jueves. 28.03.2024

El libro ¿Dónde está nuestro pan? (Marciano Sonoro Ediciones, 2020) está formado por tres relatos ambientados en la cuenca berciana del río Tremor y en el municipio cepedano de Villagatón, en la más septentrional de las tres provincias leonesas.

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Abel Aparicio, autor del libro

El título de la obra es tomado de su primer relato, ¿Dónde está nuestro pan?, basado en la protesta en octubre de 1941 de un numeroso grupo de mujeres en Torre del Bierzo. Después de llevar casi quince días sin que les abastecieran de las raciones de pan que les correspondían mediante la cartilla de racionamiento, treinta y nueve mujeres se dirige primero a la panadería del pueblo y posteriormente al ayuntamiento.

La protesta se encuentra con la oposición del alcalde, un importante empresario minero. Será el panadero de la localidad quien tenga que averiguar la causa de falta de harina para fabricar el pan. El grupo de mujeres tendrá que defender su posición, ante un posible juicio en el que las fuerzas del régimen franquista no se lo pondrán nada fácil. Los cortes de pelo, el aceite de ricino, la tortura e incluso el fusilamiento ronda por sus cabezas.

Torre del Bierzo, como nudo ferroviario y zona minera, acogió a varios trabajadores de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, conocida como Norte. Estos trabajadores y sus familias provenían de la zona que permaneció fiel a la República y, como represalia, fue enviada a este rincón del noroeste. Serán fundamentalmente las mujeres de zona “roja” las que animen al resto a reivindicar el pan que les corresponde.

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Torre del Bierzo

El segundo relato, de título Tren 485, relata el asalto al tren por parte de unos huidos (refugiados en El Páramo, paraje situado en el entorno del Lago de Carucedo) que en octubre de 1939 transportaba una importante cantidad de dinero dirigida a Galicia. El lugar elegido para el asalto se sitúa entre los túneles 5 y 6 del puerto de Manzanal, entre las estaciones de Brañuelas y La Granja de San Vicente.

En este relato también se produce la voladura del puente de la vía férrea de Valbuena de la Encomienda durante los primeros días del golpe de Estado de julio de 1936 para evitar el paso hacia el Bierzo de un convoy de militares.

Este relato describe, basándose en la causa judicial que se encuentra en el Archivo Intermedio Militar Noroeste ubicado en Ferrol, tanto los interrogatorios llevados a cabo por la Guardia Civil en los pueblos cercanos como la vida previa de los asaltantes. Los motivos que les llevaron a huir de sus pueblos al estallar el Golpe de estado y la vida que llevaban en el monte.

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Punto exacto del asalto

En el tercer y último relato, que lleva por título La línea, suceden dos historias paralelas que se van contando en capítulos alternos.

En la primera, una abuela y su nieta viajan en la actualidad desde Bilbao hasta Brañuelas y desde aquí hasta Almagarinos. Este recorrido lo emprenden con motivo del homenaje que le van a brindar Aurora por el centenario de la línea de baldes que trasportaba el carbón desde la cuenca del Tremor hasta el carguero de Brañuelas. Desde allí dicho carbón sería enviado por ferrocarril a diversos lugares de la península. Durante el viaje se relata la investigación sobre una trama de corrupción que está llevado a cabo la nieta en la capital vizcaina.

La segunda historia refleja la persecución, huida, represión y vuelta a Almagarinos de una familia de dicho pueblo. Las revueltas mineras en esta localidad en 1933 y las posteriores de principios de 1936 fueron la condena de esta familia una vez empezada la contienda, aunque recordemos, en esta zona no hubo frente de guerra. En la huida del valle del Tremor y el regreso a Almagarinos, el relato se centra en la única mujer que se encontraba en ese grupo.

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Carboneras en la línea de baldes

El fusilamiento producido el 4 de agosto de 1936 en la conocida curva de la Retuerta aparece con mayor y menor importancia en los tres relatos, destacando la amistad que uno de los asaltantes al tren del segundo relato tenía con el jugador de la Ponferradina José Gallego Redondo, fusilado en ese fatídico punto.

Para finalizar y como suele destacar el autor, “demasiadas veces se nos olvida que no todos los héroes llevan capa, que también hay heroínas y mineras, que viene a ser lo mismo. Intentemos aprender de su lucha y dignidad”.

¿Dónde está nuestro pan?