martes. 16.04.2024
NUEVATRIBUNA.ES - 15.6.2010

(Comienzo y acabo esta crónica el 25 de mayo de 2010)

Que pase el tiempo permite la ventaja de la fabulación, no en el sentido más apócrifo que suelen utilizar aquellos que no entendieron que la biografía está en la base de la historia: petulantes que ignoran los pequeños placeres epicúreos, inseguros cuyo sostén primordial es diluirse en la consideración de otros, resentidos que enarbolan la envidia como un argumento irrefutable de la razón -la suya claro está- y tantos otros… Si no en el sentido narrativo, sí en el flujo que hace mixtura entre los acontecimientos y las palabras, en frases que con la memoria hacen isomorfismo y generan el conocimiento, incluso de aquello de lo que fuimos testigos o actores directos. La estulticia de la mentira envuelta en una verdad dejémosla a aquellos que no tienen voluntad de poder como amor, tutti quelli che non sono Condottieri…

Nadie podrá refutar, por muy diversos que sean los narradores o las segundas voces que relatan lo que escucharon, que hubo y fueron nuestros unos días en Cerdeña, que existió un motivo para el largo viaje tan clásico como el que impelió a Alejandro de Macedonia más allá de Persia: lo desconocido, el reto y el riesgo de la aventura, il sonno dello strepito della gloria…

Es extraño cruzar fronteras donde los papeles sustituyen a nuestros cuerpos, donde los cuerpos no atraviesan líneas imaginarias sin la incorporeidad de los documentos; es extraño no ser cuando estás porque no están los papeles, así que estar es no ser porque ser es cuando no estás, es decir, enajenado en una identidad ajena y de papel y plastificada. Recuerdo que por breves instantes alguno comenzó un proceso de trasparencia, -imaginaos la velocidad de la desaparición teniendo en cuenta la irisación y el pigmento de su piel- y a punto estuvo de volatilizarse si el azar no hubiese puesto en su camino a la benemérita y su temida eficacia, que por bula del destino favoreció a un extranjero -para ellos- que ya lo era de sí mismo. Su proceso de recoloración le devolvió la dignidad del negro. Ma cerchiamo l'invisibilità, sparire come Pasavento, quell'ultimo esercizio dell'intelligenza ed ironia…Volamos, es cierto, pero no en el mismo tiempo, jamás en el mismo cielo, descendíamos en la noche a la misma tierra, nosotros, aunque olvidados, siamo gli isolani, o dire meglio gli isolati, come un'eresia antica ed ermetica…

La cena frente al Mar de Cerdeña, nocturno y lleno de aromas que abandonan el batir invernal de las olas… Mesa de encuentro y realidad, de un aserto, de probar con la boca la certeza del lugar y sus nombres, al modo en que los sentidos hacen acopio de la vida la noche antes de la batalla, cuando descubrimos que no hay edades privilegiadas para la experiencia, que al alba cada uno de nuestros nombres será único y que la aureola es para las civilizaciones. Certo è che nessuno dà (e meno dona) quello che non ha. Che siamo chi siamo per i che sono stati, civiltà...

La mañana. Siempre las mañanas y el brotar del día, tan ontológicas y diáfanas, tan vacías en la luz que cupieron las esperanzas de generaciones. La mañana del dos de mayo de dos mil diez. Hacía calor, la humedad se pegaba a la piel y el aire era denso, de negro y rojo y no por homenaje a Stendhal. Frente a los sardos fuimos ordenados como cohortes romanas, en
ocasiones caóticos como españoles frente a la carga de los mamelucos, fuimos sardos entre sardos, siempre en formación deconstruida y americana. Se oía: vos, viste, pasála pibe, recordando-té, la concha… Y vencimos, venció la diáspora y la mezcla, venció el declive de los iguales, y ganó una batalla la diferencia. De haber perdido, se hubiese dado la misma
victoria. Paradoja de lo igual cuando se sabe diverso. Era un simulacro, el juego necesario entre los diferentes, para aguardar con coraje la guerra contra los totalitarios que abominan de la pluralidad y sus individualidades. L'amicizia come valore etico tra gli esseri umani…

La comida alcanzó la épica de los banquetes griegos, la saciedad de los romanos, el paladar dio cobijo a gustos y palabras, risas y salivaciones, vino y mirto… Ricordate tutto quello che non ha modo di essere contato: lumache, melanzane, cinghiale, agnello, patate al forno, maialino, ravioli, l'odore delle erbe fresche… Salsicce e carne arrosta ed il vino di Natale, centro di chi c'accolsero.

Recorrimos la costa entre risas y meteorologías comentadas, cambiantes a rachas, e imaginamos burdeles de estancias sin techo, donde hermosas mujeres recitaban partes llenos de varas isométricas y latitudes bajo cúmulos grises de un norte alemán. Y de algún modo la belleza de las inclemencias sobre los amantes desconocidos nos hizo líricos, elocuentes
viajeros al borde del mar, de donde emergían pieles de irisado turquesa, silentes sirenas que divisamos huidizas desde la tierra acantilada. Nessuno si gettò, pietrificati per la Gorgona… Abbiamo bisogno di aiuto di un Perseo, fu la sete quello che ci restituì alla terra.

El regreso, cuando inevitablemente nadie es quien partió, y algunos disfrazarán en la rutina y las traiciones lo que ya son o dejaron de ser. Cuando los amores de nombres ideados son los más fugaces y dulces, aunque la promesa sea el olvido. Cuando se comienza la edad del recuerdo y nos pertenecemos y la historia nos hace suyos. Cuando cruzamos fronteras sin
ser vistos, como el salitre en el aire, perdido para siempre lo perdido, restituito il sollievo dell'orizzonte…

Conservemos una memoria intransferible, propia. Le es necesaria a la vida la intimidad. No es preciso elevar la claridad hasta hacernos opacos a nosotros mismos. Hay cosas que pertenecen al silencio de nuestra memoria, al sentir acerbo de los intrusos que viven de la vida de otros, a nuestra singularidad en la que habitaremos cuando ya nada sea posible. Nel tempo dei papaveri ed il grano…

Alejandro Tarantino, el "profe"

La magia de la distancia