes incentivos para casarse y gravaban con elevados impuestos a los solteros. Premiaba fiscalmente aquellos que tuvieran más de tres hijos.

Los espartanos tenían una moral sexual que llama la atención aún hoy en día. No había prejuicios ni escándalos en Esparta. Las jóvenes se exhibían desnudas ante los varones. La mayoría de los ciudadanos tanto hombre como mujeres eran bisexuales porque, si bien la homosexualidad era normal, el matrimonio era prácticamente obligatorio.

A los que no se casaban se les humillaba públicamente haciéndolos dar vuelta a la plaza por no dar hijos a la patria. Conceptos tan actuales en el mundo moderno como celos y adulterio no existían en esta sociedad. No estaba mal visto que ambos cónyuges mantuvieran otras relaciones, e incluso convivieran con sus maridos y amantes en el mismo hogar.

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Uno de los aspectos que más llamaba la atención de los otros helenos cuando visitaban Esparta, era la conducta de las mujeres y su igualdad social con los hombres.

Las mujeres jóvenes disponían de mucho tiempo, por lo cual también se entrenaban para participar en los juegos deportivos. De ahí que las mujeres espartanas fueran famosas por la esbeltez de su figura. Esto era debido a las prácticas deportivas que realizaban, lo que favorecía además su papel de madres.

Participaban libremente en los torneos atléticos, a la par que el hombre y en muchos casos competían con ellos. Peleaban por ejemplo completamente desnudas, de esta forma se facilitaba la libertad de movimientos del cuerpo. Hubo muchas mujeres atletas que se lamentaban de no poder participar en los Juegos Olímpicos con los hombres.

Las espartanas no dependían del hombre. Una mujer extranjera preguntó a la mujer del famoso Leónidas ¿Por qué entre todas las mujeres, sólo las espartanas dominaban a sus hombres? La respuesta de la esposa de Leónidas fue contundente “será porque sólo nosotras parimos verdaderos hombres”.

Las espartanas no se casaban de acuerdo con la voluntad de sus padres, sino con la suya propia. Los padres no tenían nada que opinar respecto al hombre que ellas elegían.

Como hemos visto anteriormente, lo hacían a los veinte años, es decir, muy posterior a la edad de las mujeres de otras culturas. En otras culturas lo habitual era que el matrimonio fuera impuesto y se les casaba inmediatamente desde el mismo momento que pudieran concebir.

f5“Leónidas en las Termópilas” de Jacques-Louis David, (Museo del Louvre, París)

Las espartanas se dejaban raptar por el hombre que elegían y, después de eso, las relaciones entre ellos se alargaban una larga temporada, durante la cual cada uno vivía en su casa. Los encuentros eran secretos, breves y en completa oscuridad, sin mediar tiempo de convivencia, para mantener sus cuerpos siempre deseosos. Plutarco decía de las relaciones espartanas “recientes en el amor, por dejar siempre en ambos la llama del deseo y de la complacencia”.

Aunque la pareja tuviera hijos, la consagración del matrimonio ocurría bastante más tarde, es decir cinco años después del inicio de la convivencia, etapa está en la cual estaba prohibido a las parejas pasar la noche juntos. Como vemos, los encuentros se efectuaban en la más completa oscuridad.

Licurgo, que fue el que diseñó la forma de Estado espartana, pensaba que estas eran las normas más adecuadas para mantener vivo el deseo de una pareja. Los hombres no podían comer con sus esposas, que de este modo hubieran podido seducirlos por el paladar. Los espartanos comían siempre con sus compañeros de armas.

Esa relación amorosa a veces duraba tanto, que había hombres que eran padres sin haber visto jamás a su mujer a la luz del sol. No se les exigía dote y la ley reconocía su igualdad, hasta el punto de que les estaba permitido legalmente tener amantes.

Una mujer joven, casada con un hombre mayor, podía llevar a su casa a su amante joven si lo deseaba para lograr una mayor reproducción. Si una mujer casada se interesaba por otro, por considerarlo mejor dotado que su marido, podía solicitar la autorización del marido para concretar una relación con propósitos reproductivos. Como compensación las esposas aceptaban, que sus maridos tuvieran amantes de un sexo u otro, incluso dentro del hogar.

f4Dos figuras: un maestro y su discípulo en una vasija espartana. (Staatliche Antikensammlungen, Múnich, Alemania)

Un hombre mayor, enamorado de una mujer casada, podía obtener, si ella lo aceptaba, el permiso de su marido para visitarla con una asiduidad convenida.

Las espartanas tenían voz en las Asambleas políticas y podían recibir la herencia de sus padres cuando ellos morían, de manera que existían en Esparta muchas mujeres acomodadas, que vivían su vida con plena libertad.

El papel de la mujer espartana estaba definido por la costumbre de la matrilinealidad, es decir, transmitían el linaje y los bienes por vía materna. Esto hizo que la mujer espartana fuera la administradora de los recursos económicos de cada familia. Por eso, la vida de la mujer espartana tenía unas características únicas que, para el resto de los griegos era una abominación.

Mientras en Atenas la mujer era analfabeta, salvo las hijas de las familias aristocráticas y las hetairas, en Esparta existía la educación tanto para niños como para niñas hasta la edad de los catorce años a cargo del Estado. La mujer espartana sabía leer y estaban obligadas a conocer las leyes por las que se regían.

f3Estatuilla de un hoplita espartano

La pederastia en Esparta era vista como una forma de adiestramiento militar e incluso se ha planteado que la relación entre alumno y maestro era del tipo casto, aunque también tuviera un componente erótico. La pederastia estaba aceptada como una práctica habitual entre los aristócratas. Sin embargo, la homosexualidad entre hombres adultos despertaba en muchas ocasiones comportamientos homófobos.

El mundo espartano era muy criticado desde la perspectiva ateniense. Jenofonte describió estas prácticas espartanas con gran repugnancia, pues consideraba a la esposa como una de las posesiones masculinas, carente de voluntad propia, que debía permanecer relegada entre las cuatro paredes del gineceo durante la mayor parte de su vida.

La posibilidad de establecer una igualdad entre los sexos, era visto por los atenienses como un signo de debilidad de los hombres. Si seguimos a Aristóteles, los pueblos guerreros tendían a dejarse dominar por las mujeres.

Hay una leyenda que dice, que cuando la duración de un conflicto duraba más tiempo del esperado, se mandaba a los guerreros más jóvenes que regresaran a la ciudad, mientras el resto seguía luchando. A los hijos nacidos el año siguiente se les llamaba “hijos de la guerra”.

Veamos un discurso educativo de Licurgo, que nos dará una idea del pensamiento espartano.

“Un día Licurgo fue invitado en cierta ocasión a hacer una exposición teórica sobre la educación. El sabio aceptó la invitación,, pero pide un plazo de seis meses para preparar la materia que habría de desarrollar en su disertación.

Tal requisito causó gran extrañeza entre los solicitantes, pues todos sabían de su capacidad y condiciones de hablar en cualquier momento y cobre cualquier tema o asunto, aunque fuese de manera improvisada. Por eso mismo, lo habían invitado.

Transcurridos los seis meses, Licurgo compareció ante la asamblea. Todo era expectación. Los asistentes sabían que no iba a defraudarlos. Se ubicó el sabio en la tribuna y, a una orden suya, entraron de inmediato varios criados portando cuatro jaulas, en cada una de las cuales había un animal: dos liebres y dos perros, todos separados.

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A una señal previamente establecida, uno de los criados abrió la puerta de una de las jaulas y una pequeña liebre, blanca, salió corriendo espantada. Luego, otro criado abrió la jaula en la que había un perro, que salió en desesperada carrera a la captura de la liebre. La alcanzó con la destreza que cabe a un galgo lebrero, destrozándola rápidamente.

La escena fue dantesca. Los corazones parecían saltar del pecho. La violencia con que el perro había dado zaza y destrozado a la liebre, había golpeado ciertamente la sensibilidad de todos los allí presentes. Nadie conseguía entender lo que Licurgo pretendía con la exhibición de tal agresión

Mientras los miembros de la asamblea se debatían en una mezcla de perplejidad y conmoción, Licurgo permanecía en silencio. De su boca no salía palabra alguna. Se limitaba tan solo a observar atentamente a la concurrencia.

f1Los perros de Licurgo

Ante el asombro de los asistentes,, vuelve a repetir la señal establecida y la otra liebre es liberada. Tras lo cual, manda soltar el otro perro. El público apenas contenía la respiración. Los más sensibles llevaron las manos a los ojos para no ver la repetición de la muerte bárbara del indefenso animalito, que corría y saltaba.

En el primer instante, el perro embistió a la liebre. Sin embargo, en vez de destrozarla, la toca con la pata y ella cayó. Luego, le ayuda a ponerse de pie y se pone a jugar. Para sorpresa de todos, los dos demostraron una tranquila convivencia, saltando de un lado para otro.

Entonces, y solamente entonces, Licurgo habló.

“Señores, acaban de asistir a una demostración de lo que puede la educación. Ambas liebres son hijas de la misma matriz, fueron alimentadas igualmente y recibieron los mismos cuidados. Así, igualmente, los perros. La diferencia entre ellos reside, simplemente, en la educación”.

Prosiguió vivamente su discurso exponiendo las excelencias del proceso educativo. “Si se ha podido hacer con animales con solo dominar su instinto, cuánto más no se podrá hacer con los hombres”.

Licurgo de Esparta