jueves. 25.04.2024

La Desaparición del Perseverante

JAVIER FERNÁNDEZ
La editorial Dilema publica las obras completas de Miguel Suárez con el titulo de “La voz del cuidado” 1970-1995, con prólogo de Antonio Méndez Rubio y epílogo de Jean Yves Beirou. Miguel Suárez, premio Hiperión y Leonor de poesía entre otros...

NUEVATRIBUNA.ES - 25.7.2010

...nació en Vera de Bidasoa. Formado en León y habitante de Valladolid, Soria y Suiza es, sin lugar a dudas, uno de los mejores poetas vivos en lengua castellana gracias en parte a esa movilidad geográfica y a una trayectoria vital desarrollada en unos tiempos de gran significación para este país y para las personas que los vivieron con los ojos bien abiertos.

Es de una oscura transparencia la poesía de Miguel Suárez, muy marcada en cada libro aquí recogido (entre otros “Nombrando el Porvenir”, “Luz de Cruce” y poemas sueltos) por el momento en que estos se desarrollan y por la situación personal del autor, en el ámbito de una perspectiva global histórica, incluidos los criterios políticos del poeta.

Especialmente las vivencias en el Valladolid de los años 70, cuando aún no había llegado el Marco Autonómico, ni José Maria Aznar, ni siquiera el Partido Popular, en una ciudad muy viva y abierta con grandes movimientos obrero, estudiantil y vecinal en donde el PSOE prácticamente es un partido minoritario, superado incluso en presencia por los grupos Troskistas en los que Miguel Suárez milita, atento y participante en los acontecimientos, cada vez más ligado a un movimiento cultural emergente que dará sus frutos en los años posteriores.

En ese clima se desarrolla un grupo de escritores que, aunque diferentes entre ellos, colaboran con publicaciones colectivas como las revistas literarias Un Ángel Mas y el Signo del Gorrión o las Ediciones Portuguesas editadas por el propio Miguel que, en una acertada pirueta, por entonces se hacía llamar Miguel Lastres. Grupo del que forman parte, entre otros, Gustavo Martín Garzo, Esperanza Ortega ,Olvido García Valdés, con conexiones hoy más bien impensables por aquello de los nuevos localismos con Aníbal Núñez en Salamanca, Ildefonso Rodríguez en León o Tomás Salvador en Ávila.

Destaca Miguel Suárez en expresar con su poesía, que se mueve entre la precisión y el misterio, desde amores y anhelos casi adolescentes pero que acaban marcando toda una vida, la recuperación de una infancia en un pueblo de montaña sin falsas nostalgias, acertando en la exposición de la dureza del entorno y de la propia vida en los años 50, la asunción de la historia familiar menospreciada en la adolescencia, incluidos desconocidos antepasados, hasta la vida de emigrante, todo ello cruzado por los numerosos amores -unos más reales que otros- vividos por el poeta, en los que se considera ganador/perdedor como en casi todas las facetas de su vida incluida la de poeta.

La lucidez en explicar las pérdidas -todo es pérdida, viene a decir su poesía- está marcada por la impotencia para hacer triunfar los valores que tan al alcance de la mano parecían en un principio: la amistad, la solidaridad, la auténtica libertad, el amor sincero y sobre todo la transformación social, el cambio de los poderes dominantes y de la dictadura económica por una especie de entendimiento y alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura.

Sin embargo, siempre hay un lugar para la recuperación. El eje que significa en la escritura de Miguel “La Perseverancia del Desaparecido”, precisamente el libro por el que recibió el premio Hiperión, intenta la reconstrucción desde los restos de lo que quedó, desde el valor que mantiene lo vivido e incluso lo perdido y expresa la necesidad imperiosa de trabajar por ello, pues en el fondo en esa sucesión de pérdidas y recuperaciones es en lo que consiste nuestra vida.

La poesía de Miguel de Suárez es clara para todos aquellos que tengan el sentimiento de que las cosas no están hechas del todo, de que incluso en la sensación de plenitud existen vacíos, de que siempre falta un punto para lograr lo que queremos, de que a la escalera le falta el último peldaño. Sin desesperanza, con realismo, y con el impulso necesario para seguir la cuesta arriba, con el bagaje personal de cada uno y la compañía del tiempo que nos ha tocado vivir, con el peso de nuestros contemporáneos -aunque todo ello parezca excesivo- es la única manera de subir la cuesta y llegar a la meta.

Miguel Suárez vive hoy solo. No hace mucha vida social, excepto la que le proporciona alguna novia ocasional. No escribe, salvo lo imprescindible. Sigue leyendo a los clásicos de siempre y a los clásicos del marxismo. Mantiene una lucidez envidiable en la caracterización de lo que está ocurriendo en la política y en la sociedad española. Es la continuidad lógica a una vida desarrollada con atención a lo que le ha rodeado y a una obra literaria en la cumbre de la expresión poética en castellano.

Javier Fernández - Sindicalista











 

La Desaparición del Perseverante